En 1755, apareció en la Ciudad de México la Bibliotheca mexicana, la primera bibliografía mexicana en una versión bellamente impresa, escrita en latín por el antiguo rector de la Universidad Real y Pontificia, Juan José de Eguiara y Eguren. El manuscrito de esa magna obra reposa, separada, en dos bibliotecas de dos universidades en dos países: en la Biblioteca Nacional de México y en la de la Universidad de Texas en Austin.

Hoy, por primera vez —aunque de manera simbólica, porque la Universidad de Texas sólo presenta imágenes de facsímiles— esa pieza documental que Ernesto de la Torre Villar definió como “un monumento colosal de la cultura novohispana, de su espíritu y anhelos”, volverá a reencontrarse en la exposición Una Nueva España: Joyas novohispanas en la Biblioteca Nacional de México y la Colección Latinoamericana Nettie Lee Benson.

La muestra que se inaugura hoy en el Patio Central de la Biblioteca Nacional ubicada en la UNAM, en el marco de la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (Filuni), se integra de 31 reproducciones que corresponden a alrededor de 15 documentos de la Colección Latinoamericana Nettie Lee Benson y 15 obras originales resguardadas en el Fondo Antiguo de la Biblioteca Nacional de México. Entre ellas, el manuscrito de la Bibliotheca mexicana, es la joya de la corona.

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Cuenta la historia que hasta los oídos de Juan José de Eguiara y Eguren llegó el dicho de un religioso de Alicante que ante la decisión de un discípulo que estaba por viajar a la Nueva España, éste le dijo que en dichas tierras no había cultura y no iba a haber ningún libro, pues “había puro trasquilado”. Al conocer la noticia De Eguira y Eguren comenzó a registrar todos los libros y manuscritos publicados en la Nueva España, en orden alfabético para demostrarle al religioso su gran equivocación. Así nació la Bibliotheca mexicana, que sólo abarca las primeras letras del alfabeto, pero cuyo manuscrito se podrá ver en la exposición curada en Texas por Albert Palacios, y en la UNAM, por el doctor Manuel Suárez.

“Este proyecto es muy importante en términos de cultura impresa en nuestro país, fue el primer gran esfuerzo para conjuntar a todos los que han aportado algo a la intelectualidad mexicana. Estos manuscritos que empezó a preparar De Eguiara y Eguren están dispersos, una parte está en Texas, en Austin y la otra la tenemos aquí en la Biblioteca Nacional. Cuando nos propusieron esta exposición conjunta, fue muy afortunado para nosotros, porque es la primera vez en la que podemos reunir, aunque sea de manera simbólica, estos materiales”, relata Manuel Suárez, jefe del Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional.

Él, específicamente pidió a la Universidad de Texas que mandaran la imagen de la entrada de Sor Juana Inés de la Cruz, para que ellos, aquí, pudieran ver el original de ese manuscrito. “El facsimilar de ese manuscrito va a convivir con el libro original de Juan José de Eguiara y Eguren, que es el manuscrito que sirvió para hacer la obra de la Bibliotheca mexicana”.

En la exposición, el facsimilar de la entrada de Sor Juana Inés de la Cruz va a convivir con el libro original de Juan José de Eguiara y Eguren. Foto: Germán Espinosa / EL UNIVERSAL
En la exposición, el facsimilar de la entrada de Sor Juana Inés de la Cruz va a convivir con el libro original de Juan José de Eguiara y Eguren. Foto: Germán Espinosa / EL UNIVERSAL

Tesoros novohispanos

Por vez primera se pondrán frente a frente facsimilares de obras de manufactura indígena del periodo novohispano, como la Pintura de Mixquiahuala o un fragmento del Lienzo de Tlaxcala, que custodia la Benson, con piezas que forman parte del Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México como el Códice de Azcapotzalco, el Árbol genealógico de Felipe Ixtlisochil, y los Títulos primordiales de Malinalco. Además de las Escenas en Historia Eclesiástica Indiana de la evangelización franciscana de la biblioteca texana que se complementa con el Diccionario de Otomí que da cuenta del proceso evangelizador y las herramientas utilizadas por los frailes durante este proceso.

