En 2017, tras las elecciones presidenciales de y en el contexto de la descripción que el mandatario norteamericano hacía de los mexicanos, de que “eran violadores y asesinos que estaban tratando de ir a Estados Unidos”, el escritor decidió cumplir un sueño, el que podría ser quizás su último sueño de viajero a sus 75 años de edad: treparse a su auto para salir de su casa en Cabo Cod y cruzar la frontera al sur de los Estados Unidos para atravesar México.

Ese viaje por un México complicado, diverso, multilingüe, exótico y violento que lo llevó a dar varias “mordidas” a la policía mexicana, conocer varias historias de migrantes mexicanos y centroamericanos en camino hacia el sueño americano, leer decenas de libros sobre México, desde todos sus ángulos; conocer a amigos entrañables como Juan Villoro, Francisco Toledo, Claudio Lomnitz, repasar la literatura contemporánea mexicana, desde Valeria Luiselli, Yuri Herrera y Guadalupe Nettel, entre otras más, le dio a Paul Theroux el material para su décimo tercer libro de viajes: En la llanura de las serpientes (Alfaguara, 2022).

En ese libro de 520 páginas, el célebre autor de La costa de los mosquitos —su novela que fue película en 1986 protagonizada por Harrison Ford y que hoy es una serie que se filma en la Ciudad de México, Nayarit y Tulum y que es protagonizada por su sobrino Justin Theroux— recorre toda la frontera de México y Estados Unidos y se adentra a territorio mexicano, desde California hasta Chiapas, pasando por Chihuahua y la Ciudad de México, donde cosechó alumnos y amigos, y Oaxaca, que es un punto de referencia donde no sólo descubrió la Mixteca Alta sino a una de sus historias, la de una mujer con tres hijos que empeña la vida por llegar a Estados Unidos.

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Su meta fue contar la realidad mexicana en la que ofrece datos escalofriantes de los saldos de la violencia en México producto de la guerra contra el y la guerra entre los carteles, y donde están varios narcotraficantes, incluido el Chueco.

Sobre esas historias habla Paul Theroux en entrevista desde su casa en Massachusetts.

¿En la llanura de las serpientes es un libro de viaje como ningún otro?

He escrito 12 libros de viajes y es la primera vez que tuve esta experiencia: salí de mi casa, me subí al carro, tomé carretera y llegué a la frontera. Recorrí toda la frontera y me metía al país y luego llegué y entré a la Ciudad de México. Estuve ahí como profesor y yo les decía a mis alumnos que vivíamos en la misma calle, en la misma carretera, que yo había salido de mi casa, me había subido al carro y había llegado aquí, y que ellos a la inversa podrían manejar hacia mi casa por esas mismas rutas. Eso nunca me había pasado antes; ni en China ni en África ni en Asia... en ningún lugar, fue una experiencia inusual y es un sentido de cariño, me siento amigo y vecino.

¿Una estructura distinta para este libro?

La diferencia principal en este viaje a México es que yo manejaba mi carro. Me dio libertad para ver muchas diferentes partes del país, las fronteras, las rutas pequeñas, las rutas principales, la mixteca Alta de Oaxaca, la costa de México, la Ciudad de México, me sentí libre en mi propio carro. Eso nunca lo había hecho. En China andaba en tren; en África, en autobús, botes, taxis y en trenes también, pero nunca había manejado mi carro en un paisaje exótico. En 1978, en mi primer viaje a México, me subí al tren en Laredo y llegué a Tapachula, eso ya no existe, eso ha cambiado por completo.

La otra diferencia significativa de este viaje y de este libro es que hice amigos, y esa es una cosa muy importante que forma parte de la vida; creo que es tan profundo como el amor.

Uno no puede ver el verdadero México sin amigos, un extranjero sin vínculos de amistad no puede ver el verdadero México. Fue inusual y muy diferente este libro de todos mis otros libros. Creo que en esos viajes sí tengo conocidos, pero en el viaje a México tengo verdaderos amigos, muchos, desdea ; conocí a muchos escritores en mis clases, gente importante y mucha gente común, sentí la vibración del carro y pude ver muchas diferentes partes de México. México es un país variado, y los amigos fueron muy útiles... y siguen siendo mis amigos.

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¿Pero eso habrá generado sobresaltos?

