La escritora chilena (1949) se ha convertido en la sexta mujer en ser reconocida con el , el máximo reconocimiento que la otorga al conjunto de una obra de creación en cualquier género literario. Sin embargo, la galardonada advierte que lo importante es construir un camino democrático y dijo que sería injusto considerar que las mujeres necesitan ser compensadas.

"Hay que construir un camino democrático en donde efectivamente los que concurran a los espacios públicos sean esas obras que por algún motivo pudieran estar desfasadas en relación a la realidad binaria que vivimos. Sería un poco injusto, no para mí necesariamente, sino para las mujeres, que seamos compensadas. Yo prefiero ingresar al territorio de la letra. Nunca me he sentido herida por nada literario, en el sentido de que mi gran tarea tiene que ver con el deseo y con la producción de obra, no pienso que nadie me deba un premio, nadie me debe nada. Escribir, para mí, ha sido un espacio de libertad y esto es plenitud, he podido salir de la vida cotidiana para ingresar al territorio de la creatividad. Entonces no necesito compensaciones de ningún tipo, pero sí me alegra que un trabajo literario muy extenso llegue a un lugar, esto es otra cosa. No es una deuda porque nadie me debe nada a mí, mejor dicho, yo le debo mucho a la literatura", dijo hoy durante la transmisión del fallo del galardón dotado con 150 mil dólares.

La portavoz del jurado, Lorena Amaro, indicó durante el anuncio que se hizo de manera remota y fue transmitido por las redes sociales del encuentro literario, que Eltit fue reconocida de manera unánime "por la profundidad de su escritura única, que renueva la reflexión sobre la literatura, el lenguaje y el poder en el cambio de siglo".

Sobre el Premio, advirtió que fue "asombroso, inesperado y emocionante" y recordó que en 1991, cuando se entregó por primera vez el galardón que entonces llevaba el nombre de Juan Rulfo, al poeta Nicanor Parra, ella fue quien se lo comunicó a su compatriota.

"Relaciono las dos situaciones en un hilo narrativo personal, ahora que se produjo una especie de paridad en relación a Chile. Los chilenos y las chilenas estamos luchando por formas paritarias, por una mayor cantidad de democracia. En este sentido pienso que se unió poesía y narrativa y hay una equidad para este premio entre hombres y mujeres. No puedo dejar de pensar que este debería ser el horizonte literario que debemos tener, un horizonte literario no biológico, sino cultural, literario, en donde los textos habiten las plataformas de la escritura. Este premio es muy emocionante", señaló.

La escritora del tomo de ensayos "Una milla de cruces sobre el pavimento" (1980), así como de las novelas Lumpérica (1983) y Por la patria (1986), escritas desde una perspectiva marginal, indicó que la literatura ha sido crucial en tiempos adversos, ha leído esos tiempos, los ha pensado, ha ido más atrás de esos tiempos y más adelante, pero no necesariamente la literatura es crónica o periodismo, es unir eventos.

"El gran trabajo de la literatura es al interior de la propia literatura en el sentido de que precisamente la enfermedad, el hambre, la violencia, la no equidad, forman parte del gran álbum literario, del gran estante literario, de la gran biblioteca literaria y no ha dejado de resonar en esa sintonía para resistir los embates de todos los tiempos", explicó.

Respeto a su próxima visita a México para recibir el galardón en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la escritora explicó que en cada visita renueva la mirada sobre algo que conoce.

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"Allí hay una pluralidad de lenguas, si uno camina por las calles se escuchan muchas lenguas de pueblos originarios; pero también te encuentras con las artesanías que hablan de formas de vida muy importantes. Junto a esto están los intelectuales, la presencia del libro. México también ha sido el lugar del exilio, recibió exiliados, los integró y eso es importante. De modo que México para mí es un lugar 'sagrado', por lo plural de sus grupos, por la sobrevivencia de sus pueblos, por su historia, sus ciudades y por la cultura que siempre ha sido estimulada por los propios mexicanos", indicó.

Además, señaló que uno de sus referentes más citados es Juan Rulfo, para pensar estéticas y pensar cómo lo popular adquiere una dimensión extraordinaria y plural a partir de las poéticas. Y recordó que ha tenido "la gran suerte de conocer a grandes escritores mexicanos, Carlos Fuentes, Marta Lamas, Elena Poniatowska, Margo Glantz; tengo un estante mexicano".

Finalmente, dijo que la literatura tiene algo intempestivo, pues aparecen espacios, sujetos, dilemas que nunca había pensado que iba a abordar. "Así que estoy abierta a la sorpresa literaria y a permitir que esa literatura que ya por muchas décadas he transitado, opere; que yo, más allá de mí misma, transcurran sin ningún tipo de represión para que sigan ocurriendo. Lo que nos mueve a todos los que escribimos es algo muy poco capturable que es el deseo".

Dotado con 150 mil dólares estadounidenses, el Premio reconoce una vida de entrega a la literatura. Es convocado por la Universidad de Guadalajara, el Gobierno de Jalisco, los ayuntamientos de Guadalajara y Zapopan; Bancomext, Arca Continental y Fundación Universidad de Guadalajara, instituciones que conforman la Asociación Civil Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances.

Este año se recibieron 71 propuestas, de 17 países, en las cuales estuvieron representados 57 escritores y siete idiomas: catalán, español, francés, italiano, rumano, portugués y gallego. Las postulaciones fueron inscritas por instituciones culturales y educativas, asociaciones literarias, editoriales y los propios miembros del jurado.

Diamela Eltit González es una escritora chilena perteneciente a la generación del ochenta. Estudió en la Universidad Católica de Chile y en 1971 se graduó como profesora de Estado de Castellano. Además, realizó estudios de literatura en el Departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile. Ha trabajado como docente en diversas universidades dentro y fuera de su país, siendo invitada en algunas universidades de Estados Unidos como Berkeley, Stanford, John Hopkins, Pittsburgh, Virginia y Columbia, entre otras. En 2014 y 2015 fue nombrada titular de la Cátedra Simón Bolívar en la Universidad de Cambridge (Inglaterra). Al retorno de la democracia en su país se desempeñó como Agregada Cultural de Chile en México (1991-1994).

Su destacada obra le ha valido numerosos reconocimientos, como el Premio José Nuez Martín (1995); el Premio Manuel Montt (2004); Premio Iberoamericano José Donoso (2010); Premio Altazor (2015) por su novela Fuerzas especiales; el Premio Municipal de Santiago (2017) por su recopilación de ensayos Réplicas; el Premio Internacional al Mérito Literario Andrés Sabella (2018); Premio Nacional de Literatura de Chile (2018); el Premio José María Arguedas (2020), y el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria (2021).

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