La mexicana Silvia Molina , autora de libros para adultos y también para niños y distinguida con premios como el Xavier Villaurrutia , afirma que en su larga carrera ha escrito sobre la búsqueda de la identidad sin habérselo propuesto.
Nacida en la Ciudad de México hace 72 años, Molina ha escrito cuento, ensayo, crítica literaria, teatro, crónica y literatura infantil y su obra ha sido traducida a varios idiomas.
Muchas de sus obras presentan personajes que quieren saber "quiénes son, de dónde vienen y por qué son así", dice a Efe en Miami cuando se le pregunta si hay algo que le interese especialmente como temática.
No es algo buscado, pero cuando relee sus libros se da cuenta de que la búsqueda de la identidad subyace en el texto.
A su juicio, cuando eres niño o adolescente eso no preocupa, pero cuando se llega "a una edad" se empieza a "escarbar" en el pasado.
Eso es lo que ella está haciendo ahora para la que será su nueva novela, que aún no sabe cuándo se publicará pues es "lenta" y le gusta detenerse en la investigación.
El personaje central es Rafael Sánchez de Ocaña, un intelectual y diplomático republicano español que se exilió en México después de la Guerra Civil (1936-1939) y se casó con una hermana de la madre de Silvia Molina.
"He descubierto cosas muy importantes", dice Molina, quien ya hizo algo similar con la figura de su padre, quien falleció cuando ella tenía solo un año y fue político, periodista e historiador.
Héctor Pérez Martínez fue secretario de Gobernación durante la Presidencia de Miguel Alemán y gobernador de Campeche. Su hija escribió la novela "Imagen de Héctor" para llenar su ausencia.
Molina ha presentado este miércoles en Miami Cruzar la sombra , una recopilación de tres libros de cuentos previamente publicados y a los que ha agregado algunos nuevos.
Este jueves les tocará el turno a los lectores infantiles de Molina, quien presentará "Le comieron la lengua los ratones", obra ganadora del Premio 2019 de la Fundación Cuatrogatos, en el Instituto Cultural de México en Miami.
En unas declaraciones a Efe dijo que escribir para niños es "un reto", como "hacer travesuras".
"Es muy distinto" escribir para adultos que para niños, porque en el primer caso no sabes quién te va a leer, mientras en el segundo conoces que es un lector de 7 años o de 14, dice Molina.
"En última instancia escribes para ti mismo", dice Molina sobre su doble faceta de autora para lectores adultos y menores.
A los segundos les gusta "verse reflejados en el texto y sobre todo divertirse", señala la autora de "La mañana debe seguir gris", con la que ganó el Premio Xavier Villaurrutia 1977, al que siguió en 1998 el Premio Sor Juana Inés de la Cruz de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (1998) por El amor que me juraste.
También ha sido premiada por sus libros para niños. "Mi familia y la Bella Durmiente cien años después" le valió el Premio Nacional de Literatura Infantil Juan de la Cabada (1992).
La editorial Everest de España reconoció con el Premio Leer es Vivir (1999) a Molina por la novela para jóvenes "Quiero ser la que seré".
Molina recuerda perfectamente cuando escribió su primera obra para niños. Fue un cuento inspirado en un hecho real y lo escribió para "alegrar" a sus hijas que estaban "tristísimas", después de que a su marido le robaran la cría de la pastor alemán que tenía la familia cuando fue al supermercado.
En la realidad aquella cachorrita que el marido de Molina dejó dentro de su automóvil nunca apareció, pero en el cuento infantil un émulo de Sherlock Holmes lo encontró, rememora la escritora.
akc