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A pesar de que Amado Nervo falleció el 24 de mayo de 1919, en Uruguay, fue hasta el 11 de noviembre, del mismo año, cuando el cuerpo del poeta fue recibido en México, su país natal.
A la llegada de los restos de Nervo en la Ciudad de México, el funeral comenzó con un cortejo fúnebre que se dirigió a la Secretaría de Relaciones Exteriores en donde el féretro en el que venía el escritor de “Plenitud”, fue colocado en un catafalco, para ser velado durante toda la noche.
Al día siguiente, se realizó otro cortejo fúnebre hacia el Panteón de Dolores , donde fue enterrado Nervo en la Rotonda de las Personas Ilustres . En todo momento asistieron miles de personas, conmovidas entre lágrimas y dolor, que se pudieron despedir del poeta mexicano .
Incluso, días posteriores a la muerte del escritor, se encontró en un cajón de su escritorio, en el lugar donde residía en Montevideo, el original del poema “La puerta”.
Así fue como EL UNIVERSAL cubrió los funerales y el sepelio del poeta mexicano, Amado Nervo.
Imagen: Hemeroteca El Universal
La República del Uruguay hace a México entrega de los restos de Amado Nervo
12 de noviembre de 1919
De conformidad con nuestras informaciones, no fue sino hasta ayer a las once de la mañana, cuando se hizo formal entrega del cadáver del extinto poeta mexicano Amado Nervo, al representante del Gobierno, licenciado Salvador Diego Fernández , Oficial Mayor de la Secretaría de Relaciones.
Nuestro activo corresponsal en Veracruz nos ha estado enviando información de la recepción hecha en el puerto, como se verá en el telegrama recibido. Los restos de Nervo llegarán mañana a la metrópoli.
TELEGRAMA 11 de noviembre. VERACRUZ.- El crucero “Uruguay” quedó atracado en el muelle número 4. A continuación, el señor Pedro Callorda dio lectura a un hermoso discurso, en el que hizo la biografía de Nervo, reseñó los actos culminantes de la vida del poeta; tuvo palabras elogiosas para nuestro Gobierno y frases de fraternidad para México.
Sería imposible transcribir la hermosa pieza oratoria del señor Callorda, quien terminó felizmente, haciendo entrega del cadáver en nombre de su país, al representante de México. El discurso del representante del Uruguay, fue contestado por el licenciado Diego Fernández.
A las once cincuenta fue sacado el ataúd del crucero “Uruguay”, en hombros de seis alumnos de la Academia Naval e igual número de cadetes de la Academia de Estado Mayor . Jamás se había visto congregado tan inmenso gentío. Más de veinte mil personas acudieron a presenciar el acto.
En seguida, se organizó el paseo cívico para llevar los restos a la capilla ardiente, levantada en el Teatro Principal, lugar donde se efectuó la velada fúnebre preparada por las autoridades de esta ciudad.
Mañana, a primera hora, saldrán los trenes especiales con destino a la capital. Por lo tanto, el convoy llegará hasta el jueves a esa ciudad.
Imagen: Hemeroteca El Universal
Hoy llegarán a México los restos de Amado Nervo
13 de noviembre de 1919
Hoy, en señal de duelo y como un homenaje al poeta Nervo, permanecerán cerradas las oficinas públicas y las escuelas del Distrito Federal.
Además, el Protocolo hizo circular entre los miembros del Cuerpo Diplomático residente en esta capital, la siguiente invitación a los funerales del poeta Amado Nervo:
“El Jefe del Protocolo saluda muy atentamente... y se permite poner en su conocimiento que el día catorce del actual, tendrán lugar los funerales del señor don Amado Nervo. El cortejo fúnebre saldrá de la Secretaría de Relaciones Exteriores a las nueve y media de la mañana.”
Imagen: Hemeroteca El Universal
Versos inéditos de Nervo
Pocos días después de muerto Amado Nervo, fue encontrado en una gaveta de su escritorio, en Montevideo, el original de esta bella composición:
LA PUERTA
Por esa puerta huyó, diciendo: “¡nunca!
Por esa puerta ha de volver un día.
Al cerrar esa puerta, dejó trunca
la hebra de oro de la esperanza mía.
Por esa puerta ha de volver un día.
Cada vez que el impulso de la brisa
como una mano débil, indecisa,
levemente sacude la vidriera,
palpita más aprisa, más aprisa
mi corazón cobarde que la espera.
Desde mi mesa de trabajo veo
la puerta con que sueñan mis antojos,
y acecha agazapado mi deseo
en el trémulo fondo de mis ojos.
¿Por cuánto tiempo, solitario, esquivo,
he de aguardar, con la mirada incierta,
a que Dios me devuelva, compasivo,
a la mujer que huyó por esa puerta?
