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Ramón Xirau Subías
fue un poeta y filósofo que ostentaba una cultura española de nacimiento, pero a sus 20 años de edad, se mezclaría con la mexicana. A siete meses de su fallecimiento, la Academia Mexicana de la Lengua le rindió un homenaje al que asistieron colegias y amigos en El Colegio de México.
“Xirau vive entre nosotros, permea en sus escritos y en el conocimiento que dejó a sus estudiantes. Sus aportaciones a la cultura, a la filosofía, a la historia y a la literatura son un legado para comprender la actualidad intelectual del México contemporáneo”, comentó Fernando Serrano Migallón .
Su conocimiento, dijo, es una magnífica combinación de las disertaciones literarias y la filosofía que moldearon la estructura de su prosa. Su Introducción a la historia de la filosofía -reeditada en tres ocasiones- mantiene su carácter de texto obligado en los básicos de la licenciatura a 50 años de su edición. Su originalidad, su sentido crítico y su vigencia lo hace un libro de actualidad académica y su sensibilidad histórica está subyacente en todas sus obras.
Xirau Subías nació en Barcelona, España, el 20 de enero de 1924 y murió el 26 de julio de 2017. Lo recuerdan como el poeta, el amoroso, el filósofo y aquél que rechazó la muerte. Estas cuatro facetas relatadas en voz del antropólogo Eduardo Matos Moctezuma revelan que Xirau, el poeta, “le cantó a la vida y supo transformarla en poesía. También supo vivir y cantarle a la muerte. Él transitó por una guerra llena de dolor que lo hizo venir a parar a tierras mexicanas. La presencia constante en su poesía de las vacas y el color verde me hacen pensar en la vida y la esperanza”.
En la faceta de Xirau, el amoroso, rememoraba el nacimiento y la muerte, pues en esa dualidad hay un mundo de posibilidades, relató Matos Moctezuma que “todo nacimiento conlleva a la muerte pero cuando las palabras cobran su pleno significado, el poeta tiene el poder de transformarlo y es así como nace el amor y se hace eterno”.
Y en su labor como filósofo, “filosofar es vivir y si la filosofía es una forma de entender al mundo, necesitamos decir que Ramón Xirau comprendió el mundo y la hizo poesía. La poesía acorta la distancia entre padre e hijo y se convierte en un punto de unión pero la muerte de Joaquín Xirau en 1976 (su hijo) conlleva a un dolor que siempre estará presente.
“Ramón fue profundamente catalán y profundamente mexicano, su féretro fue cubierto por la bandera catalana pero su cuerpo se quedó arropado en la tierra que amó, donde queda el recuerdo del poeta de su filosofía e historia”, concluyó Matos Moctezuma.
El 26 de agosto de 1993, Xirau fue elegido para ser el octavo ocupante de la silla XIII de la Academia Mexicana de la Legua, institución que forma parte de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
Entre sus obras más reconocidas se encuentran: Tres poetas de la soledad: Gorostiza, Villaurrutia y Paz, 1955; Introducción a la historia de la filosofía, 1964; Ortega y Gasset: razón histórica y razón vital, 1983; Dos poetas y lo sagrado, 1993, y Entre la poesía y el conocimiento, 2001. Como poeta, ha publicado en catalán Graons, 1979 y Ocells, 1986, entre otros.
Ramón Xirau recibió, entre numerosas distinciones, la Medalla de la Orden de Isabel la Católica 1979, así como el Premio Alfonso Reyes 1988, el Nacional de Ciencias y Artes 1995 y el Internacional de Poesía y Ensayo Octavio Paz 2010. La Universidad Nacional Autónoma de México le otorgó el grado de doctor Honoris Causa en 2010.
A su muerte, doña Ana María Icaza viuda de Xirau recibió una carta de los Reyes de España donde lamentaban su fallecimiento.
jpe