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Tras los terremotos del 7 y 19 de septiembre en México, la revista mexicana de arquitectura Arquine sostuvo una conversación con los arquitectos chilenos y miembros de la iniciativa Elemental: Alejandro Aravena, ganador del Premio Pritzker en 2016, Gonzalo Arteaga y Juan Cerda. Elemental se encargó de reconstruir la ciudad de Constitución tras el terremoto y tsunami en Chile en 2010. A partir de esto, compartieron sus opiniones y recomendaciones para un eficiente y rápido proyecto de reconstrucción.

En la entrevista, Aravena destacó que debe ser la sociedad la que dé continuidad al proyecto de reconstrucción porque los políticos no tienen la capacidad debido a la temporalidad de sus administraciones. “Los únicos que quedan al final son las personas y las comunidades”, aseguró.

Dijo que el proyecto de reconstrucción debe contener aisladores sísmicos en las estructuras para evitar derrumbes por sismos porque, aseguró, estamos ante algo cíclico y recurrente. “Debe existir un componente que los ingenieros llaman ‘servicialidad de la estructura’, que permita liberar la energía que le entra a una estructura por medio del movimiento sísmico; que haya rotura de la estructura pero no colapso”.

“Cuando es tan alta la energía, no hay otra manera de liberarla que no sea por medio de que esa estructura se rompa, y se puede romper, pero no puede colapsar”. Para él, no sólo se trata de salvar vidas evitando el derrumbe de las construcciones, sino asegurar que éstas sigan siendo funcionales después del sismo y que no queden inservibles e inhabitables.

Acerca de lo sucedido más allá del contexto urbano en territorios rurales de Oaxaca, Morelos y Chiapas, Aravena comentó que los proyectos de reconstrucción no deben comprometer la calidad y seguridad arquitectónica en pos de la rapidez. Es importante, dijo, hacer que los refugios de emergencia que evitan que las personas estén a la intemperie sean un anticipo de la reconstrucción final, en lugar de ser algo desechable.

Indicó que el presupuesto no debe dividirse para la emergencia por un lado y para la reconstrucción por el otro. Deben usarse estructuras que primero sirvan en la emergencia y luego se incorporen al proyecto de reconstrucción.

Tomando en cuenta que la mayoría de las construcciones afectadas en esta zona estaban hechas de adobe, Aravena sentenció que “el adobe no tiene capacidad de disipar de manera segura la energía que le entra por medio de un sismo”. Opinó que este material, en todo caso, debería recubrir otro, como por ejemplo la madera, lo que le permitiría un grado mayor de flexibilidad a la estructura. “En la época en la que se construyeron estas viviendas se usó adobe porque no había de otra, hoy en día tenemos otras alternativas”.

Por ello, enfatizó, es importante la alianza entre el sector público, el privado y la ciudadanía. Son tres elementos que agilizaron la reconstrucción de Chile y, para Aravena, lo intelectual, lo material y la participación ciudadana es lo que canaliza los recursos de manera mucho más eficiente. “Cuando no tienes recursos ni tiempo para hacer todo, es la gente la que más te orienta para definir prioridades”, indicó. El diálogo con Aravena está en www.youtube.com/watch?v=zu34 znFeWew.

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