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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
El periodista salvadoreño Óscar Martínez, quien es parte del equipo del periódico digital ElFaro.net aseguró que una de las funciones más importantes del periodismo es contarle a la gente cosas que no necesariamente quieren saber.
“Sabemos cuál es la fórmula para tener clics, la fórmula para tener clics y ser un periódico muy visitado está encapsulada y la puedes comprar en un segundo y nos funciona aquí o en Australia o en África; la fórmula para contar cosas profundas no, en el caso de El Salvador, cuando empezamos a explicar a las pandillas, no sólo hubo odio sino amenazas de muerte, pero nosotros creemos que era necesario entender este grupo que son 64 mil personas en un país de 6.5 millones de habitantes, para lograr entendernos a nosotros mismos”, aseguró.
El cronista y autor de “Los migrantes que no importan” y “El niño de Holliwood”, fue el encargado de dictar la conferencia de clausura del quinto Encuentro Nacional de Periodismo en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán 2019, señaló que un periodista puede ser lo que quiera menos ingenuo.
“Más que ser empáticos o cercanos a tu fuente, un periodista tiene que ser respetado por su fuente y respetar a su fuente. Si preguntas trivialidades es el desprecio absoluto no solo por el tiempo sino por la historia de alguien”, dijo Martínez.
Y luego cuestionó esa definición terrible de que los periodistas somos alguien que está en el lugar indicado a la hora indicada, dijo que esa es una persona con moto no un periodista necesariamente. “Los periodistas sabemos hacer cosas y sabemos a dónde llegar y sabemos que a veces es mejor tarde que temprano, como dice Alberto Salcedo Ramos, a veces es mejor llegar a la historia cuando todos se han ido; y en lugar de informar primero informar mejor”.
Llamó a escribir huyendo del espectáculo, “uno de los extremos antiéticos de un reportero es tener información y no saber convertirla en algo asequible para los lectores, tener buena información y desperdiciarla. Quien recogió mal la información no importa qué haga con ella porque la información es mala, pero quien consiguió buenas fuentes, quien tiene algo que contar trascendente para la vida de otras personas y lo escupe sobre una página ha cometido un acto de una ética mucho más dudosa que si no hubiera empezado a hacer nada al respecto”, señaló.
También dijo que la figura del editor parece desvanecerse, porque no es alguien que lee y que en muchos casos cree que tiene que corregir tus comas y tus tildes, sino que debe ser alguien que te confronta; “un editor que te haga sentir incómodo con preguntas directas, respetuosas pero directas y llanas, eso es algo que escasea”, concluyó.
nrv