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Sabedor de que en su país la "línea entre los criminales y la gente común está difusa" el escritor mexicano Antonio Ortuño se ha metido de lleno en esta realidad en su última novela, "Olinka", un relato realista sobre la corrupción y la forma de vivir y actuar de los delincuentes de "camisa blanca".
Recién llegado de Berlín, donde vive desde hace un año gracias a una beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico, Ortuño (Zapoplan, Jalisco, 1976) reconoce a Efe que en estos meses en la capital alemana tanto él como su familia se vieron un día asombrados porque de repente se dieron cuenta de que se les "había olvidado vivir sin miedo".
Y es que, como cuenta en esta novela publicada por Seix Barral, Guadalajara es una ciudad que pasó de ser tranquila a convertirse en la "capital del blanqueo" y, al igual que en el resto del país, se ha convertido en un "campo de batalla" en el que "tanta gente se ha visto desplazada por la violencia".
En "Olinka" Ortuño se mete en la piel Aurelio Blanco, a quien presenta justo en el momento en el que sale de prisión después de pasar quince años acusado de fraude por "Olinka", una urbanización destinada a la clase social alta que se levantó gracias a negocios ilegales y métodos criminales de desalojo de las personas que habitaban esas tierras.
Un hombre nacido en una familia humilde que se casa con la hija de Carlos Flores, el empresario criminal encargado de construir este complejo, y que crece socialmente gracias a este matrimonio por el que lucha tras salir de la cárcel con la intención de recuperar no solo su familia, sino también el dinero que su suegro le prometió a cambio de asumir toda la culpa.
"Para mi era muy importante eludir la tentación fácil de cierta narrativa que hace que el personaje busque venganza a toda costa, y Blanco refleja una realidad llena de valores hacia su familia. Él tiene rencor, pero se sigue sintiendo parte de la familia", explica el autor.
Una manera de actuar que "guarda relación", según sus palabras, con la relación que tiene la clase trabajadora mexicana con la clase media , ya que la primera "busca colarse en el coliseo de los jerarcas".
Respecto a la familia política de Blanco, los Flores, Ortuño explica que para él fue "interesante" asomarse a una "familia de la élite, pero mafiosa".
"Hay varias familias como los Flores en Guadalajara -afirma- una ciudad que ha experimentado ese crecimiento inmobiliario sin tener un boom económico con torres gigantes pero con una población sin garantías laborales y sociales".
Por eso reflexiona, según aborda en la novela, "¿quién compra todo ese cemento y acero?". "Hay más rascacielos en Guadalajara que en Berlín y me parece inconcebible", matiza.
Ortuño refleja también en "Olinka" (ya a la venta también en México, Colombia o Argentina) una realidad que los medios de comunicación se encargan también de denunciar, y como también es periodista, ha navegado en las páginas de su novela en el "misterio de por qué la gente se comporta como lo hace cuando llega a un nivel de violencia tan algo que excede a los grupos criminales".
Un nivel tal que ha hecho que la "convivencia en México hace rato que está rota", concluye.
akc