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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Guadalajara. El Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, aseguró que la ficción, aunque no lo parezca a primera vista, podría ser la verdadera locomotora del progreso. “La sociedad democrática necesita ciudadanos con espíritu crítico, es decir, ciudadanos insatisfechos, ciudadanos que no puedan ser fácilmente engañados y ciudadanos que con esa insatisfacción mantengan a una sociedad en permanente cuestionamiento de sí mismos”.
Durante la conversación con el Premio Cervantes de Literatura, el nicaragüense Sergio Ramírez, que antecedió a la entrega del III Premio de la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa al escritor Rodrigo Blanco Calderón por la obra The night, el premio Nobel dijo que un mundo impregnado de ficciones es un mundo mucho más difícil de engañar y de manipular por poderes.
“Estoy seguro que una sociedad impregnada de ficciones crea gentes insumisas, díscolas, que son muchísimo más críticas de lo existente, que un mundo en el que la ficción tiene un rol secundario, menos importante. Era probablemente esta la razón profunda porque se prohibieron las novelas en Hispanoamérica, para que no hubiera en las colonias del Imperio gentes insumisas, gentes descontentas o gentes en las que la ficción podía incentivar la insumisión y crear rebeldías preocupantes”, señaló durante la charla de clausura de la III Bienal de Novela Mario Vargas Llosa que inició el lunes pasado.
El autor de Conversación en la Catedral, que está en Guadalajara, Jalisco desde el pasado sábado —cuando participó en el foro “Desafíos a la libertad en el siglo XXI” y para escuchar a la treintena de escritores que se dieron cita en la III Bienal de Novela Mario Vargas Llosa— recordó que la primer novela latinoamericana fue El Periquillo Sarniento, tras una larga prohibición de 300 años.
“Creo que la novela, efectivamente como temían aquellos que la prohibieron en América Latina por 300 años, provoca en los lectores un sentimiento de insatisfacción; creo que cualquiera que lea una gran novela cuando sale de ella y mira a su alrededor descubre: ‘Qué pobre es el mundo real comparado con los mundos que pueden crear los escritores con su fantasía y el lenguaje’”.
Y dijo que esa es probablemente la gran función de la novela, el crear un sentimiento de insatisfacción frente el mundo tal cual es, y llevarnos a desear un mundo si no mejor, distinto del que es.
Además afirmó que las novelas tienen un efecto social sin ninguna duda, que pueden llegar a provocar cambios sociales y, en ese sentido, “la literatura se convierte, inmediatamente en un instrumento subversivo”.
Vargas Llosa dijo que “la lectura de una buena literatura tiene una razón de ser social y colectiva, una sociedad impregnada de buena literatura es mucho más difícil de engañar, manipular, sojuzgar y perder su libertad”, por eso agregó que cuando un país pierde la libertad y cae ante una dictadura, que inmediatamente instala un aparato de control, la literatura suele ser la primera víctima, “la sociedad descubre la importancia que tiene la literatura desde el punto de vista político, basta que se instale censura para que los lectores vean las novelas de otras maneras, buscando mensajes”.
En su intervención, Sergio Ramírez señaló que la novela viene a ser una necesidad neurológica, “hay zonas del cerebro que están dedicadas a la imaginación y los seres humanos verdaderamente no podían vivir sin imaginación, sin la mentira”.
“Una novela que sea capaz de provocar un movimiento revolucionario, que alguien después de leer una novela vaya a iniciar una revolución o provocar cambios fundamentales en mi país o el mundo, esa relación directa tal vez no se puede establecer, sería muy pretencioso darle a la novela ese papel; la novela tiene un papel crítico, de enseñar cómo es la sociedad”, afirmó Sergio Ramírez.
Premian libro sobre Venezuela. Fue justo Sergio Ramírez, como presidente del jurado, quien dio a conocer al escritor venezolano Rodrigo Blanco Calderón como el ganador del III Premio de Novela Mario Vargas Llosa por The night (Alfaguara), obra que definieron como una novela laberíntica, como lo es Caracas, donde transcurre, una historia situada en 2010, durante los cortes de energía eléctrica.
Después indicó que la obra ganadora de una bolsa de 100 mil dólares “no es una novela de denuncia sino de indagación sobre una zona de sombra en la que mi país ha caído”. Y agregó: “Yo soy un emigrante venezolano, uno de los más de 5 millones, cuando me preguntan ¿de verdad la cosa está tan mal? Yo les digo que sí, es una desgracia sin precedente que está ocurriendo en mi país”, por lo que pidió que se replique esta verdad.
En entrevista, sobre el presidente Andrés Manuel López Obrador y los populismos, Blanco Calderón dijo que los populismos “están arraigándose en todo el planeta. Sucedió en Venezuela, ha sucedido en Estados Unidos con Donald Trump, ha sucedido por supuesto en Europa y sucedió en México con López Obrador, que a nivel de discurso calza perfectamente en esto”.