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El escritor Juan Goytisolo , fallecido el pasado junio en Marrakech, recibió hoy en esta misma ciudad marroquí un homenaje póstumo de amigos, críticos literarios y traductores que resaltaron el carácter universal de la obra del último de los grandes heterodoxos españoles.
Goytisolo (1931-2017), al que horrorizaban los fastos de la cultura y los homenajes, tal vez no habría aceptado en vida un homenaje en el que cerca de veinte personas tomaron la palabra para elogiar sus cualidades humanas y literarias y reconocer su contribución decisiva a poner en el mundo Marrakech y su famosa plaza de Yemaa al Fna.
Los actos, que duraron todo el día, estuvieron organizados por el Instituto Cervantes y la Embajada de España en Marruecos.
El ministro de Cultura de Marruecos, Mohamed Laaraj, que abrió los actos de homenaje en el suntuoso palacio Al Bahia, subrayó que Goytisolo "eligió establecerse en la cultura del Otro, lo que le granjeó el respeto universal", en referencia a su elección de Marrakech como el lugar donde pasó casi la mitad de su vida.
El alcalde de Marrakech, Mohamed Larbi Belcaíd, resaltó por su parte que el escritor "conoció de cerca la vida de la gente humilde, lejos de los escaparates de la ciudad", razón por la que muchos lo conocían cariñosamente como "ammi Juan", el tío Juan.
También la arabista Lola López Enamorado, amiga personal del autor y que durante años transcribió al ordenador los textos que se obstinaba en escribir con bolígrafos "bic", subrayó que Goytisolo "daba lo mejor de sí cuando se encontraba rodeado de gente sencilla" de la medina de Marrakech y del Café de France de la plaza, donde cada tarde se tomaba un té rodeado de gente corriente.
López Enamorado desgranó numerosas anécdotas para ilustrar su aversión a la fama y la lisonja, como cuando un presidente mexicano de paso por Marruecos quiso visitarlo y él dejó dicho: "Ya sabe dónde encontrarme, en el Café de France", y a las 7 de la tarde unos funcionarios desplegaron una alfombra roja en la plaza y hasta su mesa del café para que por allí caminara el presidente.
"No era huraño, era sencillamente tímido", aclaró la arabista, quien subrayó su "obsesión" por dar protección a su "tribu", como él llamaba a la familia de Abdelhadi, su fiel compañero en los últimos años, el hermano de este y sus tres hijos.
Rabea Buzineb, traductora y amiga de Juan, no dejó de mencionar una de las paradojas del escritor: "Era capaz de interesarse por la educación de los hijos de unos amigos analfabetos y al mismo tiempo olvidar cuántos hijos tenían sus propios hermanos", señaló, parafraseando a Monique Lange, con quien Goytisolo estuvo casado muchos años.
También hubo lugar para el Goytisolo escritor, y la crítica Mercedes Montmany lo definió como "el único escritor español verdaderamente internacional durante muchos años, sumamente conocido en toda Europa", que trató y fue amigo de nombres como Carlos Fuentes, Susan Sontag, Orhan Pamuk o Tahar Benjelloun.
"Insobornable, inquisidor constante contra el aburguesamiento, maestro de gran generosidad con los jóvenes, comprometido con sus causas sin ceder un ápice": esas palabras de Montmany fueron repetidas de una u otra manera por todos los ponentes a lo largo de la jornada y en las varias mesas redondas que se fueron sucediendo.
El traductor de Goytisolo al árabe, Ibrahim Jatib, no dudó en señalar al catalán como uno de los tres únicos escritores en español verdaderamente conocidos y reconocidos por el público árabe, junto a Cervantes y a Lorca.
Este reconocimiento se lo debía Goytisolo a su compromiso con causas del mundo árabe y musulmán (la guerra de Chechenia, el cerco de Sarajevo) y su curiosidad intelectual irrefrenable sobre un mundo árabe que él creía que entroncaba con la mejor tradición española.
Y sobre el Goytisolo más político, también tuvo unas palabras la novelista y amiga Nuria Amat, quien no tuvo dudas en que Goytisolo "estaría firmando manifiestos contra el referéndum" porque se sentía "un antinacionalista en todos los sentidos".
Amat dijo que Goytisolo, como ella misma, era "un renegado", hijo de una familia burguesa catalana que terminó "enamorado de la lengua castellana".
Pero por si quedaba alguna duda del carácter inasible de Goytisolo y su horror a ser encasillado, Amat recordó las palabras del escritor: "Para los catalanes, somos castellanos; para los castellanos, somos catalanes; para España soy un afrancesado, para Marruecos un nasrani (cristiano) y moro en todas partes".
sc