La apertura del al público fue el acto significativo con el que arrancó no sólo la gestión cultural del presidente Andrés Manuel López Obrador, sino que se presentó como símbolo de lo que sería su gobierno. Abrió el 1 de diciembre de 2018 y el Presidente prometió “el espacio más grande de recreación y de cultura en el país y en el mundo”. informa que dentro de Los Pinos han habido 121 actividades y exposiciones durante el sexenio. Sin embargo parece que, pese a su abrumador programa, no ha pasado nada. Parece que su ADN es más una cuestión cuantitativa que cualitativa.

En su sexto año, el lugar no tiene las mejores condiciones ni una orientación clara de su vocación. En dos recorridos, uno entre semana y otro en domingo, se constató que hay salas de exposición con muros vacíos, otras con las luces apagadas y otras de plano cerradas. El público deambula sin mucha guía y de rapidito, pues no es que haya mucho qué ver, algo que los cautive.

“Era una buena idea, sin embargo hay una tendencia en esta administración que por pensar que las cosas son para el pueblo, tienen que tener mala calidad, baratos. Me ha dejado muy decepcionada porque Los Pinos se ha convertido en la changarrización de la cultura. Las ferias de los artesanos son espacios que ya existían, como el Museo de Culturas Populares, que es muy poco visitado, ya tenía toda esa programación. No hicieron más que piratearse públicos y audiencias y eso resta”, dice Ana Elena Mallet, curadora independiente, que ha visitado el espacio en diversas ocasiones.

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No importa el día de la semana que se visite el Complejo Cultural Los Pinos, la poca afluencia de público es evidente en cada uno de los espacios y casas que lo conforman Foto: Frida Juárez y Carlos Mejía EL UNIVERSAL
No importa el día de la semana que se visite el Complejo Cultural Los Pinos, la poca afluencia de público es evidente en cada uno de los espacios y casas que lo conforman Foto: Frida Juárez y Carlos Mejía EL UNIVERSAL

“Los Pinos tienen un gran problema y es que parten de un proyecto político y no cultural. El problema de fondo es que si en la cultura nos guiamos bajo la lógica de las masas en los proyectos culturales, no importa que sea de mala calidad. No hay una vocación y de la nada se quiso hacer un cubo blanco, sin cambiar su estructura”, agrega Edgar Hernández, curador y crítico de arte.

Entre sus primeras grandes actividades estuvo la proyección gratuita de la película de Alfonso Cuarón, Roma (entonces el suceso cultural mexicano del momento) al aire libre. Se colocaron petates (2 mil, que fueron adquiridos por 285 mil pesos a una empresa fantasma, como reportó este diario el 21 de febrero de 2019) y se repartió ponche y palomitas al público.

Otro suceso que destacó fue en 2019, la exposición De lo perdido, lo que aparezca, que por segunda vez en la historia reunió las 33 pinturas de la colección de la Presidencia de la República, que artistas como Vicente Rojo, Manuel Felguérez, Irma Palacios, Miguel Castro Leñero, Beatriz Ezbán, hicieron como un encargo de Salinas de Gortari. Se trató de la primera exposición artística que se inauguraba en este Complejo Cultural.

Original, evento que consiste en la venta de artesanías, también ha sido insignia del espacio.

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Actualmente la agenda parece intensa. En la Casa Miguel Alemán hay una exposición de Pemex, que recibe al público con una televisión que retransmite “las mañaneras” y QR sin funcionar; una pequeña muestra permanente con objetos del cantautor Óscar Chávez (sin fichas museográficas ni texto de sala) y algunas pinturas de la colección de la Presidencia. El piso de arriba está cerrado al público, porque no hay exposición. En el Salón Venustiano Carranza hay un cuadro de David Alfaro Siqueiros y se puede entrar al Salón de Presidentes. En la Casa Benito Juárez está la exposición Metas, pasiones y retos. Mujeres con discapacidad, con una audioguía de 5 horas y 16 minutos en en un QR que lleva a un enlace de Google Drive. Aunque se anuncia la exposición Huellas. Una revisión a la obra de Pilar Bordes, en la Sala Miguel de la Madrid Hurtado, el domingo pasado fue imposible verla, pues estaba cerrada. En la Cabaña 1 hay una exposición homenaje a José Agustín, con objetos preciados prestados por su familia, pero sin vigilancia.

En la Cabaña 2 hay una exposición sobre Mercado Villegas, el arte contemporáneo como acción social, pero el piso de arriba está cerrado.

