Hace unos días la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto , fue la invitada especial del “Chamuco TV” en Canal 22. En el programa, acompañada de los moneros abanderados de la 4T , Frausto enlistó los ejes de esta administración en el presente —que se llevan toda la atención, por no citar el presupuesto—: el proyecto Chapultepec Naturaleza y Cultura , el Mondiacult , la afluencia al Complejo Cultural Los Pinos, el Festival Cervantino y los semilleros creativos. A estos últimos, la secretaria los describió como proyectos para paliar la violencia y construir la paz.
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Su ejemplo fue el semillero de Aguililla, Michoacán: un taller de música en una localidad fantasma, asediada por el crimen, prácticamente sin pobladores y donde sólo la Iglesia es respetada por el narco. El ejemplo queda corto si recordamos que la madrugada del 2 de junio de 2021 el CJNG quemó 10 casas en Aguililla. Un mensaje entre cárteles que, no hace falta subrayarlo, vulneró a la población. Vale la pena recordar que ese día, durante la conferencia matutina, López Obrador fue interrogado sobre el tema y dijo que, desde sus ojos, en México hay paz y tranquilidad.
Presumir un semillero en un campo de batalla suena casi a insulto para la gente que tuvo que abandonar Aguililla y para aquellos que han perdido todo ahí. Quizá se trata de una mera muestra a escala de la demagogia del Ejecutivo y la falta de autonomía en la Secretaría de Cultura . Ejes sin una agenda propia, supeditados a los intereses no de la sociedad, y mucho menos de los artistas, sino del Presidente.
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