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En enero de 1982 Mario Lavista lanzó “Pauta. Cuadernos de teoría y crítica musical” que sería su proyecto editorial musical más acariciado, un espacio que el próximo año cumplirá cuatro décadas de vida y en el que el destacado compositor mexicano fallecido este jueves -4 de noviembre- puso alma, corazón y vida; una publicación alrededor de la cuál han estado músicos, compositores, musicólogos, críticos musicales, pero también narradores, poetas y artistas visuales porque Lavista creía en el diálogo artístico.
“’Pauta’ fue un espacio de reflexión único tanto para los especialistas en musicología como para quienes buscaban ahí noticias, pero también para recrear la música desde otras artes que es algo que a él le gustaba particularmente, admiraba profundamente a los poetas que encontraban misterios en la música y a los narradores que escribían historias a partir de los enigmas musicales, entonces este diálogo entre las artes que es tan necesario y que no siempre se establece él lo propuso continuamente en las páginas de ‘Pauta’”, afirma Juan Villoro .
El escritor cuenta a EL UNIVERSAL que él estuvo cuatro años en “Pauta” como jefe de redacción en sustitución de Guillermo Sheridan y encontró en la revista una verdadera escuela pues Mario convocó a personas de las más distintas disciplinas a celebrar la música.
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“Mario le pedía a los pintores que diseñaran pentagramas imaginarios y a los poetas que escribieran en relación con sus compositores favoritos. A mí en lo personal Mario me enseñó que la literatura es una forma silenciosa de la música, porque él siempre ponía el acento en el ritmo de las palabras, en lo que se oía en la mente del lector cuando estaba entrando en contacto con un texto literario”, asegura Villoro.
Luego de afirmar que Mario Lavista fue una persona extraordinariamente culta, muy cordial que le dio oportunidad a mucha gente y muy generoso, Juan Villoro apunta que “Pauta” fue una empresa heroica, una revista especializada que no tenía un mercado claro, pero que Lavista sostuvo gracias a su entusiasmo y su prestigio, por ello espera que en su memoria “esta revista pueda continuar porque realmente ha ocupado un papel muy significativo en la vida cultural mexicana”.
Esa misma petición hace el poeta Hernán Bravo Varela , “creo que si en algo puede abonar el muy sentido deceso de Mario es en que la revista se mantenga viva, se conserve su legado, se digitalice para las próximas generaciones, pero no sólo, que continúe con el mismo programa de trabajo y que se refuercen todos los vínculos que se establecieron en esa revista entre compositores, ejecutantes, musicólogos, críticos y escritores. Ojalá que el INBAL le tienda la mano a este proyecto que fue una de las pasiones de Mario”.
El colaborador de “Pauta” asegura que para el propio Mario Lavista la revista era un órgano importantísimo no sólo de divulgación de la música sino un puente, una especie de confluencia editorial entre diversas artes, una revista no sólo de divulgación musical sino de creación literaria al servicio y también bajo el signo de la pasión de la música de concierto.
“A diferencia de muchos divulgadores de la música y musicólogos que solamente ven en el área de su hiperespecialización el centro de saberes que corresponde a su disciplina, Mario era un convencido absoluto del poder de la creación y de la imaginación literarias para iluminar el propio oficio del músico, ya fuera del compositor o del ejecutante. A mí siempre me fascinó y me sorprendió esa consideración de Mario que además inevitablemente lo atraía a discusiones más allá de su área de expertis”, afirma Bravo Varela .
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El poeta reconoce que todo abonaba para el muy fructífero diálogo que Mario Lavista tuvo con la literatura mexicana, y muy particularmente con la Generación de Medio Siglo gracias a la Casa del Lago, con José de la Colina, Salvador Elizondo, Tomás Segovia y muchos, pero también con generaciones muy diversas de escritores de toda índole genérica.
“A Mario, que era un lector además voraz e inquieto, siempre le preocupó mantener esa comunicación completamente horizontal en un perfecto acuerdo entre colegas probablemente no de disciplina pero sí de afinación sentimental, espiritual e intelectual”, asegura el poeta, quien solicita a Lucina Jiménez, directora del INBAL y a la Coordinación de Música del propio Instituto para que la revista continúe viva.
“Tiene que seguir existiendo no sólo para honrar la memoria, el legado y la obra de Mario sino como lo que es, una publicación única en su género en América Latina”, señala Hernán Bravo Varela sobre “Pauta”, la revista que nació cuando hablando Lavista con Carlos Chávez sobre la ausencia de revistas musicales en México, éste le respondió: "si usted quiere que haya revistas de música, haga una. Nadie la va a hacer por usted. No hay de otra".
melc