cultura@eluniversal.com.mx
Madrid. “Como editor, me implico hasta el extremo. He hecho de todo por un libro. Hasta una entrevista simulada para preparar a una autora que creía que no sabría hacer entrevistas”, ríe Juan Casamayor en el despacho de Madrid donde cierra los detalles de su viaje a Guadalajara. El editor de Páginas de Espuma recibirá allí el día 27 el Homenaje al Mérito Editorial de la FIL.
El premio distingue la labor de un sello independiente, especializado en relatos, y que Casamayor (Zaragoza, 1968) dirige con una pasión que pocos le discuten. “Ya me estoy poniendo militante”, bromea cuando se enciende hablando de política cultural y los compromisos que considera que asumió al hacerse editor. “Me metí en esto para publicar autores que estén vivos, no para jugar a lo seguro sacando clásicos. No hay nada más ilusionante que publicar a alguien por primera vez”, explica a EL UNIVERSAL.
Esa apuesta de Páginas de Espuma por los nóveles (lanzan al menos un par de debutantes al año entre 150 manuscritos que aceptan leer), la especialización en un género minoritario y el enfoque artesanal de Casamayor son algunos de esos méritos editoriales que refleja el premio de la FIL, que han recibido sellos como Anagrama, Feltrinelli o Gallimard.
“Entiendo que es un premio con un componente de ida y vuelta. Se reconoce el trabajo que hemos hecho hasta ahora en México, y a la vez viene a fortalecer esa posición”, dice.
Páginas de Espuma está presente en México por medio de la distribuidora Colofón, e imprime muchos de sus títulos en territorio nacional. “México es el país en el que más ejemplares vendemos”, cuenta Casamayor. Orgulloso porque considera que el éxito se debe a un trabajo bien enfocado. “Muchos editores españoles dicen que quieren dar el salto a América, y no se dan cuenta de que América no es una realidad, sino 19 muy distintas. No puedes trabajar en México o Argentina desde tu despacho de Madrid: tienes que ir, conocer a la gente y ver en qué son distintos de ti para entender cómo adaptarte. No puedes vender allí cualquier cosa: tienes que enfocar bien tu catálogo. Eso requiere tiempo y actitud apropiada”, indica.
Casamayor creó Páginas de Espuma junto a su pareja, Encarnación Molina, en 1999. Su éxito forma parte de la explosión editorial en Madrid (invitada de este año en la FIL), que en pocos años ha igualado a la histórica Barcelona como sede del libro de España. El sello se ha convertido en la gran referencia de la narrativa breve, y puede presumir de ser una de las pocas independientes que “roba” autores a los grandes grupos. “Hay novelistas consagrados que prefieren sacar con nosotros sus libros de relatos”, dice Casamayor. Parte del atractivo que presentan para los autores está en la dedicación de las cinco personas que componen la editorial. “Para nosotros, editar es un proceso que incluye la reflexión y el diálogo. Es importante partir de que los escritores no escriben libros. Escriben un manuscrito, que llegará a ser un libro tras un proceso de revisión, contraste y enriquecimiento”.
En su catálogo hay 125 escritores contemporáneos. Entre los mexicanos están Guadalupe Nettel, Antonio Ortuño, Alberto Chimal, Guillermo Arriaga, Jorge Volpi e Ignacio Padilla, “que está llamado a convertirse en uno de los autores clásicos de cuentos”, opina el editor.
También publican clásicos consagrados, pero abordados desde el aguerrido punto de vista de Casamayor. “No saco un librito de cuentos de Chejov porque sí. Si decidimos publicarlo es porque pensamos que podemos aportar algo. Lo que hicimos fue tomar su producción completa en ruso y traducirlas con un traductor que ha estado en nómina cinco años. Son cuatro tomos de mil páginas. Eso sí es una apuesta”, ríe.