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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Nicole Brossard es poeta, novelista y ensayista, desde los años 60 participa en la vida literaria de vanguardia en Quebec. A sus 74 años es una incansable escritora y activista social; feminista crítica y una intelectual vital. Su trabajo explora el feminismo, el deseo y su conexión con la estructura y flexibilidad del lenguaje, esos territorios le interesan y laten en su prosa, poesía y obra ensayística.
“Antes que ser una vieja humanista, soy una exploradora, tengo necesidad de saber, siempre he dicho que soy una mujer del presente, el problema es que toda la sociedad vive en lo efímero y se distrae y sólo busca el presente pero sin conocer la fuerza y el tensión y la belleza del presente”, señala la poeta.
La escritora que ha publicado más de 40 libros, que fundó la revista La barre du jour, el periódico feminista Les têtes de pioche y en 1982 creó la casa editorial L'Intégrale éditrice, estuvo en México para hablar de su poesía y las letras quebequenses, y decir que vivimos un tiempo de hiper-modernidad y de hiper-individualismo.
Brossard (Quebec, 1943), quien pertenece a la Unión de Escritoras Quebequenses y en 2013 recibió la Orden Nacional de Quebec, asume la poesía como un arte de lo más vital y complejo en el ser humano. “La poesía es el lugar donde todavía se sintetiza la humanidad. Ahí está el placer sobre el hecho de pensar, escribir y jugar con el lenguaje. Las palabras pueden lastimarnos pero también pueden hacernos muy felices, nos hacen reír, nos hacen sonreír y nos hacen llorar. Y también es en la poesía donde esto pasa”.
Ha hecho literatura al tiempo que activismo feminista
En mi escritura todo tiene que ver, todo forma parte de mis libros, de mi reflexión, de mi cuerpo, de mis emociones, lo escribo en mi poesía, en mis ensayos y lo hago como una necesidad. Yo siempre he escrito sobre dos páginas, una página donde trato de analizar y criticar el patriarcado; y otra donde está el placer, el amor, el bienestar; y cuando las dos no encontraban las palabras, la poeta encontraba las palabras.
Todas mis actividades están ligadas con el feminismo y con las mujeres, siempre han estado ligadas a la literatura y al arte, al mundo cultural. Hay mujeres más eficaces para pelearse con los políticos, que son muy hábiles en decir mentiras, yo trabajo con las palabras para poder luchar contra las mentiras.
¿Escribe desde su realidad?
Yo siempre trato de comprender el mundo, no puedo estar ajena a él, tengo que comprender el mundo en el que vivo; el problema es que incluso si comprendemos el mundo es muy difícil intervenir por el flujo de palabras; estamos en medio de una amplitud de sonidos, de emociones y eso supone nuevas preguntas.
¿Hay avances para las mujeres?
En América del Norte pudimos hacerlo, las mujeres dijeron “basta, no estamos aquí para servir café, queremos hacer la revolución para nosotras”, y entonces esto supone un cambios, pero todos inmediatamente han barrido esos avances y ahora pensamos: “¿qué va a quedar de mí, qué va a quedar de estos movimientos, pues ahora las mujeres guardan silencio?, la respuesta está en la voluntad de la determinación y en la solidaridad de las mujeres.
En México aún son asesinadas
Yo sé, yo incluso hice un poema muy largo sobre eso: “Piano frontera”, habla de las mujeres de Ciudad Juárez, dice: “Del otro lado del río, el sol lame un ojo perfecto, atravesar será necesario entre las cruces y los clavos, ramos de lirios. Ni una más”. Escribo porque esto me concierne.
¿Siempre tiene la literatura?
Fundamentalmente creo que soy poeta, pero soy feliz con la reflexión, el pensamiento y el lenguaje. La poesía la escribimos cuando tenemos impresiones muy fuertes pero no entendemos todo y entonces la poesía nos ayuda a transmitirlo; la prosa la hacemos sólo cuando entendemos un poquito; y el ensayo, cuando entendimos muy bien un fenómeno y lo explicamos a los demás. Sin embargo, en mis ensayos siempre hay poesía viva.