¿Cuándo habrán de temblar esos cristales
empujados por sus manos ducales
y con su beso ha de llegarme ella
cual me llega en las noches invernales
el ósculo piadoso de una estrella?
¡Oh, Señor! Ya la Pálida está alerta,
¡Oh, Señor! Cae la tarde ya en mi vía
y se congela mi esperanza yerta.
¡Oh, Señor! haz que se abra al fin la puerta
y entre por ella la adorada mía!
...Por esa puerta ha de volver un día!
Imagen: Hemeroteca El Universal
Una multitud enorme desfiló silenciosa y conmovida frente a los restos de Nervo
14 de noviembre de 1919
Por fin llegaron ayer a nuestra metrópoli los restos mortales de Amado Nervo. Indescriptible nos pareció la expectación popular con que fueron recibidos en la Estación de Buenavista los últimos despojos de quien en la vida supo honrar tanto a México en lejanas tierras, ya sea con su vasta como exquisita producción literaria, ya como diplomático discreto, al par que eficiente.
Los que fueron a recibir el cadáver del poeta, en su mayoría pertenecían a nuestras clases más ilustradas. Estaban visiblemente conmovidos. Todos, sin duda alguna, tenían la conciencia de que aquellos restos, traídos hasta la capital de la República por enviados de un Gobierno extranjero, constituían un depósito sagrado para México, ya que, aquella vida que los animara y que pagó su tributo definitivo al destino en el Uruguay , engrandeció el prestigio literario de nuestro país, valiéndose del maravilloso vehículo de la palabra y del pensamiento.
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Y esta muestra de afecto y de dolor con que fue recibido el cadáver de Amado Nervo, era el que esperábamos, tratándose del público de la capital, cuyo corazón el poeta supo conmover hondamente. Por esto quizá, la recepción muda pero significativa que se le hicieron a los despojos de Nervo ayer, nos pareció la que estaba más en armonía con el deber nacional hacia el hijo más preclaro que ha producido la patria, en estos últimos tiempos.
Imagen: Hemeroteca El Universal
La calle de Buenavista
No obstante ser la hora temprana, la multitud iba invadiendo las calles por donde habría de pasar el cortejo. Todas las clases sociales, estaban representadas en aquellos grupos abigarrados. Los balcones de las casas vímoslos pletóricos, especialmente de damas. Una intensa nublazón daba a las avenidas, en aquel instante , un aspecto de infinita tristeza.
La amplia plaza de Buenavista , donde se levanta el monumento a Cristóbal Colón , era el único sitio despejado y ello debido a que la policía impidió el acceso del público, que hubo de conformarse con ver desde allí. Breves instantes nos detuvimos frente a la fachada principal de la estación del Ferrocarril Mexicano , que presentaba un adorno severo y artístico, consistente en grandes cortinas negras, haces de banderas de las naciones latino-americanas y exquisitos “panneaux” de flores naturales. Arriba, la enseña nacional flotaba a media asta en el mástil del centro y a derecha e izquierda, como un simbolismo de la raza, ondeaba el pabellón hispano.
Una alfombra de Gardenias
En un nicho que tiene el muro que separa el patio de andenes de la estación del vestíbulo, fue colocado un busto del poeta Nervo. Abajo, una alfombra de gardenias, cuyo aroma trascendía, como si estuvieran ofrendando sus galas al poeta muerto. Sobre los muros pendían grandes banderas nacionales, y cortinajes negros, sobre los cuales destacábanse, en haces artísticos, las banderas de las Naciones de habla española, en armoniosa composición.
Las paredes laterales también estaban recubiertas de gasas negras. Las paralelas de acero estaban limpias de trenes, pudiéndose dominar hasta el fondo de los patios de trabajo. Poco a poco fueron llegando las diversas comisiones oficiales. Minutos antes de las ocho, se instalaron dentro de la estación dos bandas de música, la de Policía y la de Estado Mayor.
He aquí algunos de los nombres de las personas que acudieron a recibir los despojos martados del autor de "Plenitud”. Familia Nervo: Luis G. Padilla , hermano político del poeta; licenciado Perfecto Méndez Padilla, señores Guillermo Padilla Nervo y Rafael Padilla Nervo.
Foto: Archivo El Universal
Llegada de los restos
A las siete cincuenta de la mañana entró al patio el primer tren o sea el explorador, tomando por un escape. Minutos más tarde, hizo lo propio el convoy donde era traído el cadáver del señor Nervo.
Los restos del poeta
Era en un carro express donde venía colocado el féretro. Está marcado con el número 115. Seis cadetes de la Escuela de Estado Mayor, en posición de firmes, escoltaban el féretro, que venía cubierto por dos banderas: una uruguaya y la otra mexicana. Sobre ellas venían también dos placas conmemorativas que más tarde fueron puestas en el catafalco levantado en el Palacio de Relaciones.
