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abida.ventura@eluniversal.com.mx
Durante varios años, la historiadora Daniela Spenser se sumergió entre papeles, libros y documentos para trazar una “biografía crítica” de Vicente Lombardo Toledano, ideólogo, político e impulsor de diversos sindicatos en México y América Latina.
Esa investigación, que ahora se publica con el título En combate. La vida de Lombardo Toledano (Debate), partió de una pregunta clave, ¿qué sobrevive de ese sindicalismo que él imaginó? “Nadie se acuerda de Lombardo, todo el mundo se acuerda de Fidel Velázquez, no solo porque sobrevivió, sino porque contribuyó en gran parte a hacer del sindicalismo mexicano un ente totalmente subordinado al Estado y lo que a mí me interesa en el libro es demostrar quien inició ese mecanismo de subordinación. La diferencia entre ellos dos es que Lombardo tenía una visión y una misión en la vida, Fidel Velázquez no, seguramente quería defender el salario de los obreros, pero no tenía esta gran visión del mundo, de la creación, de la construcción del socialismo en el mundo. Lombardo tenía una visión, los que lo siguieron la tenían, pero más restringida, más chata”, dice en entrevista la investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), quien hoy presenta este volumen en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. El evento será a las 18 horas, en el Auditorio Bernardo Quintana; participan la autora, el investigador del CIESAS, Alberto Aziz Nassif, y el abogado Arturo Alcalde Justiniani.
Político e ideólogo, amado por unos y vilipendiado por otros, Lombardo Toledano fue “un místico del sindicalismo”, un hombre que pasó de la fe cristiana al marxismo y que se convirtió en un “teólogo del socialismo con tintes jesuíticos”. Y son precisamente esos claroscuros del fundador de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) los que la historiadora nacida en Checoslovaquia saca a la luz en este libro editado por Debate: “Es una biografía crítica de Lombardo Toledano, que trata de ponerlo en su justa dimensión frente a las dos corrientes que hay sobre el personaje: una es vilipendiarlo, describirlo como un oportunista, como un aliado del PRI; y por el otro lado está su mitificación en el sindicalismo. A partir de estas dos corrientes, trato de reunir material biográfico y bibliográfico para crear un personaje real, y creo que esa es una de las aportaciones del libro, es un Lombardo Toledano de carne y hueso”.
Nacido en la sierra de Puebla en 1894, fundador de la Escuela Nacional Preparatoria Nocturna y de la Universidad Obrera de México, Lombardo Toledano tuvo una vida que se puede contar por diversas etapas, señala la investigadora, quien se adentró en su archivo personal, guardado en mil 300 cajas que incluyen discursos, conferencias, libretas de apuntes, esbozos de libros no escritos, correspondencia con sus “camaradas” y personajes de la política nacional.
Esa primera etapa de su vida, explica la historiadora que ha explorado la historia del comunismo mexicano y latinoamericano, se desarrolla durante la Revolución Mexicana, cuando estudia Derecho en la Escuela de Jurisprudencia de la Universidad Nacional y en la Escuela Nacional de Altos Estudios, que es la precursora de la Facultad de Filosofía y Letras. “Ahí se construye a sí mismo, un joven de la sierra norte de Puebla, católico, que llega a la Revolución con el corazón y los ojos abiertos hacia la pobreza, el México rural; a partir de sus convicciones cristianas se compromete con ese México desdichado”.
Y se compromete principalmente con el movimiento obrero, añade Daniela Spenser, autora de El triángulo imposible: México, la Unión Soviética y Estados Unidos en los años veinte: “Sin duda alguna es constructor del sindicalismo mexicano; en los años 20, como había estudiado jurisprudencia, es de los pocos que conoce y entiende el galimatías del Artículo 123 constitucional, entiende sus problemas y sus aportaciones. Lombardo contribuye a crear sindicatos, un hombre incansable que explica a los dirigentes y obreros la Constitución, les ayuda a ir a las juntas de conciliación y a registrar los sindicatos, hace una gran labor”.
A lo largo de su vida política y como líder sindical, el fundador del Partido Popular, que hacia 1960 se convirtió en el Partido Popular Socialista, siempre se consideró ateo, pero la tesis de la historiadora es que esa convicción católica de Lombardo Toledano se fundió con el marxismo, convirtiéndolo en un “teólogo del socialismo con tintes jesuíticos”: “Comienza a leer a Marx y poco a poco asume el materialismo histórico como su ideología, él se dice ateo, pero más bien el cristianismo se funde con el marxismo y producen a un Lombardo comprometido con la sociedad. Él jamás se declara partidario del cristianismo, él se dice ateo, pero yo llego a la conclusión de que el marxismo y el cristianismo se funden en él, y esa es su guía, a lo largo de toda la vida.
“Hace una conjunción entre el marxismo y el cristianismo sin que él jamás lo admitiera, y sus admiradores creo que tampoco, pero yo lo veo como una observadora a distancia”, añade la investigadora que a lo largo de su carrera como historiadora política se ha interesado en el período de la Revolución Mexicana, principalmente la construcción del país posrevolucionario en los años 30.