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ssierra@eluniversal.com.mx
En febrero y marzo de este año, Marie José Tramini, viuda de Octavio Paz, firmó los últimos contratos con el Fondo de Cultura Económica (FCE) para dos libros del Nobel de Literatura: El laberinto de la soledad y Pequeña crónica de grandes días.
El primer contrato para El laberinto... lo había firmado Paz con Arnaldo Orfila, director del FCE, en 1959, y daba al editor el derecho de hacer ediciones posteriores con la sola notificación del autor. Entre ese año y este 2018 esa editorial ha vendido un millón 536 mil 400 ejemplares de ese título, en diversas colecciones, muy lejos de cualesquiera de sus otros libros; el promedio de ventas anuales del mismo, en el último lustro, es de 33 mil ejemplares.
La viuda del escritor falleció el pasado 26 de julio y los derechos de autor son parte de una herencia que está por establecerse y por determinar en manos de quién quedará. Los derechos, más que cualquier inmueble o bien, son lo más relevante de todo el legado del escritor. Durante el periodo 2012-2017, el promedio de pagos por derechos de autor a la viuda del escritor fue de un millón de pesos por año, incluyendo tanto regalías de libros vendidos como anticipos.
También este 2018, la Dirección de Literatura de la Universidad Nacional Autónoma de México gestionaba una nueva edición de mil ejemplares del CD Voz Viva; sería la tercera: la primera fue en 1961, en disco, y la segunda, en CD en 2005; ambas se agotaron. La negociación no se alcanzó.
“Por lo que respecta al pago de las regalías, como en otros casos, cuando un autor o el titular de los derechos fallece, el FCE las conserva y se pagarán a quien quede legalmente acreditado como heredero de los derechos de autor. Estamos atentos respecto a la situación jurídica que se determine”, explica Rosa Pretelin Eguizar, subgerente de Reimpresiones y Gestión de Derechos del FCE.
“Yo no soy editor, pero digo que hay seguir haciendo ediciones de Octavio Paz mientras haya interés por él, porque lo que importa, para mí como lector, es que las obras de un autor estén disponibles y no estén secuestradas. Que estén disponibles las obras de Paz me parece más importante que toda la discusión en torno de los bienes materiales —asegura el ensayista y académico Adolfo Castañón—. Claro que es importante la discusión acerca de los documentos y los bienes, pero también es muy importante la disponibilidad. Si Octavio Paz depositó en una editorial su confianza para que lo publicara, pues esa editorial tiene el mandato de seguirlo publicando, y ya cuando venga un heredero y diga: ‘se lo voy a dar todo al editor chino’, pues se lo dará, pero por lo pronto hay que seguirlo publicando. Una de las cosas muy admirables que hizo Paz fue enunciar en 15 tomos (o siete) su obra, en una edición de autor. Paz consigue que sus obras atraviesen el tiempo. Y los editores son, de alguna manera, sus aliados en ese derrotero de ir atravesando el tiempo.”
La disponibilidad de los libros. En México, la obra del poeta y ensayista está, en su totalidad, en el FCE que tiene no sólo las Obras completas, sino 18 títulos que tuvieron actualizaciones en vida del escritor, y que se han ido reeditando. Ediciones ERA tiene tres libros: Apariencia desnuda, La hija de Rappaccini (con El Colegio Nacional) y Un sol más vivo. Siglo XXI tiene Corriente alterna, Postdata, Cartas cruzadas y Poesía en movimiento, creada con otros autores. Grupo Planeta tiene 11 títulos que se pueden ver en su página web: cinco bajo el sello Seix Barral con fechas de edición de los últimos años, en cambio los seis títulos Booket tiene como fecha el 16 de agosto de 2018, 20 días después de la muerte de Marie-Jo.
En Literatura UNAM, en 1986, Paz fue publicado en la serie Material de Lectura, y estaba también en Voz Viva; la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial publicó dos títulos: Crónica trunca de días excepcionales, en 2007 y reimpreso en 2008, y Antología de Fernando Pessoa, en 2010: ambos se agotaron hace un par de años. Esas dos áreas de la UNAM no tienen ya ninguna de sus obras en sus catálogos.
Las Obras completas primero se hicieron en España, con Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores; FCE y Galaxia tienen ediciones en pasta dura y compactas de las Obras completas.
