Letras

Cinco poemas para recordar a Xavier Villaurrutia

El poeta nació el 27 de marzo de 1903 en la Ciudad de México

Foto: Archivo fotográfico de El Universal
27/03/2019 |11:24Redacción |
Redacción El Universal
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Xavier Villaurrutia

marcó un hito en la poesía mexicana. Los versos del miembro del grupo de Los Contemporáneos están llenos de soledad y escritos para personas que la viven, "no busca la complicidad de las pasiones que hoy tiranizan a los espíritus: la política, el patriotismo, las ideologías", indicó Octavio Paz en un .

A continuación te compartimos algunos de los poemas que escribió el autor nacido el 27 de marzo de 1903.

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- "Nocturno" 

Todo lo que la noche

dibuja con su mano

de sombra:

el placer que revela,

el vicio que desnuda.

Todo lo que la sombra

hace oír con el duro

golpe de su silencio:

las voces imprevistas

que a intervalos enciende,

el grito de la sangre,

el rumor de unos pasos

perdidos.

Todo lo que el silencio

hace huir de las cosas:

el vaho del deseo,

el sudor de la tierra,

la fragancia sin nombre

de la piel.

Todo lo que el deseo

unta en mis labios:

la dulzura soñada

de un contacto,

el sabido sabor

de la saliva.

Y todo lo que el sueño

hace palpable:

la boca de una herida,

la forma de una entraña,

la fiebre de una mano

que se atreve.

¡Todo!

circula en cada rama

del árbol de mis venas,

acaricia mis muslos,

inunda mis oídos,

vive en mis ojos muertos,

muere en mis labios duros.

- "Nocturno de la estatua" 

Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera

y el grito de la estatua desdoblando la esquina.

Correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito,

querer tocar el grito y sólo hallar el eco,

querer asir el eco y encontrar sólo el muro

y correr hacia el muro y tocar un espejo.

Hallar en el espejo la estatua asesinada,

sacarla de la sangre de su sombra,

vestirla en un cerrar de ojos,

acariciarla como a una hermana imprevista

y jugar con las fichas de sus dedos

y contar a su oreja cien veces cien cien veces

hasta oírla decir: "estoy muerta de sueño".

- "Nocturno muerto"

Primero un aire tibio y lento que me ciña

como la venda al brazo enfermo de un enfermo

y que me invada luego como el silencio frío

al cuerpo desvalido y muerto de algún muerto.

Después un ruido sordo, azul y numeroso,

preso en el caracol de mi oreja dormida

y mi voz que se ahogue en ese mar de miedo

cada vez más delgada y más enardecida.

¿Quién medirá el espacio, quién me dirá el momento

en que se funda el hielo de mi cuerpo y consuma

el corazón inmóvil como la llama fría?

La tierra hecha impalpable silencioso silencio,

la soledad opaca y la sombra ceniza

caerán sobre mis ojos y afrentarán mi frente.

- "Mar"

Te acariciaba, mar, en mi desvelo.

Te soñaba en mi sueño, ¡inesperado!

Te esperaba en la sombra recatado

y te oía en el silencio de mi duelo.

Eras, para mi cuerpo, cielo y suelo;

símbolo de mi sueño, inexplicado;

olor para mi sombra, iluminado;

rumor en el silencio de mi celo.

Te tuve ayer hirviendo entre mis manos,

caí despierto en tu profundo río,

sentí el roce de tus muslos cercanos.

Y aunque fui tuyo, entre tus brazos frío,

tu calor y tu aliento fueron vanos:

cada vez más te siento menos mío.

- "Soneto a la granada"

Es mi amor como el oscuro

panal de sombra encarnada

que la hermética granada

labra en su cóncavo muro.

Silenciosamente apuro

mi sed, mi sed no saciada,

y la guardo congelada

para un alivio futuro.

Acaso una boca ajena

a mi secreto dolor

encuentre mi sangre, plena,

y mi carne dura y fría,

y en mi acre y dulce sabor

sacie su sed con la mía.

nrv