La, titulada “” (Almadía, 2024), es un retrato de la , jóvenes con problemas para llegar a fin de mes, para tener una casa propia, para salir de casa de los padres, para plantearse un proyecto de vida independiente por una razón socioeconómica que no tienen dinero porque no tienen buenos contratos. Pero a ese contexto social y económico, en la novela, se suma que las protagonistas son parte de una generación con problemas neurodiversos y pertenecientes a comunidades quuer, lésbica o gay.

Montse Bizarro (Barcelona, 1993) relata la relación tóxica y autodestructiva de dos chicas, Mar y Lorena, quienes viven inmersas en la drogadicción, las relaciones rotas y el vacío existencial, con crisis de ansiedad y depresión profundas, pero también entre fiestas y desintegración familiar. El retrato nace de una historia personal, de una relación bastante tóxica. “Quise pues sacar un poco todo este dolor de esta relación y escribir para procesarlo, integrarlo, para comprenderlo mejor, o sea, por un lado, a mí me interesaba mucho la complejidad de los vínculos y las relaciones sociales que pueden ser complicadas, y quería analizar esta complejidad psicológica de una relación tóxica”.

Su interés es también saber por qué los jóvenes mantienen ciertas relaciones, que muchas veces no los hacen felices, pero en las que existe un componente un poco de obsesión, de intentar salvar a otra persona, de no abandonarla en momentos difíciles, a pesar de que ese intento de intentar salvar al otro, quizás, ellos o ellas se terminan también destruyendo.

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“Me interesaba también incluir a personajes que siempre han estado mucho en los márgenes, que no han tenido un papel central en la literatura, que a veces han tenido algún papel secundario, pero nunca han sido protagonistas de nada, estos personajes neurodivergentes, con problemas de salud mental, del colectivo queer, con diferentes tipos de traumas o con familias desestructuradas. Quería darles este papel central, están basados en historias que yo conozco, en amigos, en conocidos, porque yo también tengo problemas de salud mental, soy neurodivergentes, soy del colectivo, queer, y estoy bastante cerca de todas estas historias. Quería darles un poco de protagonismo”, afirma Bizarro.

A la también activista y trabajadora en asociaciones de apoyo a personas neurodivergentes, le era muy importante expresar que hay personas que la están pasando mal, con el fin de que la gente sepa que existen. “Yo lo he visto mucho en la generación Millennials, pero también es bastante universal, quería que otras personas pudieran también sentirse identificadas; creo que cualquier persona al final puede haber atravesado un vínculo o una relación tóxica, tanto de amistad, de pareja o familiar incluso, y no haber sabido cómo gestionar eso, porque no nos dan herramientas, no nos enseñan cómo transitar esos momentos tan duros; o incluso cualquier persona puede pasar un momento de depresión, ansiedad o atravesar momentos dolorosos en los que se sienta solo”.

Montse Bizarro partió de la historia personal y cercana con el tema también del alcohol o de las drogas, para plantear como existen personas que no tienen otras herramientas o simplemente quieren evadirse porque están sufriendo mucho, “es un poco toda esta desesperanza porque no tienes otras herramientas y no ves un futuro prometedor, que disfruta simplemente el día a día sin pensar en nada más, porque en el exterior no ves nada a lo que puedas aferrarte. Es una crítica implícita, pues los jóvenes quizá no están viendo cómo pueden construir un futuro más bonito o más sano”.

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Apunta también que igual que las protagonistas, como otras personas neurodivergentes, sufren muchas discriminaciones a lo largo de la vida, enfrentan muchos prejuicios y mucho estigma, que al final lo que hace, tanto en la escuela como en otras relaciones en el mundo laboral, es que hay mucha violencia contra las personas diferentes, “esto es lo que hace muchas veces que tengas una autoestima más frágil, que te cueste poner límites, que tengas dificultades para relacionarte con la gente y de alguna manera te puede hacer más vulnerable a este tipo de abusos o este tipo de violencias, obviamente siempre la culpa siempre va a ser de la persona que maltrata, la persona que trata mal, pero sí estás vulnerable, es fácil que otras personas puedan aprovecharse un poco de eso”.

Su propuesta con la novela es que generar conciencia entre la sociedad y hace un llamado porque dice que se pueden hacer muchos cambios, por ejemplo, seguir divulgando y seguir concientizando para que la gente sepa exactamente qué implica tener ansiedad o qué implica ser una persona autista, que implica tener la neurodivergencia, y en ese camino derribar mitos y estereotipos.

“Explicar cómo pensamos, cómo procesamos y cómo nos pueden ayudar a estar mejor. Hay un trabajo de divulgación muy importante, y mejorar las adaptaciones, por ejemplo, hay muchas personas autistas que no llegan a la universidad y no es porque no quieran o no sean capaces de estudiar, sino porque el sistema no está adaptado a su forma de aprender. Entonces puede haber adaptaciones en las escuelas, que los trabajos sean más accesibles, las entrevistas de trabajo, que no pesen tanto las habilidades sociales, que muchas veces es un problema para personas neurodivergentes, haciendo que los trabajos sean entornos más agradables, por ejemplo, habilitar  una sala del silencio para personas que son sensibles al ruido; hay un montón de medidas que no son muy costosas, ni son muy difíciles, pero que no se tienen en cuenta y que al final poquito a poco van marginando a personas que son distintas y que no se pueden adaptar al sistema tal y como está montado”, concluye Bizarro.

melc

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