IBBY México no logró reunir los 10 mil dólares que pretendía alcanzar con su campaña de donación titulada #YDePasoNosLeemos, con la que busca instalar una biblioteca comunitaria para niños migrantes en Tapachula, Chiapas; sólo logró recaudar cerca de 2 mil 800 dólares; sin embargo, el proyecto que cuenta con el apoyo de la Unicef está en marcha y ya preparan cuatro maletas viajeras con las que arrancarán.

La propuesta original era capacitar a 30 personas de la comunidad como mediadores de lectura que trabajen en duplas y sean responsables de los espacios de lectura; contar con un acervo de 400 ejemplares de libros literarios e informativos para público infantil y juvenil, con la intención de que niñas, niños y adolescentes con sus familias hagan uso de esta biblioteca; y crear maletas en las que se puedan transportar pequeños acervos para llevar lecturas a espacios públicos.

“¿En qué estamos en Tapachula?, estamos capacitando a un grupo de personas, hay un grupo de jóvenes universitarios, hay mediadores que han tenido experiencia con los libros y personas de algunas organizaciones civiles que ya trabajan con migrantes y que les interesa promover la cultura y, especialmente, la lectura a través de un espacio en la comunidad”, afirma Malena Durán, una de las capacitadoras más experimentadas que trabajan en este proyecto.

“Y de paso nos leemos”, el proyecto de bibliotecas comunitarias en Tapachula, tiene varios objetivos, asegura Durán, el primero es formar comunidades lectoras, es decir, dar cobijo a esta población que migra para abrir espacios de expresión, promover una cultura de lectura entre niños, niñas y adolescentes.

“El segundo objetivo es sensibilizar a la población originaria de Tapachula, sobre la problemática de los migrantes, enfatizarles que se mueven no por la aventura, sino porque están buscando mejores condiciones de vida y muchas veces su condición de movilidad se debe a la violencia, a la persecución, hay jóvenes de 12 y 13 años que han viajado solos; algunos migrantes incluso ya son residentes en México, guatemaltecos y haitianos que se han instalado en colonias como Lindavista”, señala Malena.

“Y de paso nos leemos” será un espacio de encuentro de la población migrante y de la población originaria para que puedan dialogar a través de sus historias. En este momento se encuentran en el proceso de definición de los lugares donde se instalarán los bunkos, que son estas pequeñas bibliotecas comunitarias, eje del trabajo de IBBY México.

“Estamos en proceso de decisión de en qué espacios, pensamos uno con el Centro Fray Matías de Derechos Humanos, que es un albergue; otro con un grupo de universitarios de pedagogía; uno más podría ser una chica que es mediadora de lectura y tiene su sala de lectura. Lo que vamos a hacer es un proyecto que se llama maletas viajeras, vamos a armar cuatro paquetes de 400 libros, con 100 libros en cada maleta para hacérselos llegar a los cuatro proyectos más avanzados”.

La idea es ampliar el proyecto. Lo que harán con estos primeros cuatro espacios es hacerles llegar las maletas y estar cerca de ellos un año. “Unicef nos apoyó para la capacitación de los mediadores, en esta campaña que hizo IBBY nuestra meta eran 10 mil dólares, se reunieron 2 mil 800 dólares, pero a la par de esta recaudación en efectivo, tres editoriales van a donar libros”.

Las cifras son alarmantes. A diario ingresan a México cientos de migrantes en busca de un futuro mejor; gran parte de ellos son menores de edad que están en constante riesgo de secuestros, explotación sexual y laboral, además de ser discriminados y silenciados. A ese sector se dirige IBBY México, una asociación civil mexicana que desde hace 40 años se dedica a la formación de lectores como estrategia de desarrollo personal, y que concibe a la lectura como un refugio para que incida de manera positiva en estos niños y sus familias.

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