A unos cuantos metros del Lago Menor, en el , se encuentra un ahuehuete que podría ser el árbol más antiguo de la Ciudad de México . En él, las termitas y los grafitis parece que compiten por el espacio; el arriete ahorca el desarrollo de sus raíces; la huella de podas mal realizadas e incrustaciones de concreto (dendrocirugías, una práctica común en los años 80 para cerrar el paso del agua) ofrecen una lamentable imagen para un árbol majestuoso que puede tener entre 600 y 800 años, que ha sido considerado sagrado y que es el Árbol Nacional de México desde hace un siglo.

Y sin embargo, este ejemplar —uno de los 30 o 40 ahuehuetes históricos o con más de 100 años que existen en la Primera Sección del Bosque de Chapultepec— tiene al final de sus ramas semillas, y en el suelo, sobre su raíz, se ve una corona de pétalos; es común que a los viejos ahuehuetes las personas les hagan un círculo con pétalos de rosas y otras flores. Lo sagrado y lo profano envuelven estos árboles centenarios.

Los viejos ahuehuetes son árboles que además resumen las muchas capas de historia que ha tenido todo este bosque. Dentro del Proyecto Chapultepec Naturaleza y Cultura, cuyo Plan Maestro definitivo no se ha dado a conocer, los avances no dan cuenta de un plan de rescate para estos árboles centenarios; hablan de infraestructura en concreto.

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El rescate de estos árboles es una demanda que ha hecho varias veces el arquitecto Saúl Alcántara Onofre , profesor investigador de la UAM Azcapotzalco, miembro del Seminario de Cultura Mexicana y Presidente de Icomos México, organismo de la UNESCO .

La situación de ese primer árbol no es excepcional. Durante un recorrido por la Primera Sección, en torno del Monumento a la Patria , la entrada al Castillo, la Calzada del Rey y el Lago Menor, el arquitecto señala los graves problemas que tienen estos ejemplares que describe como monumentos sagrados: están casi todos lejos del agua y, cuando no hay lluvias, carecen de un sistema de los hidrate; están rodeados de especies importadas que les roban luz o agua: truenos y algunos eucaliptos; varios están caídos, muertos; otros están en pie pero ya no tienen vida; algunos están atravesados por cables de electricidad; casi todos tienen sus raíces apretadas por arrietes de concreto; o rodeados de sotobosque que no tiene ninguna relación histórica con el paisaje, como dice Saúl Alcántara. A pesar de sus problemas, en esta temporada se les ve muy verdes, al igual que a los altos fresnos; en cambio, donde hay árboles de truenos se impone la oscuridad.

Los ahuehuetes de Chapultepec, árboles sagrados, pero profanados
Los ahuehuetes de Chapultepec, árboles sagrados, pero profanados

Una placa en el Bosque de Chapultepec describe las características de estos árboles históricos, entre los que destaca el Sargento.

Arquitecto del paisaje, Saúl Alcántara hace un diagnóstico y enumera posibles opciones para rescatarlos; además, asegura que los costos de la recuperación de todos no serían muy elevados.

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“Es increíble cómo Chapultepec sobrevive a una ciudad de casi 22.5 millones de habitantes, con el mismo uso, recreativo y sagrado, que cuando lo imagina Nezahualcóyotl y lo construye Moctezuma : ahí están los árboles. Pero no se conocen estos árboles históricos; si se conocieran y valoraran no los dañarían: la gente no va a dañar el Altar de los Reyes en Catedral ¿por qué un árbol sí lo dañan? Se han hecho entre dos o tres levantamientos arbóreos por el Inifap (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias), pero nada más indican especie y un poco de las dimensiones. Se necesita un inventario de cada uno, no sólo con la edad aproximada, sino las condiciones en que se encuentra, fitosanitarias y de entorno; si llegó al límite de su vida; datos etnobotánicos; si es histórico; si es infestante”.

Los trabajos en esa zona, después de 2000, implicaron introducir lirios como sotobosque en torno de los árboles, abrir vías para acceso de carros de ambulantes, ampliar espacios para restaurantes para ambulantes, pero las propias vías han cercado cada vez más los árboles.

Los ahuehuetes de Chapultepec, árboles sagrados, pero profanados
Los ahuehuetes de Chapultepec, árboles sagrados, pero profanados

Árbol junto a la Casa de Guardia, con más 400 años.

“Yo lo que haría sería sacrificar los espacios viales, abrirle espacio hasta el goteo de la fronda a cada árbol (eso puede ser de más de 20 metros), regenerar los suelos, quitar todas las instalaciones artificiales que hay, hacerles un sistema de riego; son árboles acuáticos, árboles riparios, que crecen siempre en los manantiales, en la rivera de los ríos. Estos árboles ya están en un ecosistema artificial y hay que ayudarles, necesitan nutrientes, agua. Se debe liberar todo el espacio de sus raíces; trasplantar unos truenos, palmeras. El proyecto sería darles posibilidad de que vivan 300, 400 años más. Si ubicamos los árboles históricos podemos vislumbrar una recuperación monumental y ambiental. Pero se privilegia a los vehículos; yo no he visto en Versalles que entren los vehículos. Aquí vemos planes de puentes, de una cineteca, pero no para estos árboles. En todo este gran proyecto habría que ver la excepcionalidad botánica.”

