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El legado de Octavio Paz, su archivo, los derechos sobre su obra y sus propiedades pasarán a la beneficencia pública a través del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) si se confirma que la heredera universal, Marie José Tramini —fallecida el pasado 26 de julio— no dejó testamento y si no existe ningún pariente directo o colateral hasta en cuarto grado de la viuda del poeta. El proceso para determinar esta situación, de acuerdo con especialistas consultados, podría tomar hasta un año.
El abogado que trabajó en los últimos años con Marie-Jo, como le llamaban afectuosamente, falleció recientemente. Ante ello, ha sido otro abogado quien está a cargo de la revisión de los documentos existentes y, según la oficina de Comunicación Social de la Secretaría de Cultural federal, ha pedido tiempo para agotar la lectura de los papeles en los que la viuda de Paz podría o no haber expresado su voluntad. En caso de no encontrar documentación al respecto, se tendrá que pedir el aviso de que en el archivo judicial, en el Archivo General de Notarías y en el Registro Nacional de Avisos de Testamento, existe o no un testamento.
De ser así, quien tenga un interés jurídico, denunciará ante un juez de lo familiar que existe un intestado y se tendrán que publicar edictos en el Diario Oficial de la Federación y se dará inicio a una sucesión intestamentaria. Los familiares colaterales de Tramini hasta en cuarto grado, es decir, primos, tíos y sobrinos, podrán reclamar la herencia, debido a que no existen parientes directos como padres e hijos.
Los edictos se publicarán cada cierto tiempo, quincenal o mensualmente. Una vez que se agote el tiempo y si nadie reclama, un juzgado determinará que el patrimonio de la familia Paz Tramini será entregado a la beneficencia pública.
El senador electo por Morena, Héctor Vasconcelos, refiere que es muy probable que Marie-Jo no haya tomado disposiciones de ningún tipo. “Hablé de este tema con ella durante años, le dije: ‘Marie-Jo, tienes que decir qué se va hacer y a quién vas a dejar todo esto’. Me respondía que sí, que tenía razón. Le dije mil veces que todos teníamos que dejar disposiciones sobre nuestro propio fallecimiento, sobre nuestra herencia, y me decía que no debíamos hablar de la muerte sino de la vida”, dijo.
Pocos detalles de su vida. De la familia de Marie-Jo poco se sabe. De acuerdo con Vasconcelos, uno de los amigos que se mantuvo cercano a la viuda, fue a finales de los años 70 o principios de los 80 cuando fallecieron los últimos familiares en un accidente aéreo, una tía y primos hermanos. El historiador Enrique Krauze publicó en la revista Letras Libres que, en efecto, ocurrió ese accidente, pero los fallecidos fueron su única hermana y sus sobrinos.
En ese artículo, Krauze cuenta que poco se sabía de la vida de Tramini antes de Paz, salvo que había sido hija de un médico. Sin embargo, se tiene conocimiento de que nació en Córcega, Francia, en los años 30, y que al morir tendría alrededor de 84 años. Y es que a Marie-Jo, dice Vasconcelos, le molestaba hablar de la edad porque le parecía una falta de respeto.
En 1962, Octavio Paz conoció a Marie-Jo en una recepción diplomática en una casa de Sunder Nagar, en la India, a donde el poeta y diplomático llegó como embajador, cargo que acababa de ocupar el 2 de septiembre de ese año. En 1964 se casaron y no se separaron sino hasta la muerte de él, el 19 de abril de 1998.
Marie-Jo no concedía entrevistas. Sin embargo, en 2014 le dio una al periodista Víctor Núñez Jaime, que se publicó en Milenio. Tramini habló de que el matrimonio pensó alguna vez en tener hijos, pero ella necesitaba una cirugía a la que decidió no someterse, pero en retrospectiva advertía que no le habían hecho falta.
En la entrevista no hizo referencia alguna a familiares.
De acuerdo con los especialistas, si en Córcega o en algún otro apareciera un familiar y reclamara la herencia, un derecho que nadie podría negarles, se abriría la posibilidad de que el Estado reclame el resguardo del legado del Nobel de Literatura; seguiría perteneciendo a los Tramini, pero se impediría su venta o salida del país. Aunque esto no ha sucedido con un corpus literario, el antecedente es lo ocurrido con la obra de Remedios Varo. En 2008, un juez resolvió que la Nación Mexicana es la única y legítima propietaria de 39 obras de la artista, luego de que la española Beatriz Varo, sobrina de la creadora, reclamara las piezas.
