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Rodrigo García Barcha
, el primogénito de Gabriel García Márquez , le escribió una carta a su padre con motivo del sexto aniversario de su muerte.
En esa misiva que le dirige a “Gabo”, y que el pasado miércoles publicó The New York Times , el cineasta de 60 años le cuenta sobre la pandemia por el coronavirus , y le relata que no pasa un solo día sin que se cruce con una referencia a “ El amor en los tiempos del cólera ”, a una variante de su título o a la peste del insomnio en “Cien años de soledad” .
“Creo que si estuvieras aquí ahora, estarías fascinado por el hombre. El término ‘hombre’ no suele usarse como antes, pero haré una excepción, no como un guiño al patriarcado que detestabas, sino porque resonará en los oídos del joven y escritor aspirante que fuiste, con más sensibilidad e ideas de las que sabías expresar, y con una fuerte convicción de que la suerte está echada, incluso para una criatura a imagen de Dios y condenada al libre albedrío”, le dice Rodrigo a su papá.
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En el texto titulado “Carta a mi padre”, Rodrigo le plantea al narrador lo que le generaría la epidemia: “Te compadecerías de nuestra fragilidad ; te maravillarías de nuestra interconexión, te entristecería el sufrimiento, te enfurecería la insensibilidad de algunos líderes y te conmovería el heroísmo de las personas en los frentes de batalla. Y estarías ansioso por saber cómo los amantes desafían cada obstáculo, incluido el riesgo de muerte, para estar juntos. Por encima de todo, estarías tan embelesado con los seres humanos como siempre.”
El hijo le dice a su padre que a seis años de su muerte el mundo ha seguido como siempre, con el ser humano comportándose con crueldad creativa y asombrosa , con generosidad y sacrificio sublimes y con todo lo que hay en medio; pero que llegó la pandemia, otra pandemia en la humanidad, y todo se ha modificado.
Le dice: “A pesar de los grandes avances de la ciencia y el tan celebrado ingenio de nuestra especie, nuestra mejor defensa hasta ahora es simplemente quedarnos en casa, escondidos en nuestras cuevas para que el depredador no nos encuentre. Para los que al menos tengan un poco de humildad, es un momento de reflexión. Para los demás, es solo una cosa más que aniquilar.”
Rodrigo le recuerda a “Gabo” sus lecturas, los autores a los que regresaba, como Daniel Defoe ; a las obras que le hablaban de la humanidad, “Edipo Rey”; le cuenta de la situación en los países que recorrió y en los que vivió; le habla de la reacción que han tenido sus amigos; le dice que aunque era ateo, también pensaba que era inconcebible que no hubiera un plan maestro del universo, es decir, que no hubiera quién contara el cuento.
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“ La muerte no es lo único que nos aterroriza, sino las circunstancias . Una salida final sin despedidas, atendidos por extraños disfrazados de extraterrestres, máquinas pitando despiadadamente, rodeados de otras personas en situaciones similares, pero lejos de nuestra gente. Es lo que tú más temías, la soledad”, le señala Rodrigo a su padre fallecido el 17 de abril de 2014.
En la carta de ese hijo a su padre que ya no lo acompaña desde hace seis y que ya no puede ver lo que hoy el mundo está viviendo, Rodrigo le comparte a “Gabo” su desazón, su incertidumbre y la niebla en la que se encuentra; le habla de la falta de rumbo sobre sus ideas y sentimientos; y termina la carta diciendo:
“Mientras tanto, el planeta sigue girando y la vida sigue siendo misteriosa, poderosa y sorprendente. O, como solías decir tú con menos adjetivos y más poesía, nadie le enseña nada a la vida.”
nrv