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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Michael Reid asegura que Andrés Manuel López Obrador ha hecho algunas cosas positivas, sobre todo la Guardia Nacional, pero dice que sería mejor si fuera totalmente civil y llama la atención sobre un hecho: “la Guardia Nacional es un elemento en la solución del problema de seguridad, no es la solución en sí misma”, asegura el periodista y experto en la vida política, económica y social de América Latina.
El autor del libro "El continente olvidado (Crítica)", que es una gran crónica política y económica de América Latina, afirma que hay tres fuentes de preocupación ante la gestión del Presidente mexicano: su no al aeropuerto, “que envía señales de incertidumbre para los inversionistas” y que, dice, es negativo para la economía de mediano plazo. También su política de austeridad, “que si bien hubo excesos en algunas partes de la administración pública, es un error porque debilita en la forma en que la han aplicado”. Y su reorganización de las políticas sociales, “que son muy importantes y son pagadas con el dinero de todos los mexicanos, pero ha cometido un error al convertirlas en programas del Presidente de la República y de la Presidencia y no del Estado mexicano”.
A Michael Reid también le preocupa la derogación de la reforma educativa porque “fue la cosa más positiva que hizo el gobierno de Peña Nieto”, y porque la educación es absolutamente crucial para que México sea una sociedad más productiva y más incluyente, sobre todo en los estados del sur y para la gente más pobre de México.
El también autor de Brazil: The troubled rise of a global power afirma que México tiene que verse en el panorama continental, aunque al mandatario no parece interesarle mucho la política exterior ni la unión con países de la región, “él ha indicado que no le interesa mucho la política exterior, por otro lado, América Latina tiene muchísimo que ganar con una integración regional seria, pero tiene que ser sobre la base de los intereses nacionales subyacentes, no sobre los prejuicios de los gobiernos de turno”.
Sus trabajos para este libro —que tuvo una primera versión en 2007— permiten a Reid señalar que, comparado con hace 10 años, en América Latina el panorama es más complicado por tres motivos: “primero: ha habido varios años de estancamiento económico en la región que es preocupante, la región está creciendo menos que el mundo; segundo: hay cierto descrédito de la democracia en la región y un hartazgo por la corrupción y la inseguridad, que ha generado bastante polarización y la llegada al poder de gente que en alguna forma quiere desmontar lo avanzado y recomenzar de cero; y en tercer lugar, porque el contexto externo es más complicado, el presidente Trump ha mostrado que no es un amigo de América Latina, que es proteccionista, que es muy antinmigrante, que tiene un discurso muy duro frente al narcotráfico y que quiere empujar a los países latinoamericanos a escoger entre Estados Unidos y China”.
En general, agrega Reid, el contexto externo es más difícil porque hay un conflicto geopolítico en ciernes entre Estados Unidos y China y el orden mundial, liberal, multilateral que antes beneficiaba a América Latina y que ahora está a la defensiva. “Dicho todo eso yo pienso que no soy del todo pesimista y creo que las sociedades latinoamericanas son mucho más democráticas y mucho más dinámicas que en el pasado, y eso es importante”, dice Reid, quien reconoce que Uruguay y Costa Rica están avanzando bien, que Perú y Brasil le están dando la batalla a la corrupción, pero que en México falta mucho por hacer.