Guadalajara. —“Conozco a un vato muy chido, su nombre es Élmer Mendoza…”, así comienza el corrido que con mucho cariño y respeto compuso el narrador Luis Jorge Boone para el sinaloense, autor de Balas de Plata, quien ayer, acompañado de esta canción, se presentó al evento “Mil Jóvenes”.
Con anécdotas de su bachillerato, Élmer Mendoza realizó una analogía de lo que llamó el “inquietante proceso de ser invisible a ser visible”. Habló de lo que representaba ser “el chico popular” que, afirmó, no tiene nada de malo, “cada quien es como es y debemos de tratar de vivir lo que somos, sin miedo”.
Bajo esa premisa estructuró los cimientos de lo que sería su carrera literaria: “Entendí que si quería ser popular como escritor tenía que hacer una literatura diferente. Descubrí que tenía que usar un cierto lenguaje, que tenía que escribir historias que los autores mexicanos no habían hecho, que tenía que inventar un estilo, que eso es lo más difícil; que fuera literatura que llegara al corazón”, recordó el creador del El Zurdo Mendieta.
También describió las aventuras que encapsuló en La cuarta pregunta, su más reciente libro, publicado por Alfaguara, y que forma parte de la trilogía que protagoniza El Capi Garay. Los jóvenes aprovecharon el encuentro para preguntarle a Mendoza sobre su vocación literaria; le pidieron algunos consejos para los que se inician en la escritura; y juntos evocaron algunos de los episodios más emblemáticos del policía investigador por excelencia, El Zurdo Mendieta.
Destacaron la importancia de la mujer en su obra y se resaltó la valentía e inteligencia de ellas. “La mujer no necesita casarse para ser dueña de su destino, para ir por dónde quiera ir. Es muy importante que las mujeres se planten y si han sufrido acoso que denuncien a las autoridades y que metan presos a esos tipos, ya verán lo que les va a pasar en (el penal) Puente Grande a esos canijos”, expresó el escritor.
Hoy es cumpleaños de Élmer y su público lo sabe bien, por ello, antes de finalizar el evento en la FIL le cantaron a una misma voz “Las Mañanitas al estilo Jalisco” y le obsequiaron incansables aplausos. Conmovido, el escritor agradeció con ironía: “No más no lloro porque soy muy macho”.