el gran crítico literario e impulsor de suplementos y revistas, dice que su nuevo libro “Fin de ciclo. Testamentos literarios” (Taurus, 2021) es su propia autobiografía, su memorial literario , su mapamundi. A lo largo de su vida, el ensayista ha trabajado una crítica literaria que corre a la par de su historia personal, “la crítica literaria por sí sola, como género encasillado, no sirve; la crítica literaria tiene que tener un aliento personal y estar comprometida”, lo mismo que el crítico literario.
“A lo largo de las páginas, a lo largo de los escritores que se tratan aquí, de las figuras que se retratan, en filigrana va apareciendo otro personaje que es el crítico literario, la persona que está ahí que está viendo, eligiendo, guiando e influyendo”, afirma el intelectual nacido en Rocha, Uruguay, en 1947, quien reconoce que de la treintena de conjurados que evoca aquí, sólo dos están vivos: Ida Vitale y Mario Vargas Llosa , los demás son fantasmas vivientes que habitan sus libros.
El también autor de “Contrapuntos” y “Los territorios del exilio” que también califica como “memoriales de amistad”, asegura que el punto central de su vida ha sido la literatura , “de eso no me di cuenta hasta un poco tarde”, y el impulso de proyectos culturales: suplementos y revistas literarios, por eso hoy no duda en señalar que entre los fines de ciclo está la desaparición de los suplementos culturales y las páginas culturales, no sólo en América Latina sino en todo el mundo, “es un fenómeno universal”.
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“Otra de las cosas que está desapareciendo, y esto también es importante, es que yo creo se está perdiendo una mirada universal , una mirada ecuménica de reconocimiento del mundo y se está volviendo a una mirada localista , geográficamente muy estrecha, y esto en el caso de México, comparado con el México de la segunda mitad del siglo XX tan activo intelectualmente hablando y tan rico, el presente de este México no es muy alentador, se ha vuelto un país ensimismado; culturalmente ensimismado, políticamente ensimismado”, señala.
Torres Fierro, quien fue secretario de redacción de la revista “ Plural ”, de “ Vuelta ” y de la “Revista de la Universidad de México”, asegura que hoy en día “se escarba y se escarba en el pasado, en las raíces, pero no hay una apuesta en el futuro clara, decidida como lo que debe ser; México tiene que abandonar esa manía de mirarse las entrañas, de mirarse el ombligo y de lamentarse, y mirar hacia adelante, hacia el futuro, porque si no va a pasar lo que está pasando en Colombia y en Chile que los jóvenes no saben dónde están parados”.
“El escritor y el intelectual sabe que para ser verdaderamente escritor e intelectual tiene que tener una mirada universal"
Reconoce que esa actitud es una manera de defenderse, sin embargo insiste en que si algo enseña la literatura es que para defenderse uno tiene que abrir las ventanas y salir al campo, no encerrarse en el cuarto, “encerrarse en el cuarto está bien para escribir pero para contemplar el mundo hay que salir y abrir las ventanas. Esa era una gran tradición de América Latina , el escritor y el intelectual que sabe que para ser verdaderamente escritor y verdaderamente intelectual tiene que tener una mirada universal”.
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El traductor afirma que nosotros los latinoamericanos estamos obligados a ser observadores inteligentes del mundo, de todo el mundo. “Estos escritores que aparecen en mi libro (entre los que están Silvina Ocampo , Cortázar , Onetti , Steiner , Paz , Fuentes y Machado de Assis ), tienen esa intención y esa curiosidad. La curiosidad no debe extinguirse nunca, así como tampoco debe extinguirse el misterio que es la literatura; el misterio y la curiosidad son dos condiciones de la literatura , y yo diría, de la cultura en general”.
Sin embargo reconoce que no se lleva con la literatura contemporánea , dice que está en una etapa de la vida en la que lee mirando más hacia atrás, “es decir, miro hacia los clásicos, hacia los libros que verdaderamente han sido formativos y profundos para mí. Cuando visitó el presente salgo desilusionado, muchas veces porque no es lo que yo esperaba”.
A Danubio Torres Fierro la vida se le fue ligando con la literatura y en especial con la crítica literaria , “la literatura y la vida tienen que ir juntas tienen que ir del brazo y estar unidas y conjugarse mutuamente, porque sino no sirve de nada la literatura, ni tampoco la existencia, tienen que complementarse y activarse mutuamente”.
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Dice que reunir estas dos cuestiones: vida y literatura, le pareció importante; por eso el libro es una especie de memorial, “una memoria personal mía, una memoria que puede entenderse como una memoria colectiva al ser compartida por muchos más, y que este mismo sentido, el memorial convierte al libro, y esto me gusta, en una especie de autobiografía en potencia”.
Esa biografía en potencia tiene abordajes de obras y de vidas de otros escritores como Guillermo Cabrera Infante , Clarice Lispector , Juan Goytisolo , Josep Pla , Jaime Gil de Biedma , Luis Cernuda , así como de Choderlos de Laclos , Constantino Cavafis , Francoise Furet , Lionel Trilling , Cyril Connoly y Elizabeth Bishop , entre otros.
“La literatura nunca puede obedecer a las medias tintas, las medias tintas en la literatura no sirven para absolutamente nada; un escritor tiene que apostar el todo por el todo y buscar una intensidad dramática que lo contenga a él, que contenga a su obra y que contenga al mundo. Medias tintas jamás”, señala el ensayista de este libro y de los autores que contiene y de los que ha escrito.
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Sentencia que los autores que están aquí lo tocaron y lo transformaron, “es un diálogo de ida y vuelta, si no lo hubiera la literatura no existiría, como tal los libros estarían muertos, si no hay un diálogo entre esa obra que abrimos y la persona que entra a esa obra, no habría literatura. Una lectura tiene que conmovernos y tiene que transformarnos, sino pues no es una lectura que nos deje un buen sabor de boca o que nos deje un aliciente para seguir viviendo”.