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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Alma Guillermoprieto, la periodista y escritora que obtuvo el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2018, tiene un estilo único: irónico y malicioso, dice ella, pero también tiene una exigencia extrema cuando reportea: siempre va sola para no buscar refugio en el que la acompaña. Así lo dijo ayer en la charla que sostuvo en la UNAM con la escritora Rosa Beltrán, donde habló de periodismo, literatura, de América Latina, Estados Unidos, Centroamérica, sobre ser mujer y tener miedo.
“Yo reporteo sola, yo he descubierto que si uno va acompañada a hacer algún reportaje, el mundo que se encuentra uno es tan difícil que entonces la tendencia humana natural es refugiarse en lo que uno conoce, que es la persona con la que va, que viene del mismo mundo que uno. Yo voy siempre sola para sentirme obligada realmente a no tener refugio. Y lo que me salva durante todas esas jornadas es que yo me voy contando el relato todo el tiempo y guardando las cosas chistosas para contárselas a mis amigos después cuando regrese; ese es el humorcito que está en mis artículos”, señala.
En la sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario, la cronista que ha escrito sobre Sendero Luminoso, en Perú, el terrorismo de Estado en Argentina, el conflicto civil y el narcotráfico en Colombia y en México aseguró que en más de una ocasión al estar haciendo su trabajo ha tenido miedo, pero siempre puede más la curiosidad. Y sin embargo, señaló, nunca ha sufrido lo que otros colegas en México.
“Pienso todo el tiempo en mis colegas en México y sobre todo en mis colegas en provincia, porque son los más indefensos, vulnerables. La prueba está en ciento y cuántos muertos que llevamos. En El Salvador sentía que me tocaba estar allí y qué más iba a hacer, pero en Sinaloa, en Veracruz,en los tiempos terribles de Duarte. ¿Cómo se sobrevive con eso? No sé”, afirmó la periodista.
Alma Guillermoprieto enfatizó su reconocimiento a los periodistas mexicanos. “Los admiro simplemente y entiendo también que son muchos los reporteros que por falta de entrenamiento, capacitación, sueldo, respaldo de sus medios, respaldo sobre todo de los dueños de los medios, hacen concesiones y llegan a establecer entendimientos con el mundo del narcotráfico, que no deberían hacer evidentemente, pero es imposible juzgarlos por eso, porque es la vida”, comentó.
La periodista que ha trabajado en The Guardian y The Washington Post dijo que como sus trabajos siempre los escribe en inglés, a los traductores les cuesta hacer la traducción y le parece que quedan un poco pesados. “Pierden como la malicia. Soy una escritora maliciosa, irónica, compinche de los lectores, burlona, pero chistosa en últimas y creo que eso no se refleja en las traducciones, desgraciadamente. No por falta de esfuerzo y empeño de los traductores sino porque simplemente es muy difícil transitar de la ironía y el humor al chiste”.
Alma Guillermoprieto, quien fue reconocida con el galardón por su trayectoria profesional y su profundo conocimiento de la compleja realidad de Iberoamérica, que ha transmitido con enorme coraje también en el ámbito de la comunicación anglosajona, aseguró que hoy día la crónica vive un gran momento.
“¿Por qué leer crónica?, ¿por qué ese interés? Yo creo que la lectura es un espacio de silencio y vivimos en un mundo extraordinariamente ruidoso, la lectura es ese espacio de silencio en el cual realmente puedes entender lentamente y creo que eso llama mucho la atención y al mismo tiempo también es la posibilidad de acceder a este mundo tan complicado, tan difícil y tan amedrentador a través de esa lectura lenta; también es una manera de tener esperanza. La lectura es una manera de tener esperanza”, concluyó.