Herramientas de consulta sin mantenimiento e incluso inservibles, además de mamparas vacías, son la constante en las salas de exposiciones Foto: Frida Juárez y Carlos Mejía EL UNIVERSAL
Herramientas de consulta sin mantenimiento e incluso inservibles, además de mamparas vacías, son la constante en las salas de exposiciones Foto: Frida Juárez y Carlos Mejía EL UNIVERSAL

Entre el deterioro y el desaliño

Las condiciones en las que está el Complejo Cultural Los Pinos no son las ideales. Un cable atraviesa una de las salas, cubierto con cinta de aislar para conectar con un módem arrumbado debajo del Siqueiros. Hay manchas de humedad, más parches con cinta de aislar, mobiliario gastado, rayones (como un “te amo”) en los marcos de las puertas, pisos sucios y basura en las salas.

El deterioro es más notorio en la Casa Lázaro Cárdenas, que alberga una exposición permanente sobre Lázaro Cárdenas. De las 26 pantallas, que se usan como recurso digital en la exposición, sólo 10 funcionan. El resto están apagadas —entre éstas una instalada para explicar en Lenguaje de Señas—, o no están. Hace dos semanas la Secretaría de Cultura dijo que “actualmente se encuentran en funcionamiento”, pero no están.

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Además, la sala de “Estación de consulta música” está cerrada al público, con un cono naranja en la entrada, porque hay una gotera. El remedio de momento es una cubeta. Al lado, la sala “Estación de consulta cine” está a oscuras, vacía y sin proyección en domingo por la tarde.

De acuerdo con información de la Secretaría de Cultura, de 2019 a 2024, el Complejo Cultural Los Pinos ha ejercido un presupuesto de aproximadamente 462 millones 954 mil pesos. El presupuesto más alto fue ejercido en 2023: 116 millones 433 mil 691 pesos; el más bajo ha sido el de 2019: 21 millones 908 mil 752 pesos. Actualmente, con un corte a junio de 2024, ha ejercido 59 millones 205 mil 574 pesos.

Sin vocación clara

Hay algo que caracteriza las exposiciones que se llevan a cabo en Los Pinos: no siempre hay información a través de fichas museográficas, textos de sala.

La curaduría es complicada de entender porque en un momento se puede mezclar arte huichol con dinosaurios. La calidad de los materiales no es la mejor, se nota la improvisación, tan sólo la ficha de la pintura de Siqueiros es una hoja blanca pegada en una base.

Mallet señala que México, en los últimos 30 años, se ha destacado a nivel internacional por la profesionalización del personal en museos (curadores, museógrafos, etc.), sin embargo, eso no se ve en Los Pinos.

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“Los espacios museográficos como tal no existen, sólo son unas casonas, que les ponen bases que les sobran, si acaso los objetos tienen fichas técnicas. Pero todo este aparato de mediación es muy necesario en los museos para acompañar al visitante y permitirle múltiples lecturas de las exposiciones, en Los Pinos eso no existe. Cultura accesible no es que sea masivo, barato y gratuito, como nos han hecho creer; la cultura accesible de gran calidad puede ser traducida y compartida a través de herramientas, como la mediación, los guías especializados, las actividades paralelas, las cédulas”, dice.

Los dos especialistas coinciden en que Los Pinos no tiene una vocación clara y que esto se refleja en la mala formación y acompañamiento de públicos. Mallet también ve este problema en la oferta digital del Complejo Cultural, cuya página web es poco navegable, no crea contenido digital atractivo y la dinámica de sus redes sociales tampoco cautiva al público, como hacen los recintos del siglo XXI.

En sus respuestas, la Secretaría de Cultura aprovechó para señalar que el Complejo Cultural Los Pinos es parte del “proyecto prioritario del gobierno de México Chapultepec, Naturaleza y Cultura”. Sin embargo, para los seis años que lleva funcionando y su estado actual, pareciera que Los Pinos no está recibiendo la prioridad que se pregona.

“Falta una enorme reflexión. Falta imaginación, falta creatividad, falta pensar. Hay una disonancia de vocación”, dice la curadora Ana Elena Mallet,.

“Si hubiera una política cultural, la atención al público sería importante, pero les interesa llenar un número y no llegar a personas. Estos detalles parecen menores, pero no lo son, reflejan el desdén político a este tipo de proyectos que fueron útiles para marcar el cambio de sexenio, pero en menos de seis años eso ya está olvidado” concluye Hernández.

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