yanet.aguilar@eluniversal.com.mx

Jeffrey Browitt, el traductor que en 2007 se atrevió a llevar al inglés el Nuevo catecismo para indios remisos/ A New Catechism for Recalcitrant Indians, sabe de lo que habla cuando asegura que la obra de Carlos Monsiváis es “más bien un delicioso secreto de unos latinoamericanistas devotos, similar a la obra del recién fallecido Sergio Pitol”. Lo dice con conocimiento de causa, Monsi es un autor muy poco leído, estudiado y traducido fuera de México.

En el marco del 80 aniversario del nacimiento del ensayista, cronista y narrador mexicano, que se cumple el próximo viernes, y a poco más de un mes de que se conmemoren los ocho años de su muerte (19 de junio), Jeffrey Browitt, en entrevista vía correo electrónico, afirma: “No creo que fuera de México Monsiváis haya tenido la recepción que debería merecer. Claro que es bien conocido por muchos intelectuales progresistas, críticos culturales, activistas políticos y cronistas en América Latina”.

El director de los Estudios Latinoamericanos en el programa de Estudios Internacionales en la Facultad de Artes y Ciencias Sociales de la Universidad de Tecnología de Sydney, afirma que “Monsi era uno de los grandes estilistas del castellano en México y la sintaxis compleja de sus crónicas, por ejemplo, presenta a veces tremendos retos para la traducción”.

El traductor dice además que “hay elementos culturales en sus obras casi imposibles de traducir sin perder algo muy de México; palabras y giros que tienen reverberaciones históricas, resonancias culturales muy profundas, muchas de las cuales un extranjero como yo no capta”.

Junto a Browitt hay otros dos grandes apasionados de la obra monsivaisiana: el inglés John Kraniauskas y la estadounidense Linda Egan, quienes han hecho magníficas traducciones, sin embargo la obra del “Cronista de la Portales” aún está a la espera de llegar a sectores más amplios y a circular como todavía lo hace en México , donde más de una veintena de sus títulos se pueden adquirir en las librerías más importantes de la ciudad.

Ediciones Era, que posee los derechos de publicación de al menos 11 de las obras del cronista, tiene en circulación obras como: Los rituales del caos, A ustedes les consta, Días de guardar, Salvador Novo. Lo marginal en el centro y Amor perdido, varias de ellas también en formato bolsillo, sin embargo, son títulos cuyo año de edición es de cuando aún estaba vivo o de los primeros años tras su deceso.

Otras obras de Monsi circulan bajo sellos de Penguin Random House, como es el caso de Apocalipstik, Escenas de pudor y liviandad, El estado laico y sus malquerientes y Pedro Infante. Las leyes del querer. Y quizás, los más internacionales sean los dos títulos que le publicó Anagrama: Aires de familia. Cultura sociedad en América Latina, que obtuvo el XXVIII Premio Anagrama de Ensayo en 2000 y Las alusiones perdidas, que fue su discurso de recepción del Premio FIL de Literatura en 2006, que incluye la presentación que hizo de él José Emilio Pacheco.

Beatriz Sánchez Monsiváis, prima del cronista, quien junto con su familia es heredera de la obra del que fuera columnista de EL UNIVERSAL, asegura que los libros de Carlos si se encuentran en librerías, “algunos se venden más que otros, más o menos veo que circulan bien”, señala, pero agrega que casi no ha tenido reediciones ni reimpresiones tras su muerte. “Uno que otro se reimprime. Mi hermano sabe más porque él tiene los derechos de autor, pero creo que los que más se venden son Días de guardar y Escenas de pudor y liviandad“.

Sánchez Monsiváis, quien es secretaria de la Asociación Cultural El Estanquillo, dice que hay proyectos para editar algunos libros pero todavía no están completamente hechos. Pero apunta que el año pasado salieron Nada mexicano me es ajeno. Seis papeles sobre Carlos Monsiváis, de Adolfo Castañón, publicado por la UACM, y El género Monsiváis, de Juan Villoro, editado por el INAH; a los que, dice, se agregan las colecciones en el Museo y los catálogos de las exposiciones de Carlos que se han editado.

Sin embargo, Sánchez Monsiváis reconoce que ha habido traducciones particulares de ensayos y artículos, pero no traducciones de libros.

Autor de múltiples géneros. Jeffrey Browitt asegura que a Monsiváis no se le encasilla fácilmente, ya que su proyecto escritural abarca géneros como la cultura popular en todas sus dimensiones, la literatura (novela, cuento y poesía), el ensayo político, la crónica y, su legendaria columna Por mi madre, bohemios.

“Escribía con maniobras lingüísticas sumamente originales mediante las cuales hacía que el lenguaje del poder se autodesconstruyera y se autodeslegitimara. Su arma principal era el humor paródico construido a través del hábil manejo de juegos verbales, dichos, refranes y aforismos geniales e imprevistos de la cultura popular que contrastan con las declaraciones vacuas del discurso del poder. Era un maestro de la estocada satírica, aprendida, en parte, de Salvador Novo. Lo que dice Monsiváis en su biografía de Novo se aplica a sí mismo: ‘reelabora el infierno social como paraíso escritural’; tiene un ‘sentido del humor que reduce al absurdo las pretensiones de los machos y los patanes’”, afirma Browitt.

El investigador que ha trabajado como profesor  en la Universidad de  Monash, Melbourne, y en la Universidad Industrial de Santander  en Colombia, asegura que Monsiváis era un hombre renacentista, un punto de referencia clave, el intelectual público completo, totalmente entregado a la vida pública de México y con un amor por su país mucho más profundo que banderas e himnos nacionales.

“Yo recuerdo el orgullo con que me regaló un mamotreto que se llama Diccionario de Mejicanismos, publicado por Porrúa”, dice Browitt, quien agrega: “Decir que Monsiváis y yo éramos amigos sería un abuso de la verdad; éramos conocidos, no más. Sin embargo, recuerdo con afecto las veces que nos encontramos en el hotel María Cristina en la colonia Cuauhtémoc (el mismo hotel donde se alojaba Pitol cuando pasaba por la capital) para aclarar dudas sobre la traducción del Nuevo catecismo para indos remisos. Y Monsi vino a Australia por lo menos dos veces. Yo lo extraño y ni siquiera soy de México. Me imagino cómo pesa su ausencia entre los intelectuales en México. Han perdido a Pitol recientemente y también a José Emilio Pacheco. Los dioses se van”.

Homenaje. Hoy, al mediodía, en El Museo del Estanquillo, que resguarda buena parte de sus colecciones de arte popular, se darán detalles de Hay ausencias que triunfan. Homenaje a Carlos Monsiváis a 80 años de su nacimiento. No se trata de un gran homenaje, aunque se esperaba; en realidad es el homenaje que tradicionalmente se le hace en cada aniversario de su muerte.

Esta vez se pensó en moverlo de junio a mayo por la conmemoración de sus 80 años. “Va a ser más o menos como cada año, en la tarde del sábado (5 de mayo) va a haber conferencias sobre el legado de Carlos, en la mañana va haber talleres, a mediodía también habrá la lectura del libro de ensayos El 68, la tradición de la resistencia”, dice Sánchez Monsiváis.

También la Coordinación de Literatura del INBA recordará al escritor con la mesa “Anotaciones de una ciudad. Carlos Monsiváis y la crónica”, el domingo 6 de mayo a las 12 horas, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses