Oaxaca de Juárez.- A más de un año y cinco meses de que estalló el conflicto laboral del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) -originado desde la primera quincena de abril de 2020, cuando lo trabajadores dejaron de cobrar su salario- el recinto sigue sin recibir recursos públicos desde 2019. Y, por tanto, la Asociación Civil Amigos del MACO, que encabeza Rubén Leyva, no ha cubierto los adeudos.
El museo, fundado por Francisco Toledo en 1992, está cerrado desde el 24 de marzo de 2020. Al principio se debió a la emergencia sanitaria, luego por el conflicto laboral que llevó al desalojo y el cierre indefinido del museo. Hasta hoy, los empleados continúan exigiendo sus pagos, mientras que la asociación realiza un proceso de auditoría interno.
Ante la situación, los trabajadores iniciaron un proceso de demanda por violencia laboral, pero, dicen, está detenida debido a la pandemia. Aunque se celebraron al menos tres audiencias en la Junta de Conciliación, no hubo acuerdos y la asociación intentó desconocer a los empleados.
Mingüer explica que también se han iniciado tres denuncias penales de parte de los trabajadores ante la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) por el desalojo con violencia de uno de los empleados que mantenían una guardia para evitar el cierre del museo, así como por “discriminación” porque en varias ocasiones se “privó de la libertad” a trabajadores que permanecían haciendo guardia.
Los señalados por la presunta responsabilidad son los integrantes de Amigos del MACO, efectivos de la Policía Auxiliar Bancaria (Pabic) y personal de la Secretaría de la Cultura y las Artes de Oaxaca (Seculta), según consta en las carpetas.
Temen siembra de anomalías
Mientras los empleados continúan exigiendo el pago de sueldos pendientes, así como de sus prestaciones, Amigos del Maco busca dar la vuelta a la página y retomar las actividades del museo desde cero.
La asociación creó nuevas cuentas de redes sociales en las que ha informado que el museo está en auditoría y que se alista para abrir sus puertas. De acuerdo con los empleados, en sustitución de Cecilia Mingüer fue nombrado como director el artista plástico Oliver Martínez Kandt, quien además es señalado por participar en el conflicto.
La directora asegura que la auditoría podría tratarse de una “simulación” y los trabajadores temen que la asociación pueda “sembrar” irregularidades con el objetivo de evadir los pagos y justificar el cierre del museo y la violencia ejercida contra la plantilla laboral.
Además, la asociación informa que el museo se prepara para la próxima reapertura y que habrá una “reestructura institucional” el próximo año, cuando se cumpla el 30 aniversario del recinto.
La resistencia
Los meses que han pasado desde el estallido del conflicto laboral ha desgastado a los trabajadores. En un principio eran 19 los empleados considerados como afectados, pero uno de ellos desistió de las acciones para exigir sus derechos laborales. Tras el desalojo del 10 de abril, desistieron cuatro más y posteriormente, dos más; Once empleados continúan reclamando los pagos.
“Desconozco si ellos recibieron su pago, creo que llegaron a un acuerdo menor, con la promesa de ser recontratados.Hay personas que han trabajado por más de dos décadas en el museo. También creo que les dio miedo el desalojo y tuvieron temor”, acota Cecilia.
Según cálculos de los afectados, hasta el mes de abril, el adeudo, sólo a los trabajadores, alcanzó el 1.5 millones de pesos.
Cecilia recuerda que en un principio, se tenía la confianza de que el gobierno del estado absorbería los gastos, pero no fue así. En julio de 2020, buscaron reunirse con la asociación para buscar recursos y liquidar los adeudos, pero únicamente se presentó el presidente, Rubén Leyva, y el vocal, José Villalobos.
Sin recursos
La cadena de situaciones que mantiene al MACO cerrado se resume en la falta de recursos públicos para operar, pues aunque no es un espacio administrado por el gobierno de Oaxaca, sí recibe donaciones estatales. Ante el conflicto, el gobierno estatal argumenta que se trata de una situación administrativa en la que el personal no entregó las comprobaciones necesarias para justificar los gastos; sin embargo Mingüer apunta que hasta hoy, no han terminado de recibirles las comprobaciones de 2019.
Desde lo recibido en ese año, el recinto a cargo de la Asociación no ha accedido a recursos del gobierno de Oaxaca, que dona anualmente un fondo extraordinario de 4 millones de pesos sólo para actividades culturales, según se estipula en el contrato. Esto no se cumplió y por ello no se le han entregado más recursos.
Hace dos años el museo recibió presupuesto por última vez de parte de la Secretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca (Seculta); los 4 millones de pesos del ejercicio fiscal 2019 fueron otorgados en dos exhibiciones de 2 millones cada una, desde entonces los recursos no han sido comprobados por éste. Ello eliminó la posibilidad de que en 2020 y en el curso del 2021 recibiera fondos estatales, y pone en peligro la permanencia del recinto cultural el cual, según la asociación, planea abrir sus puertas en los próximos meses.
De acuerdo con el contrato de donación, del cual EL UNIVERSAL tiene una copia, signado entre el presidente de la asociación, Rubén Leyva, y la entonces titular de Seculta, Adriana Aguilar, para acceder al donativo, la administración del museo debía presentar un proyecto con las actividades a financiar y entregar informes trimestrales sobre el uso de recursos, pero no sucedió.
Mientras los empleados del MACO acusan trámites excesivos y poco claros para la comprobación de los recursos, el documento puntualiza que las actividades permitidas para el uso de los fondos entregados a la asociación establece que, de incumplirse los requerimientos, el donativo tendría que ser reintegrado a la Seculta Oaxaca, así como los recursos que no fueran ejercidos.
Fuentes allegadas al caso indican a EL UNIVERSAL que la razón se debe a que el monto donado se destinó al pago de salarios, así como para otros rubros no contemplados en el contrato, lo que representa anomalías.
Oficialmente, la Seculta ha expresado que es respetuosa de cómo se resuelva el conflicto entre los empleados y la asociación y refrenda la intensión de “seguir apoyando a este museo en los términos que marca la ley”.
Para ayudar al espacio, algunos artistas han donado obra gráfica para que los empleados puedan venderla y repartir las ganancias, mientras que algunos de los afectados han tenido que buscar empleos temporales.
Hasta el momento, las obras de las exposiciones que no se concretaron, incluyendo la Bienal Tamayo, ya fueron devueltas. Pero, las que están pendientes son las que permanece en la tienda del museo. Los trabajadores también denuncian riesgo en la bodega que resguarda la colección del museo, misma que permanece cerrada desde el 28 de enero, cuando sucedió un primer intento de desalojo.
Actualmente se desconoce el estado del acervo que se resguarda, pues hasta el momento la asociación no ha dado a conocer los resultados de la auditoría.
El dato
Frase
“No existen condiciones para abrir el museo, no sólo existe la deuda con los trabajadores, también con proveedores”. Cecilia Mingüer. Directora del MACO.
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