Claro, el hecho de que fuera un gringo en mi carro causó problemas con la policía; si hubiera estado como turista, seguro hubiera sido todo increíble y maravilloso, pero al ir manejando me tocó ir dando mordidas, no digo que fuera peligroso, pero sí me mostró otro lado del país, que no hubiera visto turisteando; las mordidas fueron el único problema que tuve en México y fue con la policía, cuatro veces.

Han escrito mucho sobre México, cita muchos autores y obras, ¿qué aporta su mirada sobre este país?

Pude ver que los mexicanos son autosuficientes, tienen que depender de sí mismos, que hay una gran falta de confianza en el gobierno, se habla de un mal gobierno y eso es muy evidente. Claro que es un país exótico y maravilloso, la historia antigua es increíble, pero lo que realmente me interesó y lo que vi es la autosuficiencia de la gente. La gente trabaja muchísimo y muy duro, pero se le paga muy poco, no se valora ese trabajo, entonces los mexicanos se van a España, se van a Estados Unidos, envían dinero de regreso a México para sus familias y también buscan fama en otros países. Así que los mexicanos tienden a ver hacia afuera, al mundo y luchan para sobrevivir, para sortear las dificultades y a mí me interesaba ver a los mexicanos como trabajadores.

Sin embargo, aunque hay mucha amistad, muestra un país con altas cifras de violencia

Es verdad que hay mucha violencia y hablo de ella en mi libro, y hablo de muchas armas que hay en México ¿pero de dónde vienen?, en general vienen de Estados Unidos, también se venden drogas, porque hay también la violencia de los narcos que están luchando por el comercio de las drogas ¿pero por qué es esto?, porque los gringos quieren drogas. El problema no es México, el problema es parcialmente México, pero también los gringos y Estados Unidos. Es un problema creado por dos pueblos.

Cierto, la contraparte es Estados Unidos

Ahí está nuestra violencia. Un hombre entra a una escuela y dispara contra 17 personas; otro hombre entra a una discoteca y dispara a decenas de personas, y esto ocurre casi todas las semanas. Yo vivo en un país con mucha violencia, la violencia de México tiene que ver con la necesidad de drogas, la violencia está alimentada por las armas, pero las armas en México fueron hechas y vendidas en general en Estados Unidos. Somos vecinos y necesitamos saber más para resolver estos problemas. Cuando yo empecé a trabajar en este proyecto había estado en Hawai, y estaba escribiendo una novela y era la época de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y Donald Trump decía que los mexicanos eran violadores y asesinos que estaban tratando de ir a Estados Unidos y eso no es cierto.

¿Y en medio de todo ese contexto emprendió su viaje a México?

El propósito de mi libro era recorrer México y escribir mi viaje para demostrar a los estadounidenses que los mexicanos no son lo que decía Donald Trump, mostrar que la sociedad mexicana está llena de artistas, de músicos, de pensadores, de filósofos, científicos, autores, así que es por eso que empecé este proyecto; para decir que los mexicanos sí van a Estados Unidos, pero van para trabajar en fábricas para mandar dinero a sus familias en México, van y hacen trabajos que otros no quieren hacer. En ese contexto dejé de escribir mi novela y quise ir a la frontera para mostrarle a los estadounidenses que Trump es un tonto, es un cabrón, es un hombre estúpido, hace el ridículo; el problema es que él también tiene influencia.

En la llanura de la serpiente vemos a gente tras el sueño americano, pero también a un norteamericano en busca de su sueño de viajar por México

Los viajeros tenemos siempre un sueño, no hablamos de eso, pero sí lo tenemos, buscamos un lugar donde podríamos vivir, donde nos sintamos en casa. Yo he viajado por China, por África, por la India; viví en África seis años trabajando como profesor, viví tres años en el sureste de Asía; viví 18 años en Inglaterra, pero nunca me sentí en casa. Escribí libros acerca de esos viajes, pero México fue diferente, por los amigos y por diferentes razones me sentí en casa.

Me imagino que si hubiera hecho el viaje antes —lo hice en edad ya muy avanzada—, si hubiera sido un hombre joven y llegara a la Ciudad de México, me hubiera casado con una mujer mexicana, hubiera tenido hijos y hubiera vivido una vida muy feliz. Ese es el sueño de los que viajan, buscan un lugar para vivir, ese es su sueño secreto.

¿Un sueño cumplido?