cultura@eluniversal.com.mx

No son princesas ni dragones los personajes que a Jairo Buitrago le interesan para escribir, ni son los temas fantásticos ni de ciencia ficción que busca plasmar en sus libros ilustrados para niños. Lo que le interesa contar al escritor e ilustrador colombiano son las historias sobre la migración, la violencia, las guerras y el exilio. La crítica social es, para el autor de Camino a casa, el fondo de sus historias.

“La migración es un barco que nadie quiere recibir. Puede ser interna, como ocurrió en Colombia con los conflictos armados; o una migración general, que se debe al desplazamiento por la pobreza y la explotación, como en Centroamérica”, dice el narrador nacido en Bogotá en 1970.

El ilustrador explica que en sus libros busca tocar esos temas de una forma sensible y natural para los niños. En entrevista con EL UNIVERSAL, Jairo Buitrago asegura que enfocarse en esas temáticas responde a su interés de contar el realismo y los hechos de la vida cotidiana. Dice que los niños son parte esencial de ella y la migración es un fenómeno que afecta a gran parte de la infancia.

“Trato de mezclar ese realismo que nos rodea: la migración, la cotidianidad, el mundo de la política, la violencia, las injusticias en el mundo, que está tan al alcance de los ojos de los pequeños”, agrega el escritor.

El artista colombiano, ganador del XI concurso de álbum ilustrado “A la orilla del viento”, convocado por el Fondo de Cultura Económica, por su libro Camino a casa, argumenta que la migración no puede considerarse como un problema sino como un proceso de vida. Incluso habla del conflicto cuando los gobiernos emprenden políticas severas para erradicar la migración, como en EU y Europa.

“Mi perspectiva respecto a la migración es absolutamente negra, es decir, a pesar de ser considerada un problema, creo que toda la vida hemos migrado, por lo que la considero como un proceso que se acentúa en algunas épocas”, puntualiza el autor, cuyas obras han sido traducidas a varios idiomas y ha trabajado con ilustradores como Rafael Yockteng.

Su interés siempre está en hablar sobre la gente que no tienen oportunidades. “Escribo historias sobre los marginados, pero no lo hago de manera consciente, no lo hago para impactar. Siento que es después que el álbum está editado que los lectores descubren ciertas intenciones. Sí quiero impactar, pero funciona más con el receptor que con mis propias palabras”, considera.

Buitrago hace uso de la alegoría en las imágenes de sus libros como una forma de concebir historias, ya que el lenguaje de las imágenes, afirma, es un lenguaje universal.

Camino a casa y otras metáforas. Buitrago afirma que aunque sus libros han evolucionado en cuanto a la forma de contar historias, su enfoque crítico persiste. Desde Camino a casa hasta León y ratón, pasando por Los irlandeses, el artista asegura que la línea realista que tanto le interesa nunca ha desaparecido, por lo que es fundamental que cada historia tenga en el fondo algún tipo de crítica social.

“Sigo fiel a ciertos temas, me interesan los temas que pueden generar polémica y que no están circunscritos al mundo infantil, pero es porque me cuesta mucho hablar de dragones y princesas”, expresa el ilustrador.

En efecto, uno de sus libros más exitosos, Camino a casa, cuenta en apenas 20 páginas la historia de una niña que le pide a un león que la acompañe a casa. Imágenes y texto se conjugan para relatar el desamparo de una pequeña que camina por la ciudad junto a un león. En la travesía, la pequeña se encuentra con una sociedad aterrorizada por la presencia imaginaria del mamífero. Cuando ya han atravesado la mayor parte de la ciudad, la niña invita al animal a comer en su casa, para luego despedirlo. Es hasta el final cuando una foto de su padre, con una gran melena dorada, revela la metáfora que Buitrago elaboró desde el inicio: la ausencia del padre.

“Dependiendo de la historia y de las necesidades de la ficción alegorizo; busco la alegoría adecuada para el momento. Esa alegoría se descubre, también, por sí misma, a través del argumento y la historia del libro ilustrado”, indica el autor sobre las metáforas que deposita en sus obras.

La alegoría desarrollada en Camino a casa, que señala indirectamente la ausencia de una figura paterna, la indiferencia social, la pobreza, y la violencia producto de la guerrilla en Colombia, es un ejemplo de lo que Buitrago sostiene en su línea realista.

Guiños. En una ilustración se puede apreciar al fondo un pedestal sin escultura con una placa con el año: 1948, que alude al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, escritor y político colombiano. En otra, en una pila de periódicos sobresale el texto: “Familia de desaparecidos en 1985”, que evoca el momento en que 12 ciudadanos fueron sacados por el ejército colombiano del Palacio Nacional ese año.

Esas son las historias que a Jairo Buitrago le gusta contar. Celebra que en México exista un boom del libro ilustrado y que el desafío que representa escribir para los niños sea cada vez más compartido: “El reto en el álbum ilustrado es mayor, porque en pocas páginas tenemos que hacer una historia verosímil”, afirma.

Buitrago, quien ha sido guionista de programas infantiles y dirige talleres de literatura y cine para niños en situación de vulnerabilidad, afirma: “Me cuesta mucho hablar de dragones y princesas, prefiero temas que competen a la sociedad porque los niños son parte esencial de ella. Mezclo el realismo que nos rodea”. El más reciente libro del ilustrador, Los irlandeses, llegará pronto a México.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses