El populismo es un fenómeno difícil de definir, es impreciso y eso lo hace capaz de permear en cualquier lugar, señaló el historiador, periodista y escritor Álvaro Vargas Llosa durante la presentación del libro El estallido del populismo.

Coordinador de esta obra, Vargas Llosa recordó que en ella 16 autores (entre los que se encuentran Sergio Ramírez, premio Cervantes de Literatura 2017, y el historiador Enrique Krauze) intentan construir una especie de caleidoscopio sobre el populismo.

Hay populismo de izquierda, derecha, en países desarrollados o en vías de desarrollo, consideró el coordinador del libro y precisó que mientras el de derecha es nacionalista y levanta barreras para evitar la penetración de los peligros exteriores, el de izquierda construye esos muros hacia el interior porque la amenaza es económica e interna, pues culpa de la desigualdad a los ricos.

Por su parte, el escritor Sergio Ramírez señaló que una de las bases del populismo en América Latina es dar gratuitamente algo que en realidad no contribuye a que la gente mejore sus condiciones de vida.

Recordó que la figura de los caudillos populistas se imponen a las instituciones y acumulan poder hasta suprimir la democracia; los caudillos se convierten entonces en redentores.

En su opinión, personajes como Hugo Chávez, en Venezuela, son resultado del desgaste de las instituciones, algo que sigue ocurriendo en muchos sitos del mundo, por lo que el riesgo de la aparición de caudillos populistas es latente.

El populismo, observó el escritor, se basa en un pasado que nunca existió para apuntar a un futuro que nunca existirá; como ejemplo mencionó el proyecto del canal transoceánico en Nicaragua que no se ha construido.

Enrique Krauze, otro de los autores del libro, señaló que lo central del populismo es la aparición de un líder carismático que conecta mágicamente con la gente que lo sigue.

En su opinión, el populismo moderno se da a través del micrófono, la televisión y, más recientemente, el Twitter como lo ha demostrado Trump.

El líder carismático, según Krauze, decreta la verdad y divide a la gente entre buenos y malos, hablan de enemigos internos y externos para polarizar a la sociedad con la intensión de acotar a las instituciones.

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