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La crisis en la frontera, las deportaciones y separaciones familiares no desaparecerán "mágicamente" cuando Donald Trump deje la Presidencia, pues son producto de tres décadas de duras políticas que han "deshumanizado y criminalizado" a los migrantes, dice el autor Aaron Bobrow-Strain.
El investigador, profesor y director del Departamento de Política del centro de educación superior Whitman College (Washington), asegura que estas medidas, aplicadas en nombre del pueblo estadounidense y la seguridad nacional, afectan la vida de los migrantes y la entrelazada dinámica de las comunidades fronterizas.
Todo ello es parte de su novela "La Muerte y Vida de Aida Hernández. Una Historia de la Frontera" , publicada la pasada semana y que relata la historia real de uno de los millones de migrantes que han cruzado ilegalmente la frontera y han sufrido un sistema que, en su opinión, castiga y criminaliza a los indocumentados .
"Aida" nació en la ciudad fronteriza de Agua Prieta, en Sonora (México), donde vivió los primeros años de su vida, justo cuando el expresidente Bill Clinton inició en 1993 la "Operación Guardián", con la cual se buscaba frenar el cruce ilegal cerrando el paso a los migrantes en la frontera de California y Texas.
Esta política, que se conoció como "prevención mediante disuasión", apostaba a que los migrantes considerarían el desierto de Arizona como un "peligroso" punto para cruzar la frontera y, por lo tanto, no lo intentarían.
Sin embargo, las cifras demostraron lo contrario, la frontera de Arizona se transformó en un "embudo" y se convirtió en el principal punto de cruce de indocumentados en la década de 2000 y, con ello, aumentó considerablemente el número de muertes de migrantes en el desierto.
Aida, junto con su madre y sus hermanos, como muchas otras familias que viven en la frontera, cruzaron "al otro lado" para vivir en la comunidad de Douglas (Arizona), donde sufrió abuso físico a manos de su padrastro, pobreza y hambre.
"Aida comenzó a vivir su vida al mismo tiempo que el Gobierno estadounidense endurecía sus políticas migratorias y militarizaba la frontera", dice a Efe Bobrow-Strain en entrevista vía telefónica.
Este libro, indica, es sobre la vida de Aida pero también sobre las políticas migratorias que el pueblo estadounidense ha permitido que se apliquen en su nombre.
Bobrow-Strain
llegó por primera vez a Tucson en 1993, donde comenzó a conocer la dinámica fronteriza mientras se aprobaba el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, en inglés NAFTA), firmado por Estados Unidos, Canadá y México.
"A través de este libro quiero mostrar que el problema migratorio no es algo nuevo, hemos vivido por muchos años un sistema que ha militarizado la frontera, con la construcción de muros, agentes fronterizos, la presencia de la Guardia Nacional o el Ejército ", afirma el escritor.
El libro también es un mensaje para los demócratas que consideran que si se "deshacen" de Trump todo "sería mejor", sin reconocer que en los últimos 25 años ambos partidos han aplicado duras políticas que "castigan" a los indocumentados.
Este sistema, asegura, está "diseñado" para que los indocumentados fracasen en su intento por regularizar su estatus migratorio.
El libro de Bobrow-Strain también busca cambiar el mito de que los migrantes "deben de ser perfectos" para poder aspirar a vivir en este país.
Aida, quien vivió gran parte de su vida en los Estados Unidos y quien se convirtió en madre cuando apenas tenía 16 años, tuvo un hijo estadounidense del que fue separada cuando fue deportada.
Fue entonces que intentó regresar a EU para estar con su hijo y debió pasar por los centros de detención y tribunales de inmigración.
No fue una persona "perfecta", sino que, como todo ser humano, tomó "buenas y malas" decisiones en su vida, aunque no por ello no deba merecer justicia y empatía.
"Actualmente vivimos un concepto idealista, apoyado por el mismo presidente Trump de que un inmigrante debe de ser perfecto, el primero en su clase, tener perfectos grados, tener una profesión, esto frente a los malos migrantes, quienes merecen ser castigados por el solo hecho de cruzar la frontera de manera indocumentada", dice.
Coincide así con la opinión de Rosi Mendoza, una trabajadora social que le dijo en su día que los "humanos pueden cometer errores, pero los inmigrantes no".
Fue a través de Mendoza que el autor conoció en 2014 la historia de Aida, con la que quiere relatar la compleja vida y dinámica de la vida en la región, donde existen familias donde quizás uno de sus miembros es agente de la Patrulla Fronteriza y otro traficante de drogas.
También habla sobre los horrores que relatan los migrantes que han estado recluidos en un centro de detenciones y de cómo la militarización y la migración ilegal también se han vuelto una forma de vida para las comunidades fronterizas y para las compañías que firman "jugosos" contratos para operar esas cárceles.
akc