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Paulo Coelho tiene un récord mundial Guinness por ser el "autor vivo más traducido del mundo". Ha vendido más de 325 millones de libros en más de 150 países.
Hace más de una década que vive en Suiza y ahora mira a Brasil, su lugar de nacimiento, con tristeza y pesimismo.
"Pero si insisten, debo decir que estamos en una encrucijada. La gente se está volviendo fundamentalista. El gobierno mismo es patético. Los ministros están por debajo de cualquier evaluación razonable. Creo que estamos pasando por tiempos muy difíciles y no sé cómo va a terminar esto", dice en una entrevista concedida a BBC Brasil en su casa de Ginebra.
Tortura
En libros como Hippie (2018) o El Aleph (2010), Coelho aconseja a sus lectores que sean conscientes de que el pasado es algo que debe dejarse atrás.
Pero, en esta entrevista, recuerda con detalle los meses en que asegura fue golpeado, le pusieron electrodos en sus genitales y agentes del régimen militar lo encerraron desnudo con una capucha en una habitación fría y oscura.
"Cuando eres arrestado y torturado, ya no eres un ser humano. Solo eres una cosa que puede desaparecer", dice.
Antes de convertirse en un escritor de best sellers, Coelho fue un famoso escritor de canciones de rock and roll en Brasil durante los años 60 y 70.
Fue entonces que el régimen militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985 comenzó a verlo como una amenaza subversiva.
Era marzo de 1974.
"Las guerrillas ya habían sido eliminadas del mapa, pero todavía tenían una maquinaria de guerra en funcionamiento. Por lo tanto, tenían que seguir arrestando gente. Y los siguientes objetivos eran artistas. Los artistas siempre son peligrosos", dice.
Desnudo
Afirma que estaba feliz de ser detenido "ya que no había nada que pudiera ser usado en mi contra".
Pero las cosas sucedieron de una manera que él no esperaba.
"Me golpearon y me pusieron en lo que llaman un 'refrigerador'. Estuve desnudo todo el tiempo con una capucha en la cabeza", recuerda.
Durante tres meses, permaneció dentro de una habitación oscura en un lugar que, décadas después, se conoció como el cuartel general de tortura en Río de Janeiro.
"Luego un día dijeron: 'Ok, ya está lo suficientemente asustado y nunca irá en contra del gobierno'", cuenta.
"Tenían razón", continúa el escritor. "Estaba totalmente asustado y me llevó años deshacerme de este miedo, porque puedes salir de la cárcel pero la cárcel permanece dentro de tu cabeza".
Autocensura
Este miedo siguió al reconocido autor brasileño durante años.
"Comienzas a autocensurarte a ti mismo. Cállate. Así que tuvieron éxito", dice.
"Me llevó siete años deshacerme de esta cárcel interior. Y un día dije: no tengo nada que perder. No puedo continuar así, temiendo mirar a los lados y pensando que sería arrestado y torturado nuevamente", cuenta.
Pero ¿por qué es importante hablar del pasado?
"Ya no es el pasado", dice Coelho.
"Brasil corre el riesgo de volver a esos años oscuros. Se está volviendo cada vez más presente. Nadie sabe dónde va a terminar esto, así que es mejor decírselo a la gente que no lo recuerda. Presta atención porque he pasado (y, por supuesto, todo el país) un momento donde no había libertad", advierte.
"Brasil vivió un clima de terror. Es a lo que se dirige ahora, creo. Brasil está totalmente polarizado y creo que lamentablemente las cosas se dirigen hacia el mismo clima de terror. Ya no dices lo que piensas. Ni siquiera en la familia. No es porque te arrestarán, torturarán o golpearán. Es porque las personas han perdido por completo su capacidad de diálogo. O estás a favor o estás en contra. No hay conversación. Era lo mismo en aquel entonces", opina.
"Ahora ves que la gente se está volviendo muy radical. Mucho. El evangélico ya no tolera al católico, el hombre de izquierda no tolera al de derecha, el hombre de derecha odia a todos. Lo ves en las biografías de Twitter. 'Fulano de tal, anticomunista'. ¿Qué cree? ¿Que Brasil será invadido de repente por hordas de soviéticos que estaban ocultos en la Amazonía, con una estrella roja? El comunismo ya no existe. Nunca existió. Lo que había era un régimen soviético horroroso", relata.
Destructor
En opinión de Coelho, Jair Bolsonaro, un excapitán conservador del ejército que se convirtió en presidente de Brasil después de años de gobiernos de izquierda, "está destruyendo la visión que el mundo tenía sobre Brasil".
"Niega que la Amazonía se esté quemando, elogia a dictadores como Pinochet y muchos otros", lamenta Coelho. "No puede cambiar porque él es eso".
"Tengo 72 años y nunca he visto algo así. He vivido la dictadura, la democracia, muchas fases de Brasil, pero nunca he visto lo que está sucediendo ahora. Es un delirio [...]. Estoy muy triste por lo que está sucediendo", asegura.
"Tenemos un presidente que, en el fondo, ni siquiera sé si está muy contento de haber sido elegido. Es muy cómodo estar en la oposición. Brasil observa con horror el colapso de lo que representa nuestro país. O sea, una luz en un mundo que vivía en la oscuridad", afirma.
Usando la fama
El escritor dice que no teme perder lectores en Brasil por su opinión sobre el presidente del país.
"Después de vender 320 millones de copias, de casi 1.000 millones de lectores, tienes que arriesgarte. Tengo que decir lo que pienso", dice.
"De lo contrario, ¿para qué es la fama? ¿para qué eres una celebridad? ¿para decir 'tengo un Maserati'? (no tengo un Maserati, por cierto). No, la fama te da una voz y tienes que usarla. Esto es lo correcto, incluso si me arriesgo a perder muchos lectores", sostiene.
"A estas alturas, tengo un compromiso histórico y el compromiso histórico es no callar. Tengo que hablar. ¿Perderé lectores? Los pierdo. ¿Los he perdido? ¿Los estoy perdiendo? No lo sé", añade.
A pesar de su postura, Coelho reconoce que no está convencido de que las cosas vayan a mejorar en su país.
"Espero que las instituciones, el Congreso Nacional y el Poder Judicial, puedan mantener unido a Brasil, pero no estoy seguro de que puedan", opina.
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