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Nacho Duato (Valencia, 1957) es una leyenda de la danza. Dirigió durante 20 años la Compañía Nacional de Danza de España y la llevó al Olimpo; ahí, con sus obras y con su trabajo se inscribió con letras de oro en la historia del arte de Terpsícore. Está en México, invitado por la bailarina mexicana Elisa Carrillo, codirectora artística de la Compañía Nacional de Danza para estrenar hoy, a las 20 horas en el Palacio de Bellas Artes, su obra "Por vos muero", puesta por primera vez en el Teatro de Madrid en 1996. Una pieza que se ha bailado en muchos teatros del mundo y que está inspirada en la música española de los siglos de oro y en los versos de Garcilaso de la Vega (escuchados en escena en la voz de Miguel Bosé). Es un homenaje al papel fundamental que la danza ocupaba en la sociedad.

Duato ha estado al frente del Ballet del Teatro Mijáilovski de San Petersburgo y el verano pasado dejó la dirección artística del Staatsballett Berlin, en donde trabajó con Carillo durante cuatro años.

Vive un año sabático intenso, sus obras se siguen llevando a escena en teatros europeos, se ha dedicado a la pintura, planea exponer su obra, y es jurado en un programa de televisión en España dedicado al talento infantil. “Pensé que era mi año sabático y es el año que más he trabajado en mi vida. Incluso estoy haciendo televisión, tuve que comprarme una para verme y no me gusta nada. Además me han propuesto de nuevo dirigir el Mijáilovski y dije que sí, me quieren mucho en Rusia, me dan el presupuesto que quiero, saben qué esperar de mí y sé qué esperar de ellos. Somos un matrimonio bienavenido otra vez”, dice a EL UNIVERSAL.

“Nadie te enseña a ser director”. La fama de Duato no sólo es por su trabajo, también por ser un creador que dice lo que piensa. No se enfrasca con nada ni con nadie, pero si es preciso decir que los políticos se equivocan al no invertir en el arte, lo dice sin tapujos. Y si lo que ve en el escenario no le ha parecido correcto, también lo dice. Por eso, Mikhail Kaniskin, promotor internacional honorario de la CND, que ha fungido como uno de los repositores de Giselle, de Anton Dolin, que ayer se estrenó en Bellas Artes, respira profundamente cuando ha visto que el español sonríe y celebra y festeja a los bailarines mexicanos.

Hoy que dos de sus bailarines (Carrillo y Kaniskin) están al frente de una agrupación, asegura que no se atreve a dar consejos a nadie porque cada quien debe aprender a su tiempo. “Ellos ahora van a entenderme más ahora que lo que pudieron entenderme en los cuatro años que pasamos juntos. No es fácil dirigir, pero tampoco es muy difícil. Hay que querer mucho lo que haces. Un director está todo el día pensando en muchas cosas, te agota mucho”, dice.

Los bailarines están preocupados por estar en un escenario, por tener las puntas cosidas y las mallas limpias, señala, pero “no se dan cuenta de todo el trabajo que hay detrás, eso es normal cuando eres joven, cuando eres bailarín tienes que preocuparte por ti, que sean los directores los que se preocupen por los demás”.

La danza, dice, es una profesión que se aprende bailando, pero nadie te enseña a ser director. “¿Quién te enseña a ser director? Yo he tenido muy bueno maestros, con Kylián aprendí mucho, pero hay que tener piel de líder. Si te preocupas por el trabajo, lo demás viene rodando, lo único que no puedes hacer es estar en medias tintas, siempre hay que estar al 100% y yo, lo reconozco, no siempre he conseguido estar al 100, pero eso ha pasado porque tiene que ver con muchísimos factores, con el ambiente, con la gente, es normal, no pasa nada. No hay que ser perfectos siempre”.

La carrera de Duato, primo de la actriz Ana Duato (Cuéntame cómo pasó) comenzó en 1980, en el prestigioso Cullberg Ballet de Estocolmo, y se catapultó en el Nederlands Dans Theater, de la mano de su director Jirí Kylián, un icono de la danza. Con casi 30 años como director artístico de una compañía, asegura que el mundo ha cambiado y la danza tiene que hacer lo mismo.

“A las compañías clásicas hay que quitarles el polvo, a la danza y a todo. Las cosas se tienen que aligerar si quieres enganchar a un público joven que viene de tuitear, de colgar fotos en Instagram, que miran en cuatro minutos cinco películas, no puedes darles un tostonazo de cuatro horas y media, y luego les das pantomimas que sólo los rusos pueden hacer bien. El mundo ha cambiado mucho en 20 años y la voz del clásico tiene que cambiar a la par que cambia la voz de todo lo demás en el mundo. La gente ya no pasa por un museo y espera ver las salas vacías, ahora les ponen videos y música y más cosas. Tenemos que mostrar las cosas de una manera más ágil. Hay que quitarle el conservadurismo a todo. Para mi gusto, el conservadurismo es más extremista que los progresistas”, dice.

Para el artista, que sólo maneja una cuenta de Instagram para mostrar su obra pictórica, “los progresistas tratan de ir al paso del tiempo y de la sociedad, mientras que los conservadores son los más extremistas. Son los que más provocan a la gente, son los que no se quieren mover”, dice.

Son 12 los bailarines de la Nacional de Danza que interpretarán su obra. A cada uno le ha hecho correcciones, los motiva, los impulsa, algunos han merecido su aplauso y su aprobación con un gesto, con un impulsivo “muy bien”. Está contento. Una decena más de bailarines lo contemplan desde el proscenio, otros se asoman al foro para ver el ensayo que se ha convertido en clase magistral. Duato pone acento en el giro de una mano, en la posición de los dedos, en la fuerza de la cadera. “Mis ballets son difíciles, hay veces que cuando menos complicado es, técnicamente más desnudo estás y es más difícil de bailar, tienes que estar encima de la factura coreográfica. Todos mis ballets tienen la complicación del detalle, todo está coreografiado, todo tiene una altura, un estilo, brazos, cuello, todo es como un jeroglífico, cada gesto tiene un significado”.

La Nacional de Danza, asegura, está muy bien. “Son muy abiertos, reciben bien las correcciones, estoy encantado. Son jóvenes. He olido un buen ambiente, eso se nota enseguida. Me gusta México, ¿a quién no le gusta? Aquí hay muchísima cultura”.

Carrillo fue nominada al Benois de la Danse, uno de los premios más importantes de la danza en el mundo, por su interpretación de Julieta, en versión de Duato de Romeo y Julieta. “Estoy contentísimo porque es con mi ballet. Creo que se lo van a dar, seguro, lo bailó realmente muy bien”.

La CND presentará hoy el programa Repertorio contemporáneo, integrado por el estreno en México de Palladio de Stanislav Fečo, y Por vos muero, de Duato; además de Ebony concerto, de Demis Volpi, y Casta diva, de la coreógrafa mexicana Yazmín Barragán. También habrá funciones mañana y el domingo, a las 13 hrs.

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