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nestor.ramirez@clabsa.com.mx
El cadáver mutilado de fray Juan de la Cruz llegó a Segovia tras días en que misticismo y realidad comulgaban en una tierra de demonios que tentaban a los humanos para agredir el cuerpo perfumado del santo de los poetas. Ese olor atrae más de 500 años después a otro vate, Luis Felipe Fabre , quien da cuerpo a una novela "rebelde" e "inconforme" donde el lenguaje poético pone un sello al género narrativo .
Luego de títulos como " La Sodomía en la Nueva España " y " Escribir con caca ", el ensayista y poeta ha publicado con la editorial Sexto Piso su primera novela, "Declaración de las Canciones Oscuras", un título que cuenta con elementos narrativos característicos del género a la vez que los versos y las rimas se hacen presentes tanto en el devenir de la historia como en las voces de los personajes.
Ha sido por este título que el autor nacido en la Ciudad de México en 1974 se ha hecho merecedor del Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska de la Ciudad de México , pese a los desafíos que representaban el tamaño de la figura de fray Juan de la Cruz y que él, con trayectoria como poeta y ensayista, desconocía cómo escribir una novela.
En entrevista con EL UNIVERSAL asegura que lo anterior lo puso a reflexionar hasta caer en cuenta que un místico como Juan de Yepes Álvarez , nombre real del fraile, asumía su ignorancia y comenzaba a aproximarse, además que comprendió que a él le gustan las novelas que no lo parecen.
Con " Declaración de las Canciones Oscuras " el autor reivindica esta aproximación que califica de extraña, extranjera y excéntrica al género narrativo. "Creo que me parece importante que quede claro que uno viene de otro lugar y va hacia otro lugar. Que uno no es narrador de cepa, este extrañamiento me parece interesante, aunque también quiero que funcione como poesía".
Luis Felipe Fabre bromea al decir que mientras algunas personas compran un auto convertible, él optó por escribir esta novela de 160 páginas como respuesta a la crisis de la edad madura, aunque bien es admirador de fray Juan de la Cruz desde hace casi 25 años, pese a que nunca se atrevió a hacer algo sobre este personaje porque impone muchísimo.
El estudio de la historia del cadáver del santo de los poetas le interesó al grado de pensar que alguien debería escribir sobre dicho suceso que ocurrió a finales del siglo XVI. No obstante después se preguntó por qué ese autor no podía ser él mismo, a la vez que consideró que la narrativa le devolvía una suerte de humanidad al religioso.
El autor de " Cabaret Provenza " insistió en la necesidad de recuperar la naturaleza humana de fray Juan de la Cruz, pues casi todas las lecturas que se le hacen son aproximaciones demasiado espirituales, por lo que la presencia del cadáver en el título editado por Sexto Piso le servía de contrapeso frente a la aproximación tradicional que se hace de su vida y su obra.
El ganador del Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares por "La Sodomía en la Nueva España" asegura que él cree que puede haber personas que logran ver más allá de la cotidianidad, lo cual ocurre cuando uno lee los versos de Fray Juan de la Cruz pues el lenguaje se agrieta y, con un paralelismo a Matrix, permite ver más allá y al reconocer ese silencio, esa nada, ese abismo, ese absoluto que hay.
"Creo que la mayor superstición es la certeza. Es un amuleto que tenemos para movernos en algo que en realidad no tiene lógica o si la tiene no la podemos acabar de medir y no es nuestra propia lógica, es algo que nos rebasa", afirma.
El hecho de escribir cosas delirantes permite al poeta y novelista concentrarse y percibir una realidad más profunda, pues cuando está en el proceso de creación nunca se siente más conectado con lo real y vivo.
Cuando no está escribiendo, le entra una nostalgia "como si estuviera exiliado de esa dimensión que con la escritura se me revela. La poesía me permite poder percibir otra dimensión de lo real que la vida cotidiana no me permite y tampoco este realismo tan aplastante", enfatiza Luis Felipe Fabre.
fjb