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Guadalajara.— Las estrofas de la canción-performance protesta “Hay un violador en tu camino”, que resuenan en plazas y calles de ciudades de América Latina se escucharon fuertes, enérgicas en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. La escritora Luisa Valenzuela leyó de manera rotunda: “El patriarcado es un juez/ que nos juzga por nacer/ y nuestro castigo es/ la violencia que no ves”.
La narradora argentina, que fue la encargada de abrir el Salón Literario Carlos Fuentes, siempre ha levantado la voz para hablar de las mujeres e impulsado y celebrado la lucha feminista, y tenía que ser ella la que señalara que una de las luchas por las libertades en América Latina la encabezan las mujeres.
“La quinta ola del feminismo arrasa como un tsunami. Las mujeres en masa salen a las calles a reclamar por sus derechos en forma pacífica pero contundente, al punto que el cuestionado presidente de Chile las considera un peligro, y la policía y los carabineros las reprimen con saña”, dijo en su discurso de recepción de la Medalla Carlos Fuentes, que le fue impuesta por Silvia Lemus, viuda del narrador.
En el discurso, latió fuerte la amistad y la admiración por la obra del autor de Aura, pero sus palabras sobre la lucha de las mujeres cimbraron a los asistentes, cuando dijo que “Hay un violador en tu camino” es la canción-performance protesta que hoy las mujeres interpretan en masa y que se replica en el mundo. En su texto, una suerte de reconocimiento a la literatura como territorio de libertad, no podía faltar su exigencia a detener la violencia contra las mujeres. “Imparable es la fuerza que van cobrando las mujeres, junto con la aceptación de las diversidades”.
La autora de Novela negra con argentinos llamó a la libertad: “Alentemos la irreverencia y la transgresión. La literatura nos lo ha enseñado siempre. Ha llegado el momento de asumirlo plenamente en nuestra habla cotidiana. Reconocer y aceptar las diferencias, irles dando nombres que se irán ajustando, precisando, como una forma más de ingresar a un futuro transformativo, enriquecedor”.
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Luisa Valenzuela evocó a Julia Kristeva, cuando la teórica del feminismo afirmó que “el siglo XXI sería femenino o no sería”; dijo que el cambio de paradigma y de modelo es muy real: “Estamos con un pie en otra era y esta nueva era, en toda su convulsión, nos trae también vientos de esperanza” encarnados en las mujeres.
Otra esperanza de cambio, aunque aclaró que para muchos es incómoda, es su apuesta total por el uso del lenguaje inclusivo. “El lenguaje es político, bien sabemos, y los posibles cambios al respecto van más allá de una mera formalidad, cuestionan directamente el hoy llamado ‘sexismo lingüístico’”.
La escritora, que desde niña estuvo en contacto con los más notables escritores argentinos, como Bioy Casares, Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato, aseguró que en español se va poco a poco aceptando, no sin reticencias, el uso de la E como vocal neutra “frente a las muy sexualmente cargadas A y O”.
En su repaso por las libertades de la literatura y la certeza de que las letras son el verdadero espacio de libertad, Luisa Valenzuela llamó a buscar los caminos menos ríspidos para limarle al habla cotidiana su duro estigma patriarcal.
“Interesante ejercicio es el de la busca de sinónimos, y el retorno al molesto leísmo hispánico. Le en lugar de lo o la. Un ejemplo bien argentino sería cambiar la letra del tango: ‘La vi pasar tangueando altanera’, por: ‘Le vi pasar tangueando con altanería…”.
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Entonces citó a Santiago Kalinowski, director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de la Academia Argentina de las Letras, que asegura que cada vez que se usa el masculino genérico, hay un refuerzo de esa configuración histórica de la especie humana, es decir, el hombre que se asignó en centro del Universo.
Valenzuela dijo que en estos tiempos de cambio en los que vive el lenguaje, los géneros literarios y los géneros sexuales se confunden o imbrican. “Más allá de la gramática nos conmueven las identidades en movimiento”. Celebró los tres géneros en Juchitán: hombres, mujeres y muxes.
“Toda escritura, quizá sobre todo la de ficción, es una forma de lectura de la realidad, desde los muy diversos ángulos, con miradas al bies o ejerciendo el pensamiento lateral en el cruce entre lo fáctico y lo narrativo. Cada obra literaria es una apertura al mundo”, señaló la escritora, quien fue la primera mujer en abrir el Salón Literario de la FIL de Guadalajara y en recibir la Medalla Carlos Fuentes.