Mismo momento fue aquél en que se detuvo el convoy. ¡Al fin los restos del místico e inspirado poeta han vuelto por la misma estación, donde saliera en vida el bardo, en noviembre de 1918!
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Instantes después saltaron a tierra los oficiales, y los treinta y tres cadetes uruguayos, quienes, como gran escolta de honor, vienen desde su lejano país. Vimos enarbolar la bandera del Uruguay en manos de un mozalbete requemado por el sol.
Marcha fúnebre e himnos patrios
La Banda de Policía ejecutó, en esto mismos instantes, la Marcha Fúnebre de “ Villalpando ”. La de Estado Mayor tocó la de Chopin . Y tras las composiciones musicales aludidas y como un homenaje de cariño y respeto a Uruguay, Cuba y Argentina, las bandas tocaron sus Himnos Patrios . Los militares y marinos se llevaron la mano hacia las viseras de las gorras, y los civiles se descubrieron respetuosamente. En la lejana Ciudadela sonaron tres disparos de artillería.
Nervo entregado a los periodistas
Llegaba a tiempo el último tren donde viajó el Cuerpo Diplomático y el Protocolo. El señor licenciado Medina recibió a los Excelentísimos señores don Manuel E. Malbrán, de Argentina y doctor don Ezequiel García Enseñat, de Cuba y a su Señoría don Erasmo Callorda, Encargado de Negocios del Uruguay.
Había llegado el momento supremo, el instante en que el cadáver sería entregado por el elemento militar que le traía.
El señor coronel Norberto C. Olvera, jefe de los trenes, puso a disposición del Subsecretario de Relaciones el féretro y el señor Medina distinguió a los periodistas, designándolos para que le llevaran en hombros hasta el sitio donde un armón de artillería, tirado por seis mulas de bello pelaje, esperaba.
El féretro es de caoba finísima, teniendo en la parte superior, y hacia el lado en donde descansa la cabeza del bardo, un grueso cristal. Recias agarraderas le fueron colocadas a los costados. En el interior, viene una caja de cobre y más adentro, otra de plomo. Allí está el cadáver, envuelto en un sudario blanco, hasta el pecho. La actitud del poeta, es la de un hombre santo que estuviese dormido.
A las ocho y quince minutos de la mañana se puso en marcha el cortejo, recibiendo el féretro una lluvia de flores arrojadas desde los balcones del edificio del Ferrocarril Mexicano.
Foto: Hemeroteca El Universal
Aspecto imponente
Los periodistas depositaron el féretro en el armón de artillería. Entonces contemplamos el severo aspecto de la plaza y calle de Buenavista. No menos de veinte mil personas habíanse agrupadas allí, permaneciendo descubiertas, a pesar de la inclemencia del tiempo.
En el espacio, dos aeroplanos, evolucionaban, como ofrenda de los aviadores mexicanos en memoria del poeta.
El cortejo siguió por la calle de Buenavista, hasta la esquina de Rosales, por la cual desembocó a la Plaza de Carlos IV, entrando a la Avenida Juárez , donde hizo alto, frente al Palacio de Relaciones. Durante el trayecto los aeroplanos siguieron la ruta del cortejo.
El féretro fue bajado del armón, conduciéndolo los alumnos de la Academia de Estado Mayor hasta ponerlo sobre el severo catafalco instalado en el patio del Palacio de Relaciones, previamente convertido en suntuosa y severa cámara.
En la Secretaría de Relaciones
Una vez que fue colocado el féretro en el catafalco, desfilaron ante él los treinta y tres cadetes de la Escuela Naval Militar del Uruguay.
Poco después se retiraron todos, quedando en la capilla ardiente sólo los familiares del poeta, entre los que anotamos las personas que siguen: señora Angela Nervo de Padilla, señoritas Concepción, Elvira y Margarita Nervo, señores Rafael Padilla Nervo, Guillermo Padilla Nervo, Ignacio G. Ocampo, José Carriedo, Luis G. Padilla y Perfecto Méndez Padilla.
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Desde estos momentos, el aspecto severo de la capilla se hace imponente. El recuerdo del poeta, cuyo espíritu, en el doloroso mutismo de los suyos, debe haberse mezclado a ellos, hace que silenciosas lágrimas surquen las mejillas de los familiares en medio de un gran silencio de reverencia y de dolor.
Acceso al público
A las once de la mañana, y una vez que se hubieron retirado de la capilla ardiente los familiares del ilustre extinto, la entrada a la Secretaría de Relaciones quedó franca al público, cosa que se verificó por la puerta que da a la Avenida Juárez.
Cuando esto tuvo lugar, una compacta multitud, formada por todas las clases sociales de la capital, penetró al recinto.
Durante todo el día, ni un solo momento fue interrumpida la continuada procesión de visitantes a la capilla ardiente. Y hasta las primeras horas de la noche se habían recibido cerca de quinientas coronas en la Secretaría de Relaciones.