Hasta ahora, se tiene conocimiento de que Marie-Jo conservó cuatro propiedades en la Ciudad de México. Una en Río Guadalquivir, otra en Río Lerma, una más en la calle de Porfirio Díaz y la ubicada en Polanco, en donde vivió en los últimos años y falleció el pasado 26 de abril.
El senador electo recuerda que los Paz Tramini tenían un departamento en París, a un paso de la iglesia Saint-Germain-des-Prés, en pleno barrio latino, al que Marie-Jo no volvió por más de una década por miedo a los aviones. No hay datos oficiales acerca de si éste inmueble sigue a nombre de la familia. Propiedades que se suman a los derechos de la obra y al archivo personal del poeta.
Patrimonio cultural capitalino. Alfonso Suárez del Real, virtual secretario de Cultura de la Ciudad de México, explica a EL UNIVERSAL que si después de agotar todos los procedimientos el legado queda a disposición de la beneficencia pública, el gobierno de la Ciudad de México podría solicitar que forme parte del patrimonio cultural capitalino.
“Estamos en un momento histórico muy particular, habrá una cercanía entre gobierno de la Ciudad y gobierno federal, así que creo que no habrá ninguna dificultad y lo que se va a privilegiar es que el legado permanezca en la ciudad, como fue el deseo de Octavio Paz y de Marie-Jo, quienes, se sabe, rechazaron ofertas de universidades extranjeras. Además estoy pensando en otra opción —debo aclarar que es totalmente a título personal y que no lo he consultado ni con la doctora Sheinbaum ni con Alejandra Frausto—, que continuemos con el proyecto de bibliotecas en la Ciudadela y que se pueda recrear la biblioteca de Paz como estaba en el departamento de Guadalquivir y se pueda consultar”.
Suárez del Real confirma que está enterado de que sólo en caso de que aparezca un heredero es posible que el gobierno federal pueda hacer una declaratoria. “Es correcto, pero solicitaríamos a la beneficencia que tenga un destino de carácter cultural”.
Consultado por este diario, el notario 112 de la Ciudad de México, José Higinio Núñez y Bandera, asegura que cuando hay bienes muebles e inmuebles que pasan a la beneficencia pública se procura que su destino sea en beneficio de los intereses del DIF. “Se buscan los parientes más cercanos del intestado y si no hay se abre el círculo hasta encontrar a los más lejanos, de no haberlos, los bienes tienen que ir en beneficio de la sociedad. Cada Código Civil de los estados de la República señala quién es la beneficencia pública, hay estados en donde se establece que son las universidades, en otros son las instituciones de asistencia; en el caso de la Ciudad de México es el DIF”, explica.
En redes sociales comenzó a circular una carta abierta firmada por creadores como Manuel Felguérez, Tomás Granados Salinas, Margarita de Orellana, Elena Poniatowska, Alberto Ruy Sánchez y Danubio Torres Fierro, en la que solicitan al Presidente de la República, Enrique Peña Nieto; al virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador; y a la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, “establezcan los mecanismos de protección, en apego a las facultades que por ley les confiere el marco normativo vigente; esclarezcan la situación de ese tesoro —con ese nombre cabe calificarlo— e indiquen quién o quiénes, funcionarios y particulares con personalidad jurídica acreditada, están a cargo de su relación, protección y resguardo”.
Asimismo, solicitan que el gobierno federal emita “una declaratoria de monumento artístico que ampare las obras de Marie-José y de Octavio Paz, mediante la cual se protejan sus archivos, bibliotecas, originales manuscritos, obras de arte, fotografías y todo tipo de documentos reunidos por la pareja Paz, fuentes invaluables para la investigación de su obra y de la cultura mexicana moderna”.
Aseguran que tanto Octavio Paz como Marie-Jo rechazaron varias ofertas de compra de instituciones extranjeras, por lo que el legado debe permanecer en México.