“La idea es que Texas muestre algunos de los materiales más relevantes como códices, impresos y manuscritos indígenas; están mandando muchos facsimilares de litografías y de grabados desde la época de la Conquista, también ejemplares que muestran a Hernán Cortés con la Malinche, materiales que muestran la explotación de los indígenas de esa época, el caso de Tecpatepec contra el corregidor Manuel de Olvera, que también es un documento de finales del siglo XVI que está en la colección Genaro García; exhibimos un facsimilar de este manuscrito indígena, donde hay pictogramas que son muy atractivos”, asegura Suárez.

También hay imágenes de escudos de armas de las descendencias de Nezahualcóyotl, y una imagen muy bella de Texas que muestra a la famosa Estrella del Norte (la Virgen de Guadalupe) con un grabado original del siglo XVII que se incluyó en un sermón de Luis Becerra llamado Felicidad de México en el principio milagroso, impreso en 1675.

“Además una imagen de la Biblioteca palafoxiana también muy famosa, que vamos a exhibir en conjunto con un manuscrito hecho de puño y letra por Palafox y Mendoza. Hay también una pintura de la muerte de los Héroes de la Independencia y en este caso la estamos haciendo jugar con el Libro Paarroquial de Dolores Hidalgo, donde tenemos la firma de Miguel Hidalgo; y la noticia en el Diario de México, del 23 de diciembre de 1815, del fusilamiento de Morelos; o una nota firmada de puño y letra por Vicente Guerrero”, agrega Suárez.

Algunos de los documentos de la exhibición integran interesantes pictogramas. Foto: Germán Espinosa / EL UNIVERSAL
Algunos de los documentos de la exhibición integran interesantes pictogramas. Foto: Germán Espinosa / EL UNIVERSAL

Otra de las piezas que el jefe del Fondo Reservado considera más importantes es un documento firmado por Carlos V: una cédula real oficial, la original, emitida por Carlos V en la que le pide al virrey Antonio de Mendoza que establezca el Colegio de Santiago en Tlatelolco, “es un documento original con la caligrafía del siglo XVI firmado por Carlos V en donde se dice que ya el obispo Zumárraga le había comentado en comunicaciones anteriores al rey y a la reina Juana que era conveniente poner una universidad en estas tierras. Ese comentario en esta carta podría ser el antecedente más antiguo de la creación de la Universidad en la Nueva España”, dice.

Y celebra otro tema en la exposición que estará abierta hasta diciembre: el paso del cometa de 1680 que conmocionó al mundo y que en México generó preocupación.

“Fue un evento muy polémico e importante porque en la Nueva España se creía que eran de mal augurio estos cometas. Carlos de Sigüenza y Góngora publicó un texto en el cual decía que lo del mal augurio no era cierto, y eso desató que mucha gente volviera a publicar textos refutándolo, entre ellos Francisco Eusebio Kino, un jesuita que publicó un libro que refutó esta idea y que tiene un grabado muy bonito en donde está el cometa transitando durante todo el zodiaco. Texas manda una imagen de este grabado, del que nosotros tenemos el original. Pusimos físicamente el libro que Sigüenza y Góngora hace como contestación a este texto de Francisco Eusebio Kino, que fueron los protagonistas de esta discusión”, relata Manuel Suárez.

La muestra contrasta los facsimilares y objetos originales de dos de las bibliotecas más importantes que resguardan documentos únicos para la historia nacional. Además convive con otra exposición que exhibe actualmente la Biblioteca Nacional titulada La censura en México a través del tiempo. De la inquisición al Tribunal liberal, con 50 documentos originales.

Facsimilares de obras de manufactura indígena del periodo novohispano. Foto: Germán Espinosa / EL UNIVERSAL
Facsimilares de obras de manufactura indígena del periodo novohispano. Foto: Germán Espinosa / EL UNIVERSAL

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