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Los ahuehuetes de Chapultepec, árboles sagrados, pero profanados
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A la entrada de la Casa de Guardia, un edificio de 1898, se encuentra otro de los ahuehuetes más afectados; con obras recientes sufrió cortes, tiene una grave inclinación, termitas y el concreto invade sus raíces.

“La casa es patrimonio cultural y el árbol, patrimonio natural: tiene que haber un equilibrio entre ambos; se tendría que modificar un poco el espacio para el árbol; está muy mutilado y no es de menos de 400 años. A primera instancia, lo que hay que hacer es abrirle por completo el área a las raíces. Un árbol excepcional hay que detenerlo hasta con prótesis, hay que ayudarle a vivir”.

En el recorrido aparecen muchos ahuehuetes jóvenes, fresnos y numerosos árboles antiguos ya muertos. Uno de los más conocidos es el llamado Sargento , que está junto a la fuente de la Templanza: es un árbol que aunque está de pie no tiene vida.

—¿Debe ser un bosque o un parque?

—En el argot de la UNESCO, debe ser paisaje cultural. Chapultepec es la identidad de los mexicanos, como Palacio Nacional , Catedral, son los elementos que el mexicano tiene en mente. Bosque es para meter muchas especies; parque es de diversiones. Pero aquí debe permanecer el mensaje cultural. No ha habido después del de Miguel Ángel de Quevedo un gran proyecto, sólo meterle a los accesos, lirios, ambulantes, bancas… pero requiere atención, y está el recurso, incluso se podría hacer una campaña para que los ciudadanos viniéramos y lo mantuviéramos.

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Junto a un árbol caído aparece una especie de ofrenda de maderas, redonda, con flores al centro; otro se ha convertido en bancos para un puesto de bicicletas. De camino al Lago Menor, en la fuente del Quijote se llevan a cabo trabajos; los responsables dicen que son obras de Probosque, que se retirará la reja, que el público podrá acceder con mayor facilidad y que los ahuehuetes no tendrán la presión de esa reja, sin embargo construyen un arriete de piedra.

Los ahuehuetes de Chapultepec, árboles sagrados, pero profanados
Los ahuehuetes de Chapultepec, árboles sagrados, pero profanados

Este ejemplar cayó en 2020; al frente tiene una ofrenda.

Alrededor del Lago Menor, los viejos ahuehuetes tienen huellas de ofrendas, pero también la marca de añejos grafitis; en algunos cuelga una placa de madera con un número que alguna vez puso en ellos el Inifap.

“Con un proyecto de ruta sagrada de los ahuehuetes esto ganaría mucho”, dice Alcántara, quien recuerda que ya ha habido proyectos de recuperación de árboles en lugares como Tzintzuntzan, Michoacán , donde la población participó en darle nombres a los árboles; también está el caso del árbol del Tule, en Oaxaca , donde el conocimiento ha permitido su investigación y preservación.

Los ahuehuetes de Chapultepec, árboles sagrados, pero profanados
Los ahuehuetes de Chapultepec, árboles sagrados, pero profanados

Pipas de la Sedema y el concreto invaden el suelo.

Frente a un árbol centenario plantea propuestas: “Podemos salvarlo si abrimos el espacio hasta el goteo de la fronda, si rehabilitamos todo el suelo, podar raíces, meter un subsistema artificial de agua, empezar a darle nutrientes, fertilizarlos, modificar esas podas tremendas, quitarle las partes muertas. Por fortuna no tiene muérdagos. Es tan conmovedor que tiene semillas. Es venerable, se niega a morir, es el más dañado y vandalizado. Se le puede quitar todo el concreto, se le deben poner en cada hoyo sustancias contra la polilla, abrirlo, darle calidad a las raíces, venerarlo, no vulgarizarlo.

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—¿Cuánto puede costar la rehabilitación de este árbol?

—No más allá de 300 mil pesos. Puede ser el árbol más antiguo de la ciudad. Es árbol sagrado y es el Árbol Nacional. Es el crisol de lo intangible; es un monumento arbóreo.

30-40 AHUEHUETES

históricos, con más de 100 años, existen en la Primera Sección del Bosque de Chapultepec.

Frase

“El proyecto sería darles posibilidad de vivir otros 300, 400 años. Podemos vislumbrar recuperación monumental y ambiental”.

Saúl Alcántara Onofre

. Investigador UAM Azcapotzalco