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yanet.aguilareluniversal.com.mx
Entre las fotografías de infancia y juventud de Elizondo, entre mensajes, dibujos, ilustraciones, páginas de su primer diario y primeros manuscritos, entre reportes de calificaciones, diplomas escolares y una carta que le envió Octavio Paz en 1988 para felicitarle por la calidad de Elsinore, está la autobiografía de un escritor potente y de múltiples vocaciones.
“Elsinore significa para Salvador un gran logro narrativo en que él intentó quitarse toda esta parafernalia del Dr. Farabeuf y se fue hacia la autobiografía, una historia que durante años me contó y que era la emoción de haber vivido esos años”, asegura la fotógrafa Paulina Lavista.
En entrevista, la viuda de Elizondo y columnista de EL UNIVERSAL dice que la virtud de Elsinore está en la forma de narrar, de revivir el ambiente y ver cómo lleva la autobiografía a un plano narrativo extraordinario.
“A 30 años de su primera publicación sigue siendo un texto fantástico, muy al estilo del cine que siempre le interesó a Salvador desde Farabeuf, sobre todo usa el montaje del cine, el español contra el chicano, con la cosa militar y el despertar sexual, creo que tiene una gran virtud en unas pocas páginas”, señala Lavista.
“Es una novela que le hace justicia a la juventud y eso quería plasmar, esa idea la descubrí en el prólogo de Daniel Saldaña, de que ‘la pubertad es un país extranjero’, a partir de ahí yo generé nuevos contextos, nuevos universos a partir del sueño, del deseo o esta forma de Salvador Elizondo de manejar el tiempo, su caleidoscopio mental”, dice Meléndez Gámez.
Javier García Galiano, quien es un gran lector y estudioso de la obra de Salvador Elizondo, indica que una de las mayores obsesiones de este autor fue la escritura misma. El grafógrafo que escribe que escribe y aunque puede no parecer evidente, Elsinore se inscribe en esa obsesión.
“En Elsinore, la escritura aparentemente adopta formas tradicionales y su lectura resulta menos compleja, pero importa un desenlace lógico a su obsesión por la escritura y es un eslabón más en esa cadena circular que se inicia cronológicamente con La historia según Pao Cheng, Farabeuf, El Hipogeo Secreto”, dice el también columnista de EL UNIVERSAL.
García Galiano asegura que como en su Autobiografía precoz y en Ein Heldenleben, Elizondo tiene una evocación literaria con algo de imaginario y no poco de ironía. “Esa evocación lo condujo asimismo a incorporar el inglés en el relato no como la experimentación de un lector de Joyce, que también recurrió a la evocación en su escritura, sino como un recurso que requería la narración, pues el habla de los mexicanos que viven en Estados Unidos también está hecha de inglés y algunos de los recuerdos de Elizondo ocurrían en inglés”.
Elsinore. Un cuaderno, cuya dirección editorial estuvo a cargo de Alejandro Cruz Atienza, retrata una época de contrastes vista desde la mirada de un joven inteligente, culto y curioso, tal vez por eso, porque es una novela de formación, Octavio Paz escribió en la carta que le envió a Elizondo: “Qué alivio leer este libro, breve y perfecto… Al fin una literatura en la que se alían la ligereza y la inteligencia, la gracia y la melancolía”.