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Juan Villoro
aseguró que las bibliotecas tienen una función social y por ello luego de contar cómo fue su primer contacto con las bibliotecas, cuáles son aquellas que más le gustan, qué valor tienen los libros y la lectura y cómo deben seguir siendo espacios donde los libros encuentren a los lectores y de hablar de la Biblioteca Vasconcelos, el narrador y cronista dijo que si no hay una biblioteca de barrio es pretencioso tener una biblioteca de bibliotecas.
Durante su participación en el conversatorio virtual “La cultura del libro, la lectura, la información y las bibliotecas” junto con Daniel de Lira y Miguel de la Cruz como parte de la celebración del Día Nacional del Bibliotecario , en un encuentro celebrado por la Asociación Mexicana de Bibliotecarios (AMBAC), señaló que si en México tenemos localizados puntos muy significativos de la violencia, del narcotráfico, esos lugares deberían ser candidatos para las construcción de grandes bibliotecas.
“No otra biblioteca fastuosa en la Ciudad de México sino ir a los lugares donde más se necesita y que realmente haya allá centros culturales que permiten que la cultura de la letra ofrezca un espacio de reintegración social. Creo que Colombia lo entendió maravillosamente y en eso nos lleva ventaja y en eso sí ojalá nos colombianizáramos en ese aspecto”, dijo Villoro.
Y es que antes había dicho que a veces los mexicanos somos bastante arrogantes cuando decimos que nos estamos colombianizando pensando en los defectos que tuvo la sociedad colombiana sobre todo en los años de la violencia, los años duros de los años 70 y 80, “pero Colombia ha hecho muchísimo por recuperar tejido social a través de las bibliotecas”.
Recordó que la Biblioteca Vasconcelos desde el concursó suscitó controversias, incluso entre miembros del jurado. La crítica tenía que ver también con que se concentrarán tantos esfuerzos en un solo proyecto “cuando no tenemos bibliotecas en nuestros barrios”.
Citó el caso de Ecatepec, que es el municipio más densamente poblado del país y uno de los más violentos del país, “uno se pregunta por qué no hay una mayor atención cultural en un espacio que está pidiendo a gritos tener otras satisfactores y que concentra a buena parte de la gente que trabaja en la Ciudad de México en condiciones muy poco favorables”.
El autor de “El libro salvaje” y “Arrecife” dijo que lo criticable sobre la “megabiblioteca” es haber concentrado tantos recursos en un solo proyecto, “eso es típico de los gobiernos mexicanos que prestigian ciertos recursos piramidales y hacer una cosa gigantesca que les va a dar relumbre, en vez de crear una red más sostenida y más lógica de bibliotecas”.
Sin embargo, aseguró que una vez que existe la Biblioteca Vasconcelos, pues desde luego que hay que defenderlo pues es un espacio muy importante, “yo mismo he participado en varias actividades ahí, es un espacio extraordinario; pero ahí el criterio que predominó era esta situación de que en México tenemos la tentación faraónica de construir siempre una gran pirámide en vez de hacer casas para muchos”.
Impulsado por las preguntas y participaciones de Daniel de Lira y de Miguel de la Cruz, Juan Villoro también habló de la urgencia de la digitalización, “una de las grandes lecciones de la pandemia es que Vamos un poco tarde en México en el desarrollo digital con los libros”; y de la información.
“El exceso de datos y el exceso de flujos informativos es que producen un corto circuito, es decir si tú tienes una avalancha de datos, es muy difícil discriminar, discernir cuáles son los relevantes, cuáles son los más importantes. Hoy en día tenemos muchísimas noticias, no necesariamente verificadas, vivimos en la época de las llamadas fake news”, dijo el escritor quien reconoció que en las redes sociales circula información pero ante eso el gran valor de los medios de comunicación es darle contexto y verificar la información.
Luego de hablar de la biblioteca de su padre, el filósofo Luis Villoro; de la biblioteca que fundó su hermana, Carmen Villoro, en una zona cercana a la ciudad de Guadalajara, de los libros que había en su casa, del amor por la lectura y los libros que quiso contener en “El libro salvaje”, de su paso por la biblioteca de la UAM Iztapalapa donde estudió sociología, de las bibliotecas que más le gustan, Villoro también habló de su pasión por la lectura y la escritura, por la conversación con la gente que quiere y su pasión por las largas caminatas. “Son pasiones sencillas pero irrenunciables”, concluyó.