convierte en un paseo de estatuas de los cientos de mujeres, niños y hombres que desaparecen todos los días, lo hace en una novela cuyos protagonistas sobreviven en una Ciudad de México que existe como en una realidad distópica que se desarrolla en 2025; personajes que se relacionan con el mundo a través de sus propias heridas, pues los tres personajes cargan un dolor muy diferente, pero los tres tienen una especie de herida que es un secreto que han tratado de ocultar y con ese intento de ocultar la herida lo único que han conseguido es amputar una parte de su propia humanidad.

“Para mí la novela es el recorrido de estos personajes buscando esa humanidad que les ha sido quitada, con mayor éxito, incluso, diría que algunos con muy poco éxito, en realidad. Pero que están en la búsqueda dentro de una sociedad en la viven violencia desde su propia casa”, señala la autora de la novela “ ” (Seix Barral, 2022), que tiene como eje central la búsqueda en la que se mete una profesora universitaria tras el rastro de una joven a la que ama, y teniendo como escenario una ciudad gris y violenta, y como vía un culto religioso que se ha establecido en la ciudad.

"Mar de piedra" de Aura García-Junco, exploración de la violencia estructural y cómo se replica
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Foto: Seix Barral

“Cuando comencé a escribir la novela, la problemática que estaba empezando a ser mucho más notoria era el de los feminicidios; en 2016 empezó a hablarse muchísimo de todas estas mujeres que morían a manos de hombres que supuestamente las amaban, y eso creo que nos activó muchísimo a un sector muy amplio de mujeres jóvenes de la ciudad y comenzaron a gestarse todos estos movimientos más organizados y olas feministas, pero además ya veníamos cargando, desde 2006, todo el peso de la llamada guerra contra el narco, las desapariciones que de ahí surgieron, los asesinatos masivos, etcétera, y cuando empecé a escribir esta novela era algo que nos afectaba muchísimo a todo el mundo”, cuenta García Junto.

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La autora que ha sido considerada por la revista “Granta” como una de las mejores escritoras de su generación, asegura que todo ese contexto violento y de desapariciones en México lo tenía presente y sin que se propusiera escribir una novela sobre el tema, era algo que le dolía pero no lo quería enfrentar de manera directa, “a mí lo que me interesaba era crear una historia de una mujer que buscaba a alguien a quien amó mucho, y con una relación un tanto inasible, una relación difícil de clasificar y por lo tanto muy dolorosa.

“Y conforme fui escribiendo la historia, que escribí desde impulsos muy intuitivos pues no era tan racional el asunto para hacer una novela de crítica social, busqué voces y la voz que se formó primero es la de Sofía que es el personaje principal de la novela y esa voz venía cargada de las preocupaciones que tenía yo en ese momento, pero en realidad no es que era posible evadirlo porque era lo que estábamos respirando todos los días”, afirma la también autora de “Anticitera”.

Reconoce que hay un telón de fondo y no tan de fondo de desapariciones, la de esta avenida Madero cubierta de estatuas de personas que ya no están y en su novela está una desaparición en el centro de todo, una desaparición que tiene muchas interpretaciones a lo largo de la novela, pero que al final fue más que nada una consecuencia del propio dolor que estamos cargando en conjunto, como sociedad, pero no un detonante tan exacto.

“Al final yo sí me considero una persona muy política, no me considero apolítica en absoluto y eso va a acabar estando presente en lo que escribo, en el libro anterior ‘El día que aprendí que no sé amar’ sí tenía un interés muy genuino en el tema, pero también tenía una propuesta de debate político común, de debatir el amor desde una perspectiva política emocional, y en este libro, me llevó ahí la situación que estábamos viviendo; o sea, estaba empezando a ser cada vez más intensos los discursos de la violencia machista, no solamente los feminicidios, pero también pensaba en las mujeres”, afirma.

Aura García-Junto asegura que Sofía, su personaje central, es complejo porque también ejerce violencia, es decir, no solamente es una víctima colateral de la desaparición de una querida amiga suya, sino que ella ejerce violencia tanto como la recibe, porque así somos, “no somos entes unilaterales que sólo somos víctimas o victimarios, eso me parecía una exploración de la violencia que me interesaba mucho hacer, no solamente estructural sino como recae en el individuo toda esta violencia y cómo la replica”.

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De ahí que para ella era muy importante tener tres personajes muy diferentes, tanto en su visión del mundo como en sus experiencias vitales; “creo que esta es una novela que si bien tiene como centro una investigación que es a la vez una reconciliación de Sofía con la ausencia de Eloísa y con la situación tan dramática de haber perdido a alguien sin una explicación mediante y con la impotencia de que eso conlleva, también es una novela muy de personajes; la interioridad de los personajes, cómo se relacionan con el mundo a través de sus propias heridas”.

Todo conlleva a que “Mar de piedra”, sea una metáfora impactante de un mundo petrificado por el egoísmo y la violencia, y de cómo, aun entre la piedra y el asfalto, florece la vida y el amor, pues en esta ciudad distópica y gris, la historia relata las aventuras desventuradas de una profesora universitaria, un alcohólico en recuperación y una joven furiosa que reniega del destino.

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melc