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Enrique Serna se ha convertido en uno de los escritores más importantes de su generación y, según la crítica, es un autor que atrapa a los lectores con sus historias truculentas y atractivas, además devela los bajos fondos de la sociedad para mostrar los claroscuros de la condición humana. Es, en suma, un gran seductor de lectores.

Los títulos se convierten en una radiografía del universo de Enrique Serna para ofrecer detalles de su fascinación por el cuento “cruel”, de su refinado uso del humor, la ironía y la sátira, y de su capacidad para ser un mordaz observador de la realidad.

En entrevista, Serna habla de su obra, de México y de cuál ha sido su búsqueda literaria. “Estos estudios académicos ponen la obra del escritor en una mesa de operaciones, uno se siente como si le estuvieran practicando una operación a corazón abierto con un instrumental teórico que puede coincidir o no con las intenciones conscientes del autor”.

La crueldad cautivadora hace énfasis en su humor negro.

Sí, creo que se refieren al humor negro, a la acidez, al carácter corrosivo de lo que he escrito, pero al mismo tiempo he tratado de seducir a los lectores, de cautivarlos. Yo empecé a escribir como una manera de borrar las barreras que me separaban de los demás porque era un inadaptado antisocial, como los enamorados, que en lugar de declararse escribían cartas a la novia, yo buscaba la comunicación por medio de la palabra escrita. Ahora con estos libros de ensayos sobre mi obra me siento muy contento, noto que pude escaparme de ese encierro psicológico y comunicarme con otros inadaptados que seguramente son los que escribieron esos ensayos. Y me da gusto que haya ensayos sobre mis ensayos porque en muchos hay una crítica muy dura hacia los estudios literarios, sobre todo hacia la dictadura de la teoría literaria en las universidades. Ahora me he dado cuenta que dentro de las propias universidades hay un movimiento de protesta contra esta jerigonza académica que excluye a los lectores comunes, porque muchos de estos hispanistas no quieren escribir ensayos tan especializados que no pueda comprender cualquier lector.

El interés por su obra ha sido constante por muchos años.

He tenido suerte, creo que depende del tipo de literatura que escribo, es una literatura que trata de cautivar, no busca poner barreras. El escritor es como un encantador de serpientes y lograr ser así es difícil. La literatura que parece ligera no es fácil de escribir, a veces la literatura difícil es difícil porque el escritor no se tomó el trabajo de pulir su estilo o de crear una trama que atrape, y el escritor pasa a los lectores las dificultades que no atendió. Quizá por eso me he mantenido vigente por 35 años.

¿Y esa capacidad de seducción le viene por su trabajo en la publicidad?

Puede ser, cuando era publicista de películas mexicanas escribía la sinopsis de las cintas y era un ejercicio literario que hasta cierto punto te obligaba a llamarle la atención de algún modo al público; también he pasado por muchas experiencias de trabajo, como ser argumentista de telenovelas, biógrafo de ídolos populares, esto me han tenido cerca de los gustos del lector.

¿Lo estimulan estos libros?

Sí, me dan una réplica y una retroalimentación que me ayuda a querer seguir adelante. Cuando vas envejeciendo te vuelves más autocrítico, hay temor a las repeticiones inconscientes y una mayor tensión nerviosa, además la capacidad se va mermando. Cuando un escritor tiene 14 libros, como yo, siempre piensa si no se está repitiendo y empiezas a preguntártelo de manera neurótica.

¿Qué opina del México que no le ha tocado vivir?

En lo que se refiere a la prensa es muy alarmante el tremendo gasto de publicidad del gobierno de Peña Nieto, la cooptación masiva de periodistas, la censura de los periodistas disidentes en este sexenio. Ha habido un intento de retorno a la dictadura perfecta que tenía controlados todos los medios, pero es una intentona que no va a prosperar porque la democracia en México llegó para quedarse. Espero que esos intentos sean castigados con el voto en las próximas elecciones y espero que el corporativismo del PRI ya pase al basurero de la historia.

Las encuestas apuntan en ese sentido.

Ojalá que las encuestas no cambien y se hundan ya para siempre.

Las encuestas ponen a Anaya y a López Obrador. ¿Cómo los ve?

Son alternativas que se han ido contaminando bastante, me alarma que Ricardo Anaya le dé una candidatura al senado a Miguel Ángel Mancera, garantizándole fuero para que queden impunes todas sus corruptelas, y haya arropado a asambleístas que se están robando donativos para la reconstrucción tras el sismo. ¿Cómo le creemos a Anaya sus promesas de acabar con la corrupción? Y también me preocupa que el Peje esté incluyendo en su lista de senadores a gente como Napoleón Gómez Urrutia. Si estas dos personas que son los candidatos del cambio, le fallan a la sociedad, entonces vamos a caer en un círculo vicioso.

¿Este contexto social es un detonante de escritura?

Sí, pueden serlo, para mí lo fueron. En mi anterior novela, La doble vida de Jesús, narro la historia de un candidato a la alcaldía de Cuernavaca que estaba enamorado de un travesti. La realidad me rebasó porque llegó a la candidatura Cuauhtémoc Blanco. Los escritores en México tenemos el problema de que la vida real es más grotesca que nuestras fantasías más delirantes.

¿Cómo se escribe desde esa realidad delirante?

Lo que busca la novela es ver cómo se articula la vida privada con la pública, la intimidad y la vida social. La novela no es un instrumento de denuncia, pero trata de ver cómo repercuten esas circunstancias en casos concretos y cómo modifican el alma de los seres humanos. Pero es evidente, la podredumbre de las instituciones, la expansión del crimen organizado, son temas de nuestra época. Ojalá haya un escritor que logre hacer una gran novela con esto.

Tras el sismo se habló de una sociedad solidaria... con el tiempo se ha desdibujado esa idea.

Creo que es falsa la idea de que la sociedad mexicana es una gran reserva de virtudes cívicas, mientras que la clase política es un albañal; creo más bien que la clase política es un reflejo de la sociedad mexicana, porque está también corrompida, es indolente, no defiende sus derechos, es corruptora y corruptible, de modo que la clase política es consecuencia de esta realidad. ¿Cuál es la manera de erradicar a todas estas lacras? Que haya escarmiento para los corruptos y esto es lo que le ha faltado a México, esta impunidad tan atroz que tenemos en épocas donde países que estaban más atrasados que nosotros como Guatemala, Honduras, están encarcelando a ex presidentes, ¿esto cuándo va a pasar en México?

¿El 1 de julio tendremos una oportunidad?

Espero que sí y espero que también se concrete la Fiscalía anticorrupción, que la PGR sea independiente y autónoma, esto de verdad podría provocar un cambio en México.

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