La comunidad literaria española lamentó la muerte de Sergio Pitol , recordando su premio Cervantes de 2005 y la influencia de su obra en autores amantes de la experimentación y la ruptura de géneros.

En su obituario del diario El Mundo , Ángel Vivas ensalza el “concepto hedonista dela literatura” de Pitol, al tiempo que lamenta que “su retiro voluntario hizo que fuera más pasto de entendidos y conocedores exigentes (digamos Enrique Vila-Matas ) que autor popular, aunque llegara a recibir un merecido premio Cervantes en la primera década de este siglo por una importantísima obra”.

Vila-Matas recoge la invitación y escribe en El País una semblanza titulada Una crónica de la felicidad , en la que reflexiona sobre la satisfacción que le suponía al poblano el acto de crear y, más concretamente, “la alegría de la escritura cuando entra en contacto íntimo con las lecturas que más huellas dejaron en quien escribe”.

El autor de Bartleby y compañía , quien cultivó una estrecha relación personal con Pitol, lo define como su “amigo y maestro” y lamenta la dramática pérdida del lenguaje que supuso la afasia para alguien que, por encima de todas las cosas, amaba las palabras: “Me acuerdo, me acuerdo de los momentos privilegiados. Pitol reavivó la figura del lector activo, de la que se empezaba a perder el rastro. Y hoy podemos ver que las huellas de ese lector llegan intactas hasta las mismas puertas de su casa de Xalapa, donde se ignora si el escritor, en los días finales, siguió siendo feliz”.

El escritor Jorge F. Hernández publica en el mismo diario una sentida despedida. “Con estas líneas intento abrazar a todos los escritores de diversos países y culturas que se saben deudores de la alta literatura que cosechó, volvió a sembrar, tradujo e hizo florecer Sergio Pitol“, dice en sus primeras líneas.

Recordando su labor de divulgador cultural y de traductor, Hernández destaca que: “Pitol fue un hombre de letras que contagia lecturas, que multiplicaba las palabras eslavas en sílabas con eñes y vocales tropicales”.

Estos elogios se complementan con otros como los del experto en literatura iberoamericana José Miguel Oviedo , que describe a Pitol como “un escritor con voluntad experimentadora, con una imaginación algo excéntrica, sin lazos visibles con el resto de narradores mexicanos”.

Anagrama

, editora en España del autor de El arte de la fuga , comunicó en Twitter su “Gran tristeza por la muerte del escritor Sergio Pitol. Desde Anagrama nos sumamos al duelo por la pérdida de un gran autor y un querido amigo”.

Pitol precisamente alcanzó el reconocimiento en España después de ganar el Premio Herralde de 1984, otorgado por Anagrama, con la novela El desfile del amor .

Luego llegó el Cervantes de 2005. El poblano fue el segundo mexicano en ganar galardón más importante de las letras en lengua española, sólo por detrás de Carlos Fuentes (1987). El jurado del Premio lo describió como “un escritor que, con el conjunto de su obra, ha contribuido a enriquecer el legado literario hispánico”.

A ese respecto, el ministro de Cultura español, Íñigo Méndez de Vigo , lamentó la muerte en un comunicado. “Cuando apenas faltan unos días para la entrega del premio Cervantes al nicaragüense Sergio Ramírez, es muy triste recibir la noticia de la muerte de Sergio Pitol. Con su desaparición se pierde uno de los grandes escritores que han contribuido a enriquecer el legado literario en español”.

La UNESCO también se despidió del escritor en Twitter: “Hoy ha fallecido el escritor mexicano Sergio Pitol, uno de los más grandes autores de la literatura latinoamericana”.

La prensa española destacó ayer que Pitol fue “un escritor fácil de querer, divertido y profesional”, con gran influencia en la literatura contemporánea, caso de Ricardo Piglia y Roberto Bolaño. También resaltó el profundo conocimiento que tenía el poblano de la tradición literaria española, y sus vínculos con el país, principalmente a través de los exiliados de la Guerra Civil . “El exilio español enriqueció de una manera notable a la cultura mexicana. Las universidades, las editoriales, las revistas, los suplementos culturales, el teatro, el cine, la ciencia, la arquitectura se renovaron. Aquellos peregrinos, heridos por una guerra atroz y derrotados, crearon una atmósfera intelectual mejor, nos enseñaron a entender y amar a la España que ellos representaban y ampliar nuestros horizontes”, declaró Pitol en su discurso del Cervantes.

nrv

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