Más Información
Con prórroga o sin ella, elección judicial va, asegura Taddei; afirma que presupuesto de 13 mmdp no es ninguna “ocurrencia”
Así fingió “El Guacho” su muerte para vivir en Estados Unidos; su esposa es hija de “El Mencho”, líder del CJNG
INE aprueba calendario y programa de trabajo para elección judicial; hay un retraso del 15% en actividades
Senado inicia discusión para aprobar reforma contra maltrato animal; Estado debe garantizar su cuidado y conservación
Diputados inician debate para crear supersecretaría de García Harfuch; prevén que dictamen se apruebe por unanimidad
El periodista Francesc Peirón llenó el pasado lunes la sala de actos del Instituto Cervantes en Manhattan para presentar su libro "Me llamo Nueva York" (Ed. Península), rodeado de amantes de la gran urbe en un apasionado debate sobre su capacidad de transformación , pues es la ciudad que "muta".
"Si hay que adentrarse en el territorio inexplorado de la eternidad, mejor que sea en Nueva York". Así arranca este libro, según recordó la periodista Ana Nieto, en una charla con el corresponsal del diario La Vanguardia que se fue contagiando entre los muchos asistentes a la presentación, que llegaron a sugerir una traducción al inglés o un segundo volumen de ficción, puesto que la geografía humana que se revela puede ser de interés universal.
Peirón narra en su libro una veintena de historias humanas fruto de sus diez años de anotaciones en su Molenskine de corresponsal, a partir de las cuales surgen los rincones más auténticos de Nueva York, y siempre se desplaza para ello en el metro, la arteria que une Manhattan con el Bronx, Brooklyn, Harlem y Queens, y que "nos iguala a todos", como en su día dijo el alcalde Bill de Blasio.
"Nueva York tiene un gran magnetismo. Es la ciudad en la que más camareros quieren ser alguien (...) Porque a esta ciudad viene la gente a reinventarse, a empezar algo o a dejarlo atrás en soledad, cada uno como quiere" , explica este "periodista de calle", como él se define, que ya presentó meses atrás el libro en España.
Entre las muchas preguntas que se le hicieron por parte del público, con presencia del cónsul español, Rafael Conde de Saro, surgió el debate nostálgico de lo que fue Nueva York y de lo que es ahora, con lugares emblemáticos como Times Square convertidos en un "parque temático", en lo que algunos definen como la "ciudad de la selfie", con la globalización como catalizador que lo "iguala todo".
Si bien Peirón va más lejos y reconoce que a él le hubiera gustado vivir en la Nueva York "peligrosa y canalla" de los años 70 y 80, aboga por que hay que ser respetuosos con el tiempo que a uno le toca vivir en esta ciudad: "No podemos pedir a Nueva York lo que no podemos perdirnos a nosotros mismos".
En este sentido, y otra vez con el apunte y apoyo de Ana Nieto, la periodista veterana afincada en Nueva York recuerda el colofón del libro, que pudo ofrecer una buena respuesta a lo que muchos debatían.
"Como sostiene Colson Whitehead en su libro The Colossus of New York , 'tal vez nos convertimos en neoyorquinos el día en que entendemos que Nueva York continuará sin nosotros. Para posponer lo inevitable, tratamos de retener la ciudad en un lugar recordándola como era, haciéndole a la ciudad aquello que nunca permitiríamos que nos hicieran a nosotros mismos... La ciudad de Nueva York no mantiene nuestros antiguos yo contra nosotros . Tal vez podamos aplicar idéntica cortesía".
Peirón se aplica esa máxima: "Yo me alegro de vivir en Nueva York. Me siento acogido en esta ciudad y me apasiona".
akc