Rosa Pretelín cuenta que a principios de 1991, Castañón, entonces gerente editorial del FCE, inició las negociaciones para que el FCE incorporara al catálogo la primera edición de las Obras completas en 15 volúmenes, que entre 1991 y 2003 publicó Círculo de Lectores. Explica que hubo dos contratos: “El del 24 de agosto de 1992 firmado por Octavio Paz y el director del Fondo, don Miguel de la Madrid, que autorizaba la publicación de hasta 4 mil ejemplares de cada volumen. El segundo contrato, entre Círculo de Lectores y el FCE de fecha 3 de marzo de 1992, con una vigencia de 10 años”. Allí se estableció que el FCE distribuiría en América Latina y Estados Unidos y Círculo de Lectores en España”. Agrega que la edición mexicana incorporó algunas modificaciones, producto de la última revisión de los contenidos que realizó el propio autor.
“Las Obras completas de Paz, a diferencia de las de Reyes, no están enunciadas de manera cronológica, sino de manera temática. En cierto modo, lo que hizo Paz fue pegar unos libros con otros, desencuadernar. Uno las ve perfectamente acomodadas, pero abajo de eso hay todo un revuelo de textos que van y vienen, de ediciones de Joaquín Mortiz, FCE y otras editoriales”, dice Castañón.
Pretelin cuenta los 15 tomos de las Obras completas en México se publicaron entre 1994 y 2004, que Paz tuvo en sus manos los primeros 11 volúmenes, y que los cuatro últimos salieron después de su fallecimiento: “El autor firmó un segundo contrato el 18 de enero de 1995 para reimprimir en ese mismo año los primeros ocho volúmenes. La renovación de los contratos, para continuar publicando los agotados, la firmó la señora Paz”.
En el centenario del nacimiento de Octavio Paz, el FCE publicó la segunda edición de las Obras completas: “Se firmó un contrato con Marie José Tramini el 6 de diciembre de 2013, con una vigencia que terminará en diciembre próximo”. Y aunque varios contratos tienen fecha de caducidad en 2018, 2019 y 2020, “la editorial tiene derecho a continuar comercializando cuantos ejemplares haya producido antes de que expirara el contrato”, precisa Rosa Pretelín.
Los otros libros. Después de El laberinto de la soledad, los libros de Paz mejor vendidos por el FCE son Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe, con un promedio anual de ventas de dos mil ejemplares (sin contabilizar la ventas del volumen que incluye el título en Obras completas); El arco y la lira. El poema, la revelación poética, poesía e historia, con mil 600 ejemplares, y Libertad bajo palabra, con mil 300 ejemplares.
En Francia, la obra de Octavio Paz está en Gallimard, en la muy apreciada colección Pleiade figura todo Paz; en Alemania es Surkamp y en inglés el editor es New Directions.
En España también fue su editor y y amigo Jacobo Siruela, que tiene en Atalanta dos libros suyos sobre Chuang Tzu y Basho. Siruela recuerda haber negociado con él el contrato del libro de Chuang Tzu, y que Marie Jo siempre fue muy generosa y le facilitó dos libros: “Itinerario poético, que tuvo excelentes críticas, como era de esperar, pero escasas ventas. En cambio, el libro sobre Basho, hecho en colaboración con Eikichi Hayashiya, va por la segunda edición —comenta Jacobo Siruela en entrevista vía correo electrónico—. Paz es sin duda el gran patriarca de las letras mexicanas del siglo XX, pero los grandes clásicos sufren irremediablemente las mareas del tiempo: a veces están en pleamar y otras en bajamar. Y Octavio ahora no goza de mucha repercusión en nuestro abigarrado panorama cultural consumista. Pero no es nada extraño, en realidad los poetas casi siempre son minoritarios y la alta cultura también. Por tanto, no hay que aplicar criterios de cantidad en estos casos sino de la calidad de los lectores que continúan leyendo su obra. Paz no fue un hombre fácil; ninguna persona inteligente lo es. Y creo que se movió en el mundo editorial a través de sus afinidades personales más que por medio de objetivos comerciales. Y la prueba de ello es que nunca tuvo un agente literario”.
Paz —recuerda Castañón— era muy celoso en cuanto a los derechos y el cuidado de su obra: “Era muy celoso de llevar a término sus ideas editoriales de determinada manera. Era capaz de negociar él mismo sus derechos y no le gustaba que le estuvieran leyendo la cartilla a través de un agente literario. Esta idea del autor autárquico, es distinta de la nueva idea que se va imponiendo con Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa.