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A principios de mayo, tras una encuesta, la Asociación de Librerías en México (Almac), que agrupa a alrededor de 65 negocios, señalaba que entre 30% y 50% de sus agremiados no tendrían posibilidades de volver a abrir. Mientras esperan que les den luz verde para el retorno a la nueva normalidad, dice que las afectaciones son mayores al 80% y ni siquiera saben cuántos ni cómo habrán de volver a abrir sus puertas tras la pandemia por el Covid-19.
Hace unos días, la Red de Librerías Independientes (Reli), que reúne a cerca de 40 pequeñas librerías de barrio, realizó una encuesta muy básica entre sus miembros y los resultados son muy preocupantes: sólo 30% dijo que podrá regresar a la actividad normal sin problema, el 70% señaló que van a tener de grandes a medianas complicaciones, pero el 20% de ese último porcentaje dijo no tener ni una posibilidad para volver a abrir.
Sean pequeñas, grandes, de barrio, especializadas en libros viejos o de novedades, es una realidad que varias librerías desaparecerán porque no han podido pagar las rentas ante la caída total de las ventas; aun así, muchas se preparan para reabrir aunque eso les signifique invertir recursos para cumplir todos los protocolos de seguridad e higiene.
“El hecho de que las autoridades digan ‘vamos a volver’, pero con un mínimo de personas, quiere decir que no vamos a operar al 100% y sin embargo los gastos van a ser los mismos”, señala Georgina Abud, presidenta de Almac, y agrega: “Está difícil y no va a mejorar, estamos buscando estrategias para ver cómo salimos todos adelante”.
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En tránsito
La Reli ha creado puntos de orientación para transitar a la nueva normalidad en librerías, se trata de una serie de lineamientos como garantizar una distancia mínima de dos metros entre clientes, y entre clientes y trabajadores; colocar guías y marcadores para una distancia saludable; instalar tapetes húmedos y secos para limpieza de zapatos; sanitizar espacios previos a la reanudación de actividades; reducción del 30% al 50% el aforo total a eventos presenciales, dependiendo de los semáforos regionales.
Además de colocar dispensadores de alcohol en gel; evitar la manipulación de los libros por parte de visitantes; garantizar ventilación adecuada; uso de cubrebocas y caretas cuando no pueda garantizarse la distancia mínima; uso de guantes desechables de ser necesario; y limpieza y desinfección de superficies de libros al ser recibidos.
Pero también incluye continuar con eventos en modalidad virtual.
“Hay una muy buena apertura para escucharnos, pero no hemos encontrado la forma de que le den seguimiento a nuestra situación”
GEORGINA ABUD. Presidenta de Almac
Claudia Bautista, presidenta de la Reli, asegura que aunque tienen una comunicación continua con asociaciones de libreros de Colombia y Argentina, son principalmente los españoles de los que más han recibido recomendaciones y consejos, sin embargo, varía mucho la legislación de cada país y las acciones, que en Europa han sido más estrictas.
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“Sabemos que en España ha sido un regreso muy pausado, a veces sacan citas para recibir a los compradores, observar los libros sin tocarlos. Son lineamientos que por la naturaleza de la pandemia tuvieron que acatar desde muy temprano, es muy diferente a la que habrá en México, en nuestro país hay librerías muy pequeñas que nunca han cerrado, y además sabemos que será una apertura de estado a estado”, dice la librera en Xalapa, Veracruz.
La desaparición
Selva Hernández, diseñadora y editora de profesión, pero librera de viejo por tradición familiar, asegura que la mayoría de estas librerías trabaja con márgenes de ganancia mínimos que les sirven para pagar a los empleados, pagar la renta de los espacios, vivir al día y tener una mínima ganancia.
“Con la contingencia y sin ventas, es prácticamente imposible pagar la renta. Ese es el caso de muchas librerías tanto de libros usados como de novedades. Eso está obligando a cerrar muchos espacios, yo voy a cerrar mi librería, A través del espejo, en la avenida Álvaro Obregón, mi prima ya anunció el cierre de La torre de viejo en Miguel Ángel de Quevedo, y en la Red de Librerías Independientes a cada rato suena una nueva librería que va a cerrar”, señala Hernández.
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Pronto tendrá que desocupar el local que ha rentado desde hace 30 años en la colonia Roma. Cuando cierre A través del espejo, donde tiene alrededor de 100 mil libros, empujará con más tesón La oficina del libro, otra librería de libros raros y antiguos en la Condesa, a donde podrá llevar solo unos 20 mil volúmenes, y donde planea hacer más un centro cultural con espacio para exposiciones, talleres, cafetería y con una “librería más sexy, con libros que se venden mucho más y tienen un mercado más amplio”.
“Con la contingencia y sin ventas, es prácticamente imposible pagar la renta. Eso está obligando a cerrar muchos espacios, yo voy a cerrar mi librería”
SELVA HERNÁNDEZ. Librera
“Mi plan era hacer una librería más parecida a La increíble librería —que vendió el año pasado—, pero estoy previendo que la nueva normalidad nos va a impedir hacer eventos masivos, y eso reduce mis planes y hasta mi nómina; lo que nos toca es adaptarnos a esta cosa nueva, estamos preparando un sitio virtual que plantee el libro no solo como artículo de compra y venta sino que sea un espacio como de estudio y difusión del libro como objeto”, adelanta.
El regreso
El pasado viernes, la jefa de gobierno de la Ciudad de México anunció que este jueves 18 de junio podrán abrir sus puertas las pequeñas librerías, junto con otros negocios de barrio, que tengan máximo cinco empleados y que sigan los protocolos. Alfonso Suárez del Real, secretario de Cultura de esta ciudad, asegura que bajo ese esquema abrirán las librerías de viejo ubicadas en Donceles, avenida Cuauhtémoc y Álvaro Obregón, pero también las librerías del Pasaje Zócalo-Pino Suárez y algunas del Fondo de Cultura Económica.
“Son librerías que tienen en efecto menos de cinco personas trabajando, muchas de ellas son librerías de viejo; las librerías grandes, prácticamente, se han vuelto en librerías comerciales, ahí está Gandhi, La Casa del Libro; el Fondo de Cultura Económica tiene de distintas dimensiones, además el Fondo ha implementado para diferentes partes de la República un esquema que nos parece bastante interesante, que es el de mostrador al frente, es decir, la gente no entra a la librería, va a ser recibida en un mostrador al frente, pide los libros que requiere y se los llevan directamente ahí”, señala.
Suárez del Real dice que el Pasaje Zócalo-Pino Suárez abrirá sus puertas, “no hay más de tres empleados, el de la limpieza, el que cuida y el que vende y cobra, por regla general, y hay una distancia entre librería y librería de más de metro y medio”, dice Suárez del Real, quien agrega que “en su momento la jefa de Gobierno lo va a dar a conocer, la Secretaría ha venido trabajando en la búsqueda de diferentes disposiciones que se requieren para la nueva normalidad en materia de Cultura”.