Cada novela, cada libro tiene su momento, dice Carmen Boullosa, la escritora que en su nueva obra El libro de Eva recupera el mito antiguo de Eva y le da voz para contar su historia y recupera su figura como dadora de vida, creadora, guardiana de la lengua y el fuego, una mujer nacida de sí misma y no de una costilla.

“Evidentemente Eva no nació de nadie, no tiene madre. Hay cosas que no tienen madre y Eva no tiene madre, yo me comí unos chiles en nogada que hizo mi hija hace una semana y no tenían madre tampoco, estaban bien Eva, y espero que está Eva esté bien Eva también”, dice Carmen Boullosa al dar cuenta de su novela El libro de Eva (Alfaguara, 2020), que define como una libra.

La poeta y narradora asegura que en entrevista que el caso de Eva fue una relación apasionante, “cuando empecé no había el MeToo y creo que cuando acabé la segunda versión tampoco había MeToo; esta novela la tenía ya en el cajón, estaba guardada, es una novela que existe antes de que muchas cosas pasaran, pero es una novela que está ahí y que la hicieron ellas, las jóvenes feministas que luchan, la hicieron las que ya no se van a dejar”.

Boullosa cita la nueva ola del movimiento feminista, el momento actual, la toma de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), considera que “es una provocación del Estado poner a quien pusieron al frente de la Comisión y son una provocación las declaraciones del Ejecutivo que incita a la violencia”, pero al mismo tiempo esas acciones de las chicas la asombran porque se concibe como una habitante del siglo XIX, como totalmente afuera.

“La violencia provoca un distanciamiento, es muy extraño porque siento que la novela estaba con ellas, y ha sido un regalo”, afirma la escritora que reconoce que fue complicado darle voz a un mito, que fue un proyecto que inició hace cinco años y medio, y que varias veces pensó en “tirar la toalla”.

“He trabajado en escenarios históricos de mujeres y de hombres, y en este caso particular la dificultad mayor es que era un personaje mito no una persona, era un mito, y ahí la verdad sí tiré la toalla varias veces, varias veces pensé: ‘Llevo todo el tiempo que llevo trabajando, he avanzado tanto pero esto no va a ser’, hasta que apareció un documento que fue fundamental”, afirma.

También, por supuesto, estaba la dificultad de reandar la historia de Eva, y lo que ella sabía de Eva desde que era niña, las varias veces que le contaron la historia, que la oía siempre como una verdad absoluta; y con los años supo que era un mito y el reto en esta novela era hacer que ese mito fuese una voz de un personaje de novela y ese fue un proceso un poco difícil.

“Me alegra la oportunidad enorme de buenas escritoras jóvenes que estén publicando, que sean aceptadas y candidatas a premios internacionales"
Carmen Boullosa, narradora y poeta


“Ya que tuve el tono de Eva la novela de alguna manera fluyó, pero la forma misma que tiene la novela que está hecha de cuentitas de collar, no nada más del hilo del collar, de estos papeles sueltos que parecen de otros también tenían un no sé qué de interrupción, todos tenían una interrupción, pero Eva me seguía llamando”, afirma.

Carmen Boullosa dice que puede haber escrito esta novela porque era su momento, pero sobre todo es el momento en el que estamos todos pues las novelas tienen algo de fenómeno social, viven lo que está pasando afuera o reproducen o replican los acontecimientos.

“Las novelas hablan de lo que está pasando y ésta es una novela es de esta novelista de 66 años que ya no se cuece al primer hervor, ni al segundo, pero en gran medida palpa lo que ha ocurrido en esta nueva ola de feminismo, esta necesidad de contarnos lo que somos nosotros mismos bajo la guía y el camino de la nueva ola del feminismo”, dice la autora de El complot de los románticos y La otra mano de Lepanto.

Y como responde a la actualidad, El libro de Eva está cargado de violencia “porque es la época en la que vivimos, un momento muy violento y tenso”, y asegura que sin embargo está Eva que genera vida, “es una narración y con esto espero que sea un placer para el lector y un júbilo y celebración de la vida, porque una novela celebra la vida”.

La poeta asume la lectura como un ejercicio crítico aunque el autor no se lo imponga, porque escucha la voz del otro y en ese sentido es un ejercicio extraordinario de civilidad, dice que escribir una novela es entrar a ese mundo que es otra voz con otros personajes a los que podemos respetar como un hecho cumplido.

“Me alegra entonces la oportunidad enorme de buenas escritoras jóvenes que estén publicando, que sean aceptadas, queridas, candidatas a premios internacionales y que estén allí, que haya toda una generación de autoras de nuestra lengua haciendo textos increíbles, de primera clase y teniendo además lectores”.

Carmen Boullosa lleva ya una década husmeando y buscando a escritoras que han quedado un poco en el olvido con el fin de hacer la línea de la historia literaria hecha por mujeres, “me he encontrado con algunas formidables que han tenido el mal perfume de ser ‘malas escritoras’, que es completamente injusto y que evidentemente proviene de la rivalidad por su género, de la misoginia y que es completamente absurdo”.

Agrega: “Estamos viviendo un mundo que ya permite esta avalancha de autoras, pero es cierto que estamos viviendo un mundo terrible, en el siglo XXI viene la catástrofe ecológica, vino Trump --que esperemos que se vaya pronto-- y otros como Bolsonaro; es una ola de intolerantes disfrazados muchos de ellos de amigos del pueblo. El siglo arranca muy duro pero con signos de esperanza y con signos de luminosidad y uno de ellos son evidentemente nuestras autoras en nuestra lengua; lo celebro, me hace pensar que va a haber un universo posible para mis nietos y que no se acaba ahí todo”.

Sin embargo, la autora de poemarios como La patria insomne, La salvaja y La memoria vacía dice que este siglo XX también nos trajo el Covid-19, “nos cayó encima el virus que no olvidaremos nunca”.

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