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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Medellín. —En noviembre de 1979, un error, que le costó a Javier Darío Restrepo no lograr una entrevista exclusiva con el dictador boliviano Natusch Busch —cuya presidencia sólo duró 16 días— llevó al periodista y catedrático colombiano a reflexionar sobre lo que significa la ética periodística, a convertirse en un experto sobre el tema y a fundar el Consultorio de Ética de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Hoy, el maestro que está ligado a la Fundación desde 1995, invitado por Gabo, asegura que es muy optimista. “Creo que es una de mis enfermedades, ser optimista”; y lo es pese a la mala paga que prevalece, cada vez de manera más descarada, en los medios de comunicación que, dice, han generado que el periodismo ya no sea una profesión sino un trabajo informal. “La ética queda para el periodista, para mantener su ambición de ser excelente. La ética no resuelve problemas de corrupción, esos los resuelve la policía y el juez, la ética es para quien abriga la esperanza de desarrollar todas sus potencialidades”.
El autor de cerca de 30 libros de periodismo, entre ellos El Zumbido y el Moscardón Vol I, El Zumbido y el Moscardón Vol II y La constelación ética, una especie de manual de sobrevivencia para periodistas, responde decenas de preguntas sobre ética periodística y cultura de paz que llegan al Consultorio.
En entrevista, el columnista de El Heraldo dice a EL UNIVERSAL que hoy el gran reto es responderle a la tecnología más poderosa que ha tenido la humanidad en materia de comunicación: Internet y las redes sociales. “Cuando uno tiene en las manos un poder tan grande, se aumenta la responsabilidad”, afirma.
¿Somos conscientes de tal responsabilidad ética en la era digital?
Las audiencias antes de lo digital eran muy limitadas, ahora son ilimitadas, la responsabilidad ha crecido, la tecnología le pone lente de aumento a las responsabilidades éticas. Ese es el gran reto que tiene ahora cualquier periódico que aspire a sobrevivir. La experiencia de los periódicos está dependiendo del buen o mal uso que se haga de lo digital, no es tanto de plata sí o plata no. Lo digital ha llegado para crearnos a los periodistas la gran oportunidad, hay que aprovecharla.
¿Cómo se consigue la ética, debemos tener un manual de ética?
Para responder a esas preguntas he estado reflexionando toda la vida y sobre todo los últimos 20 años. He llegado a conclusiones que pueden ser muy orientadoras: la ética no es un código, no es un discurso, no es una filosofía, es un modo de ser; y el único que puede crear ese modo de ser es uno mismo. Uno no es ético porque se lo impongan en el periódico, o la televisión o la radio o los medios en Internet; uno es ético porque le da la gana, es decir, es un ejercicio de la libertad: entre más libertad, más ética; entre menos libertad, menos posibilidades de ser ético.
¿Qué es ser ético?
Diría que es esa inconformidad con lo que uno es y el deseo de llegar a ser más, lo cual muestra que lo menos ético es el tipo contento con lo que es, resignado a lo que es. El más ético es el que todos los días encuentra algo que corregir, que aspira a algo más. La ética es esa vocación que lleva a todo ser humano a la excelencia.
¿Qué recomienda a periodistas para mantener su ética?
Primero, fortalecer su identidad profesional, preguntarse muy seriamente “¿para qué soy periodista? hasta encontrar la respuesta. Y si encuentra que eso se ajusta a sus deseos más sinceros de ser más, entonces comience a trabajar en comprometerse con la verdad, en ser independiente y una persona al servicio de la sociedad.
¿Con sociedades tan violentadas y periodistas tan amenazados, la ética es más difícil de mantener?
Ahí es donde se puede apreciar la gran importancia de ser periodista, porque es alguien que tiene que crear el ambiente propicio para la paz, y la creación de ese ambiente no es mediante leyes, campañas publicitarias o cosas externas, sino que lo tiene que crear cada quien. Yo, como periodista, sé que con cada información estoy llegando a la conciencia de cada persona, que esa llegada a la conciencia de las personas sea una especie de promoción, de creación del ambiente para la paz.
¿Todo periodista debe dudar siempre?
Todo periodista debe tener como lema: “dudo, luego existo”.
¿Hay más periodistas con ética que periodistas sin ética?
Soy muy mal juez de eso, estoy recibiendo siempre preguntas que llegan de todas partes y la versión que tengo es que hay mucha preocupación por distintos temas. Viendo las crisis que hay pienso que hay poca reflexión, y la primera crisis que pondría es la de independencia. Se requiere una reflexión y, sobre todo, autocrítica: los periodistas somos muy poco autocríticos, tenemos la piel demasiado tierna, se nos pone colorada cuando nos hacen alguna crítica porque olvidamos una cosa fundamental: uno aprende más de los errores que de los aciertos.
¿Cómo empezar a aceptar la autocrítica?
No nos gusta la autocrítica, pero es una de las claves para que un medio de comunicación y para que uno progrese. Yo luché mucho cuando trabaja en el noticiero de televisión porque el consejo de redacción siempre comenzaba con eso: “¿a ver en qué la embarramos?” Y es muy productivo, porque se van descubriendo las fallas que uno tiene; cuando se descubren, uno se pregunta “¿por qué fallé?” y al responderse está la clave para no volver a fallar.