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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Aunque la poeta Guadalupe Amor no tuvo toda una biblioteca en su casa, ni al parecer le interesaba resguardar sus archivos, de vez en cuando aparecen documentos, cartas o datos nuevos que arrojan mayor luz sobre Pita Amor, como mejor se le conoce a la autora de una obra sui generis que se centró en la poesía pero que también publicó una novela.
La obra y la vida de la autora de Yo soy mi casa, Décimas a Dios y Polvo, ha sido estudiada por el investigador estadounidense Michael Schuessler, quien asegura que la autora de la que el próximo 30 de mayo se celebrará el centenario de su nacimiento, era una persona que no tenía nada.
“Tenía sus joyitas en una mesa de centro como de amate, en muchas cajitas y recipientes, pero no tenía ni un libro. Nada. Me dijo que en una noche había quemado todo, sus documentos, su pasaporte, sus cartas; pero apenas me mandaron de la Capilla Alfonsina unas cinco cartas que le escribió Pita a Alfonso Reyes, y un perfil que hizo Guadalupe Amor para la revista Siempre! en los años 50. Sí hay cosas que van saliendo y creo que más con el centenario, una efeméride que crea más interés en ella y en su obra”, señala el autor del libro Pita Amor. La undécima musa, que ha sido reeditado por Aguilar.
En entrevista, el también autor de Elenísima. Ingenio y figura de Elena Poniatowska asegura que Pita más que hacer escuela, clausuró una escuela porque en su época no era la única que escribía en verso típico, con décimas, sonetos y liras, “pero ya después de ella como que cayó en desuso ese tipo de poesía, sin embargo Pita nunca la abandonó aunque tras la muerte de su hijo el contenido era extraño, repetitivo, las rimas eran fáciles, no mantuvo lo ontológico ni místico de su obra”.
Y es que Guadalupe Amor fue otra tras la muerte de su pequeño hijo de tres años. “Si ella se hubiera muerto al igual que su hijo, en ese momento, yo creo que tendríamos una visión muy distinta de cómo era Pita Amor y cómo era la poesía de Guadalupe Amor, porque son dos personajes, es decir, ella incluso tiene un casete que dice ‘Pita dice a Guadalupe Amor’, porque Guadalupe Amor es la que firma la poesía y Pita es para sus amigos”, señala Michael Schuessler.
El doctor en Lenguas y Literaturas Hispánicas por la Universidad de California asegura que hay mujeres que saben muy bien manejar su personaje y su imagen, como María Félix, pero Pita, ese personaje estrambótico, paulatinamente fue devorando a Guadalupe Amor.
“Después de la muerte de su hijo que fue a principios de los años 60, cuando él no tenía ni tres años y se ahogó en un aljibe en casa de su hermana Carito, hay un periodo de silencio, de mutismo absoluto; luego un amigo le empieza a hablar por teléfono y le da por cada llamada un poema sobre un animal o un ser mitológico y de ahí saca ella un libro con esa temática y después escribe más bien cuestiones amorosas, eróticas, que ya no tienen ese aspecto de la poesía mística, pura”, asegura Schuessler.
Él biógrafo de Pita reconoce que aunque viene su centenario y el próximo 8 de mayo además se cumplen 18 años de su muerte, casi no circula la obra poética de Pita Amor, acaso el Fondo de Cultura Económica editará su única novela y es posible que Aguilar reedite sus poemas completos.
De ahí que reconoce que su libro es una buena opción.
“Lo más importante de este libro es que también es una recopilación de sus versos, en cada apartado yo voy poniendo o un poema completo o un fragmento, y eso por lo menos contribuye a que se lea a la poeta. Me ha pasado muchas veces que la critican, que se burlan y luego yo les pregunto ‘¿de qué libro estás hablando?, ¿de qué poema?’; pasan un momento Peña Nieto porque no pueden nombrar ni un libro ni un poema y responden: ‘bueno, es que yo la vi una vez en la televisión..’. Yo les digo que eso no se vale, que hay que leerla”.
Y agrega: “Hay que tomar en serio la obra de Guadalupe Amor, hay que reconocer que quienes la alababan no eran unos menganos, era Alfonso Reyes, era José Gaos, era Arreola; era todo un escuadrón”.