Foto: Hemeroteca El Universal
Los funerales de Amado Nervo
15 de noviembre de 1919
Los funerales de Amado Nervo, que se efectuaron ayer, siempre serán recordados en la memoria del pueblo metropolitano. No solamente fue un entierro, sino también una apoteosis fúnebre, llevada a cabo por todas nuestras clases sociales y por todos aquellos que, pertenecientes a distintas nacionalidades, hicieron suyo, en el momento supremo de las exequias del hijo preclaro, el luto de la República.
Ningún entierro ha sido, en estos últimos tiempos, tan solemne y al mismo tiempo, tan sentido por todos, como el del poeta que hoy duerme su último sueño en el seno de la tierra maternal, de la tierra suya que le inspirara tantas prosas aladas como versos maravillosos. Sus exequias, a las que asistió una multitud, no fueron más que la manifestación externa de todo este inmenso dolor nacional que ha producido la muerte de Nervo en el corazón del país.
El ataúd, cubierto por las banderas del Uruguay, la Argentina y Cuba, evocaba, bajo los símbolos que representaban estas banderas, todo el cariño que supo despertar Nervo en aquellos países, toda la admiración que supo conquistarse aquel talento suyo que tantas cosas prodigiosas logró bordar en la tela del idioma.
Foto: Hemeroteca El Universal
El aparato oficial
Toda la noche fue visitado el edificio de Relaciones, donde estuvo hasta última hora el cadáver. El pueblo, reverente y respetuoso, desfiló ante el severo catafalco, envuelto en banderas de dos países hermanos: Uruguay y México. Desde las primeras horas de la mañana dió principio la preparación del sepelio.
Dejóse el espacio suficiente en la calle para que las tropas pudiesen evolucionar, en forma conveniente, evitándose así, las aglomeraciones que tantos entorpecimientos causan. El pueblo, en número incalculable, fue llegando poco a poco, y a eso de las nueve de la mañana, toda la Avenida y el Paseo de la Reforma , los Insurgentes y la calzada de Chapultepec, estaban pictóricos. No sería exagerado decir que habían más de trescientos mil espectadores, en ese trayecto. A las diez y diez minutos de la mañana se inició la marcha del cortejo.
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Los periodistas quisieron que los niños los representarán en la luctuosa ceremonia, rindiendo un homenaje al extinto poeta muerto. Para describir el tierno y conmovedor acto en que los niños cubrieron de flores el féretro que llevaba el cadáver del místico autor de “Llénalo de Amor”, a su paso por la Plaza de la Reforma.
Aquel momento fue tan hermoso y tan conmovedor, que vimos entre la muchedumbre a muchos que limpiaban el llanto de sus ojos.
Hacia la Rotonda de los hombres ilustres
La explanada recientemente construida y que se halla frente a la puerta principal del Panteón de Dolores , estaba totalmente llena de automóviles. Fuerzas de Policía Montada cubrieron allí el servicio de seguridad, impidiendo las aglomeraciones populares.
A las doce, y quince minutos entró en Dolores la carroza, siendo bajado el féretro y llevado en hombros, nuevamente por los miembros del Protocolo.
Majestuosamente, entretanto la Academia de Estado Mayor tocaba la marcha fúnebre de Villalpando, el cortejo llegó a la rotonda de los Hombres Ilustres, que se encontraba cubierta por un toldo, avanzando hasta cerca de la fosa, en donde se detuvo, el pelotón de cadetes de la Academia Militar del Uruguay
Los enterradores empiezan su labor acostumbrada para descender al fondo de la fosa al féretro. En este momento, grandemente solemne para todos los allí presentes, el cadete uruguayo Sr. Pitaluga, desprende del ataúd las banderas que hasta entonces lo cubrieran.
Foto: archivo El Universal
El licenciado Medina, los Ministros de la Argentina, Cuba, Encargado de Negocios del Uruguay y algunos altos funcionarios de la Administración, se encontraban a la orilla de la fosa, rodeados de una compacta multitud de todas las clases sociales, la que por ver por última vez el féretro del poeta, se había acercado al lugar sin respetar las indicaciones de la policía.
Poco después el ruido hueco de las paletadas de tierra que echaban los enterradores contrastaban con las notas lacrimosas de la marcha fúnebre de Villalpando, marcha que por segunda vez ejecutaba la banda de Estado Mayor. Pronto en aquel lugar, sólo se vió una montaña, de ofrendas florales.
Durante la ceremonia que se desarrollara en el Panteón, un aeroplano describía inmensos círculos sobre el lugar en que en breve dormiría el poeta su eterno sueño.
Creemos, sin temor a equivocarnos, que el tributo de cariño del pueblo mexicano, a su poeta predilecto, rebasó los límites de lo que se esperaba.
fjb