La concesión hoy del premio Nobel de Literatura al austríaco Peter Handke ha generado elogios en Serbia y críticas furibundas en Bosnia y Kosovo , donde se recuerda la defensa que hizo del autoritario presidente serbio Slobodan Milosevic , mientras sus compatriotas en Austria muestran su apoyo pese a los comentarios duros que ha hecho contra su país.

Desde el pequeño pueblo natal en que nació hasta el palacio presidencial, la satisfacción por el Nobel al escritor es unánime en la tierra que lo vio nacer. No lo critican por residir en los suburbios de París (en Chaville, al suroeste de la capital francesa) desde hace tres décadas y lo elogian de manera unánime, a pesar de su apoyo casi incondicional a los nacionalistas serbios durante la guerra en la ex-Yugoslavia.

La escritora austríaca Elfriede Jelinek, quien precedió a Handke recibiendo el mismo lauro, en 2004, sólo ve justicia en este premio. "Debería haberlo recibido antes que yo", considera modestamente la célebre autora de "Amantes", quien comparte con el galardonado en 2019 el gusto por las posiciones consideradas extremas y polémicas. "¡Ya era hora!", añadió con alegría

Klaus Kastberger, uno de los mayores especialistas austríacos en la obra de Handke, está muy satisfecho de que el Comité Nobel no lo haya sancionado a causa de toda la controversia que ha provocado.

En el gobierno austríaco, por su parte, han optado por no recordar las frases duras de Handke respecto a su país, gobernado varias veces por la extrema derecha.

Por otro lado, el ministro serbio de Cultura, Vladan Vukosavljevic , declaró que Handke merecía el galardón desde hace tiempo, y recordó su apoyo al "pueblo serbio" en momentos difíciles y a pesar de que eso le supuso muchas críticas.

"Su obra literaria ha marcado de forma global el fin del siglo XX y el comienzo del XXI. El premio Nobel (...) debía haberle pertenecido hace tiempo, pero la política se ha mezclado. El premio le llega relativamente tarde, pero es absolutamente merecido", declaró Vukosavljevic.

El ministro calificó de gran vergüenza para la cultura francesa y el público europeo que la Comedia Francesa retirase de su programación (en 2006) obras de Handke por su postura política.

Al contrario que en Serbia, la posición de Handke genera un gran rechazo en Kosovo y gran parte de Bosnia.

Sefik Dzaferovic

, miembro musulmán de la Presidencia tripartita bosnia, consideró escandalosa y vergonzosa la decisión de premiar a Handke , que, según él, justificó los crímenes de guerra en Bosnia, según recoge el portal Klix.

"Es vergonzoso que el Comité Nobel pase por alto con facilidad el hecho de que Handke justificaba y defendiese a Slobodan Milosevic y sus ejecutores Radovan Karadzic y Ratko Mladic, quienes fueron condenados por los crímenes de guerra más graves, incluido el genocidio", dijo Dzaferovic.

Aseguró que años después de la guerra Handke no ha mostrado arrepentimiento ni se ha disculpado a las víctimas de genocidio, violaciones y otros crímenes, sino que hasta hoy niega la verdad sobre Srebrenica y afirma que los ciudadanos de Sarajevo escenificaron las matanzas durante el asedio serbobosnio.

El escritor estadounidense de origen bosnio Aleksandar Hemon ha calificado al escritor austríaco así: "Peter Handke es el Bob Dylan de los negadores del genocidio" .

Vlora Citaku, embajadora de Kosovo en EU, recuerda en un tuit otra frase polémica que atribuye a Handke: "A veces me gustaría ser un monje ortodoxo serbio que lucha por Kosovo"

Citaku agrega: "En un mundo lleno de brillantes escritores el Comité del Nobel recompensa a un propagador de odio y la violencia étnica".

La polémica ha marcado la vida de Handke desde la publicación de "Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Sava, Morava y Drina, o justicia para Serbia" en 1996.

La polémica creció años después con su defensa del autoritario Milosevic, a quien incluso visitó en su cárcel de La Haya en 2004 cuando era juzgado como criminal de guerra y en cuyo entierro tomó la palabra en 2006.

nrv

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