Los 75 años de los Niños Cantores de Morelia, capítulo fundamental en la historia de la música mexicana, se celebran en 2024. El coro infantil más importante de México tiene una trayectoria que va más allá de las barreras nacionales y, sin perder su vocación, lo impulsa a adaptarse a una serie de retos que exige el presente. Para la historiadora Lorena Díaz Núñez, autora de Como un eco lejano... La vida de Miguel Bernal Jiménez (Conaculta / CENIDIM, 2003), su relevancia radica en que es el primer coro de niños cantores que hubo en México: “Esa es, digamos, la primera semilla”, señala y recapitula que Romano Picutti, quien fuera director de los Niños Cantores de Viena, uno de los mejores coros del mundo, fue invitado por el compositor Miguel Bernal Jiménez para llevar la batuta de su proyecto.
“Por ese motivo, este coro de los Niños Cantores es tan importante, fue el primero con la mejor escuela que podía imaginarse. A partir de la formación de los Niños Cantores surgieron otros coros infantiles en distintas ciudades del país: los de Puebla, los de Monterrey, hay Niños Cantores en muchos sitios y, gran parte de ellos, fueron dirigidos por artistas, que, a su vez, fueron estudiantes de Bernal Jiménez y Picutti. Es verosímil pensar que algunos de esos coros seguirán siendo dirigidos por algún estudiante del estudiante de Bernal y Picutti”, afirma Díaz Núñez y recalca que el coro se volvió emblemático por tener características que mostraban su alto entrenamiento a la hora de interpretar todo tipo de música “y no solo cantar a una voz, sino a dos voces, por lo menos”.
Everardo Zamudio, profesor de los coros infantiles del Conservatorio de las Rosas y director de los Niños Cantores de Morelia desde agosto de 2021, explica que fue el 15 de noviembre de 1949 cuando se dio el primer concierto del grupo de niños que después se convirtió en los Niños Cantores. “Un concierto pequeño en la Catedral de Morelia”, detalla.
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Ahora, 75 años después, el gran proyecto de 2024 fue la celebración del aniversario en el Palacio de Bellas Artes, el 12 de septiembre, junto al Estudio de la Ópera de Bellas Artes. Una semana antes, en el boletín 1402 del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), se informó que Picutti fue el fundador del coro “con el apoyo de Miguel Bernal Jiménez”. Dato que se ha manejado en más de una ocasión por fuentes diversas.
Díaz Núñez precisa que el proyecto de este coro, a manos de Bernal Jiménez, data de 1944; que el debut en Bellas Artes fue en 1950 y la primera gira en Estados Unidos, en 1954. Hay que analizar bien la fecha que se considera para hablar del momento en que se celebra el 75 aniversario, continúa y señala que 1988 fue otro año importante porque, bajo la dirección de Luis Jaime Cortez como rector del Conservatorio de las Rosas, se integraron por primera vez niñas al coro que hoy tiene alrededor de 33 integrantes.
Para Verónica Bernal Vargas, directora del Festival de Música de Morelia y nieta de Bernal Jiménez, los Niños Cantores han sido un ícono no sólo nacional, sino internacional: “Durante muchas décadas alcanzaron un calidad vocal que les permitió presentarse en los más grandes escenarios del mundo. Fue muy acertado lo que hizo Miguel Bernal Jiménez como iniciador de los Niños Cantores porque, como organista y director de orquesta, apostó por el más grande director de entonces”, afirma e imagina a su abuelo en 1947 y 1948, en plena posguerra, durante su viaje al Instituto de los Niños Cantores de Viena, convenciendo después al maestro Picutti de venir a México: “Lo invitó por un año a un proyecto que él ya había empezado y crearon los Niños Cantores. Tanto él como Picutti fueron a todas las escuelas públicas y privadas y no hicieron ninguna distinción; fueron realmente a ver qué niños tenían las aptitudes para ser los integrantes del coro”.
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Recuerda que Luis Berber, quien era ayudante de Picutti, se volvió también una institución y uno de los más grandes directores corales que ha tenido México: “En el ámbito internacional compitieron con los coros de altísimo nivel como los de Viena”.
En su historia reciente, uno de los momentos más difíciles fue el confinamiento provocado por la pandemia de Covid-19. Zamudio explica que fue en febrero de 2022 cuando se retomaron las actividades presenciales, pero que “ prácticamente, el coro desapareció. Esto es algo que nunca había sucedido en los 70 años que tenía en ese entonces el coro”. Incluso, en momentos donde el grupo quedó acéfalo, no paró y hubo asistentes que estuvieron a cargo de él. De repente, los niños que cantaron en importantes recintos internacionales se vieron confinados, frente a una pantalla para estudiar y ensayar; a muchos les cambió la voz y otros salieron de la escuela. Tras este proceso, sólo quedaron cinco niños del coro titular, cuenta el director. “Todos los demás eran niños nuevos que no habían estado ni siquiera en un coro prepatatorio, como lo ha sido toda la historia de Niños Cantores, sino que habían estado conmigo en primaria, y yo los subí al coro titular”, continúa.
Elizabeth Espejel, quien fuera directora artística del coro de 2009 a 2013, destaca que en 2009 se permitió por primera vez que niños externos al colegio pudieran pertenecer al coro. Zamudio retoma la palabra: mantener su histórico nivel excepcional, en medio de condiciones igualmente excepcionales, sin traicionar el espíritu de la agrupación, fue el verdadero reto.
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Si el gran evento de 2024 fue la celebración en el Palacio de Bellas Artes (“un recinto que no se visitaba desde 1954”), en el primer trimestre de 2025 será el primer concierto de los Niños Cantores en Barcelona (22 y 23 de abril, Palau de la Música Catalana). Para ello, se hicieron conciertos a beneficio, puesto que los Niños Cantores se sostienen con el auspicio del Conservatorio de las Rosas y su rector, Raúl Olmos Torres, la iniciativa privada y la colaboración con instituciones gubernamentales como el ayuntamiento de Morelia.
Espejel recuerda a Rubén Valencia y Gustavo Corona, artistas de primer orden que se formaron con la agrupación; entre los hitos destaca el concierto que se hizo para Yo-Yo Ma, el del Millenniun Park en Chicago y el de Morelia, hace 13 años, con sus homólogos de Viena.