Más Información
Mauricio Kuri garantiza seguridad tras ataque a bar Los Cantaritos; niega que conflicto de otros estados se traslade a Querétaro
Rubén Rocha admite “encuentros” entre grupos criminales y autoridad en Sinaloa; “ahí va la seguridad en el estado”, dice
Marcha 25N: Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer; cierres y cortes viales, minuto a minuto
Fernández Noroña celebra “extraordinaria respuesta” de aspirantes a elección judicial; “ganó el éxito”, asegura
Aunque su vida y obra todavía son un misterio,
el pintor del Renacimiento español Bartolomé Bermejo deleita con su dominio del tratamiento de la luz y el color en una nueva exposición de la Galería Nacional de Londres.
Se cree que Bartolomé de Cárdenas (1440-1501), más conocido como Bartolomé 'Bermejo' en alusión a sus atributos físicos, nació en Córdoba y desarrolló la mayor parte de su carrera en territorios de la antigua Corona de Aragón. No obstante, su biografía continúa siendo un enigma en pleno siglo XXI.
"Es algo tan intrigante... Atribuimos a Bermejo algo menos de veinte pinturas, pero no sabemos con seguridad ni dónde nació ni dónde murió. Por eso, cada cuadro, cada firma, cada texto es muy importante para reconstruir su historia", manifestó a Efe la comisaria Letizia Treves durante la presentación.
Con el fin de ahondar en su figura y como una o portunidad extraordinaria para conocer la escasa pero documentada vida que se ha averiguado de este artista del Renacimiento, la National Gallery expone por primera vez en el Reino Unido algunas de sus obras maestras.
"Reunimos en una sala lo mejor de la trayectoria pictórica de Bermejo, desde su primer cuadro verificado, 'El San Miguel triunfante sobre un demonio con Antoni Joan' (1468), hasta el último, 'Desplà Pietà' (1490)", recalcó Treves.
Una de las pocas pruebas que constata la personalidad de Bermejo yace en el centro de la habitación, donde se alberga en una vitrina el "Manuscrito" (1468), el texto que registra un anticipo que el pintor recibió del noble Antoni Joan en el que se refiere a él como un pintor y un ciudadano de Valencia (España).
En la primera línea de este libro, el autor aparece como Bartolomé de Cárdenas y no como Bartolomé Bermejo , un nombre que se le atribuyó años más tarde por diversas razones.
"El artista recibió el apodo de 'Bermejo' porque se piensa que era pelirrojo o que tenía la cara rojiza, pero también se debe a que en algunas de sus obras firmaba como 'Rubeus', que significa 'rojo' en latín", destacó la comisaria.
Frente al manuscrito, 'El San Miguel triunfante sobre un demonio con Antoni Joan' (1468), la obra más significativa de su catálogo, preside la galería y deslumbra por el exquisito tratamiento que hace de las luces, los colores y las texturas.
Su perfecto dominio de la técnica del óleo, así como los refinados brillos y reflejos luminosos sobre metales o piedras preciosas que se revelan en cuadros como el citado, llevaron a considerar erróneamente al creador como un pintor de la escuela flamenca de los Países Bajos.
No obstante, aunque no perteneció a este movimiento, su técnica estuvo influenciada en gran medida por la actividad artística de sus homólogos en Flandes, como Jan van Eyck o Hans Memling.
"Bermejo no tuvo que viajar a los Países Bajos para conocer el estilo de los flamencos, ya que para entonces había en España una amplia importación de pinturas, dibujos y estampas procedentes de allí", explicó Treves.
Por el contrario, los asuntos representados en sus obras centran la mirada en su país natal, en la España del siglo XV, y mayormente pintó escenas de índole religiosa, como muestran los cuadros "Descenso de Cristo al limbo", "Resurrección", "Cristo en el Paraíso" y "Ascensión", realizados entre 1470 y 1475.
En esta serie, se puede apreciar la habilidad del maestro para crear los efectos de transparencias en las gasas de Jesucristo, así como su brillante inventiva a nivel iconográfico.
Esta fusión entre la técnica neerlandesa y el imaginario religioso consolidó a Bermejo como un artista "magnífico" y "singular", pues su estilo y peculiar forma de pintar "no era algo común en el panorama pictórico español de su tiempo", subrayó Treves.
Del mismo modo, la caracterización e individualización que otorga a las figuras representadas en sus cuadros, desde humanos hasta demonios, se evidencia en piezas como "Tríptico de la Virgen de Montserrat" (1470) y "Desplà Pietà" (1490).
La primera de estas obras pertenece a la Catedral de Barcelona y nunca se ha presentado fuera de España hasta ahora, mientras que la segunda es la única firmada de Bermejo.
La enigmática autobiografía del pintor cordobés podrá conocerse en la Galería Nacional de Londres hasta el 29 de septiembre de este año.
akc